El Tribunal Oral Federal N° 1, integrado por la jueza Marta Liliana Snopek y los jueces Federico Díaz y Mario Juárez Almáraz, condenó a Héctor Daniel Pereyra a 6 años y 6 meses de prisión por el delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes.

Héctor Pereyra fue condenado el pasado 16 de mayo. Antes, su primo, Damián Pereyra, y su sobrino, Nicolás Echazú, fueron condenados por el mismo delito a 6 y 4 años y 6 meses de prisión respectivamente, en un acuerdo de juicio abreviado que fue homologado el 6 de estes por el mismo tribunal de juicio.

Héctor Pereyra fue juzgado por comandar un transporte de 181 kilos de cocaína, que fue descubierto el 12 de septiembre del año pasado en la ruta 53, a la altura del paraje Corral Quemado, a pocos kilómetros de la localidad de Padre Lozano, ubicada entre Embarcación y Hickman, en el departamento General San Martín.

La droga fue hallada en un doble fondo de una camioneta Mitsubishi que había sido abandonada volcada. La investigación determinó que este vehículo era conducido por Echazú y otro integrante de la organización, quienes iban al cruce de Pichanal, paso previo a llegar a la capital salteña.

Pereyra obtenía la droga de Bolivia, a través de proveedores ubicados en Salvador Mazza, pueblo que linda con el país vecino. Esta droga era trasladada a Buenos Aires, en distintos vehículos, tanto para el transporte como para hacer de “coche puntero” para evitar controles de las fuerzas de seguridad.

La investigación se inició el primero de febrero de 2023 a partir de un informe de Gendarmería Nacional sobre la participación de Pereyra en el tráfico de drogas, y precisamente ya se había establecido que la Mitsubishi era usada en estos transportes. 

Al parecer, Pereyra se había separado de otra banda que operaba en la región del litoral y armó su propia organización delictiva, a la que sumó a su primo, su sobrino y otras dos personas. 

Héctor Pereyra, conocido con el apodo "Nepo", tenía dos domicilios. Uno es un rancho ubicado en el puesto El Dichoso, en el paraje Barrancas Coloradas, a 28 kilómetros de Alto La Sierra, en jurisdicción del municipio de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia.

En ese lugar, donde Pereyra vivía con su familia y criaba ganado vacuno, no hay buena señal de internet, pero el hombre se las ingenió para obtenerla. Montó para ello un mástil de unos 10 metros de altura, con una soga a través de la cual subía un pequeño balde de metal en el que elevaba el teléfono móvil para enviar y recibir mensajes. La fiscalía describió que Pereyra había implementado el uso obligatorio de las aplicaciones Wickr Me y Surepot para enviar mensajes vinculados al tráfico de la droga, ya que estas plataformas borran los mensajes una vez leídos.

Pese a estas previsiones, la fiscalía pudo reunir pruebas, a través de peritajes a los teléfonos secuestrados y del informe respecto a los impactos de las antenas de telefonía, lo que ayudó a confirmar los movimientos de los acusados.

De esta manera, se pudo reconstruir el derrotero de Pereyra respecto al transporte de los 181 kilos de droga y también de otros tres viajes más que tenían en común el mismo trayecto: desde el norte de Salta a Buenos Aires, lo que reforzó la hipótesis fiscal.

En los transportes, Pereyra solía hacer de “coche” puntero extra, en su camioneta Toyota Hilux. Los roles de transportista y barrido de la ruta, en tanto, se repartían entre su primo y su sobrino, siendo la Mitsubishi la más usada para el traslado de la carga.

En los alegatos, la auxiliar fiscal Carolina Aráoz Vallejos dio por acreditada la responsabilidad penal de “Nepo” Pereyra. Entre otras pruebas, destacó las intervenciones telefónicas que permitieron escuchar conversaciones referidas al tráfico de drogas. Entre otras escuchas, el rol de “Nepo” como “coche puntero” fue acreditado con un diálogo que mantuvo con su primo Damián: “¿Ya han llegado a Saravia?”, le pregunta, y luego lo apura: “métanle pata, ligerito, ahí están tomando gaseosa los milicos al costado”.

La fiscalía aseguró que la escucha que más complicó a Pereyra fue otro diálogo que tuvo con su primo después de enterarse de que la Mitsubishi había volcado. Refiriéndose a Echazú, que conducía la camioneta accidentada, "Nepo" le dice a Damián: "decile a Nico, que no me eche la culpa a mí. Que no andaba trabajando para mí”.

La auxiliar fiscal destacó que "Nepo" Pereyra no solo se ocupaba en desvincularse de este hecho sino que también intentaba recuperar la droga que había quedado en la camioneta volcada. Ese interés, dijo la fiscalía, se reflejaba en varios llamados que hizo a otros puesteros de la zona, con quienes negoció que mantuvieran refugiado a Echazú y ayuda para rescatar la camioneta y, con ello, el cargamento que llevaba.

Por último, la fiscal resaltó las imágenes de las cámaras de video ubicadas en la rotonda de Pichanal, en la que se ve a la camioneta siniestrada, y a los otros vehículos utilizados por la organización en las fechas de los viajes que la fiscalía logró reconstruir.

Pudimos reconstruir cuatro viajes, en los cuales Pereyra tuvo un rol clave, pues viajaba como puntero, con la tarea de alertar a sus otros secuaces sobre la presencia de controles”, sostuvo la fiscal, quien también resaltó el hecho de que “más allá de su apariencia rudimentaria, en realidad, tenía un manejo claro de la tecnología, suficiente como para instrumentar el uso de aplicaciones sofisticadas en el uso de celulares”.