Desde Londres

El gobierno de Rishi Sunak anunció que habrá un nuevo servicio anual obligatorio de carácter civil o militar si gana las elecciones del 4 de julio. El anuncio logró sorprender a todo el espectro político, incluyendo a los mismos conservadores. El servicio anual –que tiene alguna similitud con la conscripción de antaño en Argentina– se realizará al cumplir 18 años y será pago para los que opten por las fuerzas armadas y no pago para los que elijan el trabajo civil.

Sunak adelantó sorpresivamente las elecciones el martes pasado a pesar de que los laboristas le llevan 21 puntos de ventaja desde hace dos años. En esta primera semana de campaña su gobierno no ha dejado de dispararse en el propio pie con las dos manos (con suficiente puntería además para impactar los dos pies). El servicio nacional es un ejemplo: su propuesta jubilatoria otro.

El anuncio del servicio nacional obligatorio no solo desconcertó al electorado y a los medios sino que descolocó a los mismos ministros (el de defensa, por ejemplo) que no estaban al tanto de la nueva política conservadora en caso de victoria electoral.

Más allá de apelar a un vago intento de "integración de los jóvenes a la comunidad", ningún conservador consiguió explicar con claridad el objetivo de la propuesta. Si el servicio es obligatorio, ¿qué sanciones habría para los que se rehusaran a cumplir con el año?, ¿cárcel, multa, otro servicio? La mayoría de las preguntas que suscitó el anuncio quedó sin respuesta.

En un debate en la BBC hasta el corresponsal en Escocia del diario más conservador del Reino Unido, el Daily Telegraph, señaló que era una política improvisada que se convertiría en un impedimento para los supuestos beneficiarios. “No es un plan integral. Las fuerzas armadas o el Servicio Nacional de Salud y otros organismos civiles tendrán que lidiar con el entrenamiento de miles de adolescentes de 18 años que recién salen de la escuela. Si no está bien pensado y delineado serán más un estorbo que una ayuda”.

El otro tiro en el pie

El segundo tiro en el pie fue este martes con el anuncio jubilatorio. El gobierno indicó que aumentarían el umbral bajo el cual los jubilados no deben pagar impuestos con lo que algunos se ahorrarían unas 300 libras por año para el 2029.

A tantos años de distancia y en medio de la crisis del costo de la vida la promesa suena vaporosa, pero además, como señalaron de inmediato los especialistas, el anuncio no hacía más que revertir el congelamiento del umbral que impusieron el año pasado el primer ministro Rishi Sunak y su ministro de economía Jeremy Hunt.

Con la inflación de hace un año (11% anual), ese congelamiento se constituyó en un aumento impositivo de facto porque el umbral perdió terreno frente a la disparada de los precios y la lucha infructuosa de los salarios por empardarlos. Según la más respetada Fundación de Pensamiento en temas fiscales, el Institute for Fiscal Studies, la propuesta conservadora simplemente evita que los jubilados pierdan en el futuro lo que el mismo gobierno les había quitado.

La respuesta laborista

Con la amplia ventaja que tienen en las encuestas y el hartazgo que hay con los conservadores después de 14 años de gobierno, el Partido Laborista se ha dedicado desde hace un año a hacer la plancha y presentar, de vez en cuando, alguna propuesta. Conscientes de que la única manera de perder es si abren demasiado la boca y se meten goles en contra, los laboristas le dan con todo a una retórica uniforme que repite las escasas propuestas presentadas y critica a los conservadores y la caída del standard de vida después de cinco primeros ministros desde 2010.

Sobre el Servicio Nacional y el anuncio jubilatorio lo rechazaron como meros artilugios electoralistas: los especialistas, el desconcierto mediático y del público hicieron el resto. En cuanto a sus propias propuestas no se apartan de las cinco promesas hechas al electorado hace dos semanas cuando Sunak todavía no había adelantado las elecciones.

Los laboristas financiarán la inversión en salud y educación con el combate a la elusión fiscal, la eliminación de beneficios tributarios a los más ricos y exenciones a la educación privada, mantendrán la rectitud fiscal para lograr estabilidad luego del “caos conservador”, crearán un servicio de patrulla costera para controlar la inmigración ilegal y una compañía pública de energía limpia costeada con un impuesto especial a las corporaciones de gas y petróleo por sus gigantescas ganancias desde la guerra en Ucrania.

La estrategia laborista no provoca pasiones, pero les sirve para llegar al 4 de julio con enormes posibilidades de obtener una mayoría parlamentaria absoluta, tanto o más grande que la conseguida por Tony Blair en 1997. Los dos grandes encuestólogos británicos, John Curtice y Peter Kernell coinciden en que el mejor resultado al que pueden aspirar los conservadores no es a ganar sino impedir una derrota apabullante.

Los laboristas tienen 44 puntos en las encuestas y los conservadores 23. “Para revertir esta diferencia, Sunak necesita hacer una campaña espectacular y las encuestas estar tan desastrosamente erradas que tendrían el peor desempeño predictivo de la historia. Las primeras encuestas desde el anuncio de la fecha electoral muestran la misma diferencia. Y eso es lo que Sunak no puede permitirse: que las preferencias no se muevan”, resumió en un video de un minuto para la BBC Curtice.