El periodista y conductor Víctor Hugo Morales criticó la postura del secretario de Deportes, Daniel Scioli, y afirmó que le dio "una puñalada por la espalda a la propia historia de la que él se alimentó toda la vida", luego que se confirmara el Gobierno dejará de financiar los Juegos Evita, una competencia de 76 años de longevidad.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Daniel Scioli dice que habla de la vida, la lucha, de la querida Eva Perón. Lo que significa Eva Perón para la Argentina y el mundo. Pero antes una noticia: no tengo absolutamente nada personal con Scioli, pero la pucha, eh. La verdad que es muy difícil. Así fuera un amigo, creo que estaría diciendo lo mismo.
Ni el afecto podría contener la indignación que provoca este juego de lo que ustedes van a escuchar de Scioli y lo que les lea a continuación: “El Gobierno Nacional definió que no financiará los Juegos Evita, les pidió a las Provincias que se hagan cargo de costearlo y le modificarán el histórico nombre”. Esto lo cuenta el sitio Doble Amarilla:
“Tras una reunión virtual federal, se definieron una serie de modificaciones respecto a una de las competencias más longevas de nuestro país. La cartera de Turismo, Ambiente y Deporte, que encabeza Daniel Scioli, dejará de hacer la habitual inversión monetaria en los Juegos Evita, propone una reducción en el número de deportistas y delega en las provincias el financiamiento del torneo”.
“En primera instancia, la idea del Gobierno Nacional es reemplazar el nombre de la competencia, que va a cumplir 76 años de longevidad, por Juegos de Alto Rendimiento o Juegos Deportivos Nacionales". No más a los Juegos Evita.
Espanta la sola idea de imaginar a Scioli como candidato. Pudo serlo, se ofreció, le dijo a Cristina Fernández en su momento.
En el 2015 era una coyuntura casi inevitable. Parecía que era de rigor que Scioli fuera el candidato. Mirá lo que hubiera pasado.
Lo que dicen que es el comportamiento muy criticable en la relación de Cristina con Alberto Fernández, hubiera sido mil veces peor con Scioli.
Scioli y Massa son consecuencias de situaciones políticas que parecían desencadenadas hacia un final que no podía ser otro que ellos como candidatos.
Alberto Fernández, en cambio, fue una decisión total, propia, de Cristina, amasada seguramente en la relación que construyeron en los años en que Alberto Fernández se acercó a Cristina y había borrado todo lo muy duro que había dicho de Cristina Fernández y le creyó.
Pero vos fijate hasta donde te puede llevar la política, porque Alberto Fernández puede ser considerado un error de apreciación, un exceso de confianza que te hace sentir que no te va a defraudar y que, luego, las circunstancias demostraron que sí, que te defraudó.
"Una puñalada a la historia"
Pero lo de Scioli y lo de Massa eran situaciones casi insalvables en cuanto a la designación de ellos como candidatos.
Dejemos de lado a Massa que no ha provocado todo este daño, en realidad los daños que hemos contabilizado ya son suficientes de Massa jugando a favor de las derechas argentinas en el gobierno de Macri, etcetera.
Pero en el futuro no podemos decir nada porque no existió ahora ese futuro. Pero, ¿el de Scioli?
A Scioli le faltó un punto para ser Presidente. Con los votos de Evita. De Cristina, por supuesto, pero son los votos de Evita, los votos de Perón.
Andaba con La Juan Domingo cuando él estaba en discusión con el kirchnerismo. ¿Se acuerdan de La Juan Domingo? Después La Juan Domingo no se dónde fue a parar, pero una manera de combatir todo eso pero de estar fuertemente dentro del peronismo.
Terminó como embajador de Milei. Ya esto era casi invotable, pero siempre puede pasar algo peor. Se convirtió en Secretario de Deportes de Milei.
Siempre puede pasar algo peor con Scioli y con mucha gente. Porque se convirtió en el promotor de Mieli como el Premio Nóbel de Economía.
Pero resulta que siempre puede pasar algo peor, y es darle una puñalada por la espalda a la propia historia de la que él se alimentó toda la vida.
Yo no lo puedo creer. Me gustaría que salga un desmentido y digan se equivocaron, que diga que habló sonámbulo, porque es demasiado. Es demasiado.