Si hay una palabra que identifica al hincha de fútbol argentino medio es la palabra "pasión". Bien, según el mataburros devenido en Wikipedia, su origen se remonta al latín "passio", derivado del verbo patior ("padecer" o "tolerar") y vinculado también con aquello que es pasivo, es decir, que no es activo, que no actúa ni reacciona, especialmente cuando se refiere a soportar un estímulo externo (de allí, por ejemplo, la palabra “paciente”). Por esta razón, se utiliza como sinónimo de sufrimiento en ciertos contextos. Chocolate por la noticia. Las conductas pasionales de los siguientes hinchas, lo confirman:
-Siento una angustia permanente, intranquilidad, impaciencia, falta de aliento, crisis de nervios…
-¿Tenés panic attack?
-No, soy de Racing.
Esta pasión del hincha nace con uno. Conocí a un bebé que cuyas primeras palabras no fueron “mamá” ni “papá” sino “Gol de River”.
Recuerdo el comentario de aquella madre explicándome la pasión del pibe de tres años:
-Mi hijo se hizo fana de San Lorenzo, está todo el día con la camiseta de San Lorenzo, mira los partidos de San Lorenzo… Antes yo al pediatra le preguntaba cuándo el nene iba a largar el chupete.
-¿Y ahora?
-¿Cuándo va a largar a San Lorenzo?
Y la mi compañera del laburo:
-Mi sobrino es muy fana de Boca: cuando la maestra le pidió que dibujara a sus seres queridos, él dibujó a la mamá, al papá, al hermanito… ¡y a Riquelme!.
En la tradición filosófica occidental, la pasión “encarna lo opuesto del intelecto, esto es, los aspectos internos irracionales del ser humano”. Mirá vos. Ahora nos llaman “irracionales”, carentes de razón. ¡Cómo nos sacaron la ficha estos filósofos! ¡Y lo loco es que tanto Platón como Hegel, Nietzche, Schopenhauer y toda esa runfla de pensadores jamás pisó una cancha! Me recuerda a mi amigo Gogo que un día dijo:
“Para mí hay dos cosas importantes: una es Estudiantes de la Plata. Y la otra no me acuerdo”.
Para el fanático de fútbol el único equipo que existe es el suyo, niega la existencia del resto. De hecho, mientras River Plate se autoproclama: “El más grande”, Boca Jrs. ignora al resto de los equipos, afirmando que el Xeneize es “El único grande”. Y Racing, para no quedar atrás, y a fin de reivindicar sus proezas de la era del fútbol amateur, se jacta de ser “El primer grande”. Pero claro, no hace falta ser de alguno de los cinco grandes para sentirse así. También un equipo de barrio es para sus hinchas lo más grandioso que hay. Como aquél vecino hincha de Argentinos Juniors que el domingo pasado le dijo a su mujer:
-Me encantó que ganamos, por eso mañana voy a comprarme el Smart de 55 pulgadas.
-¿Y eso qué tiene que ver con Argentinos?
-Que el Bicho para mí es tan grande que ya no me entra en la tele de 42 pulgadas.
La pasión del hincha, sin embargo, es omnipresente, como quedó clarito en el diálogo de aquella pareja de novios, del barrio de Flores:
-Amo tus ojos del color del cielo, tus cabellos dorados como el trigo y tus labios rojos como la camiseta del Rey de Copas...
-¿Será posible, Nacho, que nunca puedas dejar de pensar en Independiente?
Claro que este fanatismo no conoce fronteras. Si un genio se le aparece a un tipo fana de Talleres de Córdoba y le dice:
-Os concederé tres deseos… ¿Qué deseáis, amo? ¿Oro, poder, mujeres hermosas? ¿Qué deseáis?
-La Liga Profesional, la Copa Argentina y la Libertadores.
Nada puede extrañarnos, como tampoco este diálogo ocurrido en Rosario, la semana pasada:
-No sabés, anoche entraron chorros a casa.
-¿Te robaron algo valioso?
-No, por suerte a la camiseta de Newell’s ni la tocaron.
Y en la misma ciudad, pero ayer, ocurrió en un consultorio médico que el clínico le preguntó al paciente fanático de Central:
-¿Usted es alérgico a algún alimento o medicamento?
-No, al rojo y negro, nada más.
Este fue un modesto muestrario de conductas pasionales de hinchas fanáticos de sus equipos. Si tenés alguna, sumala que la haremos popular.