“Todos hablan con todos.” La frase que repiten distintos referentes resume el debate sobre el futuro del actual bloque de diputados aglutinado en el Frente para la Victoria-PJ y de todo el peronismo en la Cámara baja tras el recambio legislativo del 10 de diciembre. La discusión también incluye los nombres en danza para presidir la bancada que se propone enfrentar las políticas de ajuste del gobierno de Mauricio Macri y la reconstrucción de la unidad peronista, con miras a la elección presidencial de 2019. Crece la propuesta de crear un interbloque o al menos un “espacio de articulación” para unificar criterios en el disperso peronismo sobre la propia agenda que instaló el Gobierno con sus propuestas de reformas. 

Con escasos ganadores en las elecciones legislativas de octubre, con perdedores con un caudal de votos importante y muchos relegados, el peronismo discute su futuro y el de su armado legislativo ante los embates del gobierno macrista sobre trabajadores, jubilados, economías regionales y las propias provincias.

En la Cámara de Diputados, el kirchnerismo (incluida Unidad Ciudadana), sus aliados cercanos y un sector del PJ continuaría siendo el aglutinamiento peronista legislativo más numeroso. Una bancada que, de acuerdo al desenlace final de las negociaciones, variaría desde un piso de 55 diputados y podría reunir hasta 65. Una fuerza importante, el principal bloque opositor, pero con escasas posibilidades de torcer por sí sola los debates en la Cámara baja.

El Bloque Justicialista (BJ), producto del cisma en el FpV-PJ tras la derrota electoral de 2015, aspiraba a convertirse tras las legislativas de octubre en la representación parlamentaria de una liga de gobernadores peronistas por fuera del kirchnerismo. Pero la derrota de sus principales promotores (salteños y riojanos) diluyó esas aspiraciones. Reuniría un piso de 15 bancas propias, incluido el peronismo pampeano, uno de los poco que logró revertir (por escasísimo margen) la derrota frente a Cambiemos en las primarias. Aunque se trata de un sector duramente enfrentado con el gobierno nacional y alejado de la postura “dialoguista” y conciliadora con el macrismo.

La mesa de los gobernadores peronistas será una alternativa por fuera del ámbito parlamentario en la negociación directa con el gobierno nacional. Pero también necesitarán recurrir a su representación legislativa cuando estas se frustren o los proyectos que los afectan (como varias de las reformas que planteó el Presidente la semana pasada) transiten por el Congreso.

Entre las fracciones peronistas en Diputados, el massismo fue el más golpeado en las legislativas: perdió una veintena de bancas y está cruzado por un debate interno donde no escasean los cuestionamientos a la estrategia trazada por su propio líder, Sergio Massa, y su jefa de campaña y principal espada parlamentaria, Graciela Camaño.

Aunque conservaría un interbloque de unos 24 diputados, podría perder varios de sus aliados. El peronismo chubutense (ya sin el fallecido gobernador Mario Das Neves), el vapuleado cordobesismo delasotista en su provincia, incluso los neuquinos del MPN, podrían transitar caminos alternativos. Lo que alejaría la idea original de confluir con el BJ en un peronismo refractario al kirchnerismo. 

  • Unidad en diversidad. “Desde el Gobierno se está ejerciendo una enorme presión para que en el Congreso se aprueben leyes de ajuste que perjudican a trabajadores, jubilados y a las economías regionales. Desde el peronismo les decimos que nos mantendremos firmes en nuestras convicciones y doctrina de defender a los trabajadores, al federalismo, a la industria nacional y a los que menos tienen”, sostuvo el presidente del PJ nacional, José Luis Gioja. 

El ex gobernador sanjuanino, vicepresidente primero de la Cámara baja y diputado del FpV-PJ, trabaja con ese objetivo y desempolvó una frustrada idea con la que intentó evitar una implosión de la bancada peronista tras la derrota presidencial de 2015: la creación de un interbloque. Gioja consideraba que esa organización parlamentaria les daría cabida a todas las corrientes internas, con la posibilidad de aglutinarse en políticas comunes y disentir en otras. “Pero ahora también juegan los gobernadores”, dijeron cerca suyo a PáginaI12, para remarcar las dificultades para recrear el objetivo.

En el mismo sentido, aunque con una postura algo menos ambiciosa, se pronuncian otros gobernadores peronistas con mejor relación con el kirchnerismo y que, al igual que los sanjuaninos, pueden exhibirse triunfadores en sus distritos, como formoseños y catamarqueños.

“No existe predominio de nadie. Necesitamos un espacio de articulación para zanjar heridas y posiciones irreductibles. Sentarnos en una mesa para discutir una agenda parlamentaria, la que instaló el propio Macri, y frente a la responsabilidad ineludible de frenar estos proyectos contrarios a la doctrina peronista”, explicaron desde esos sectores.

“No podemos esperar a que se genere un liderazgo para ir detrás de él. Es una ilusión que por ahora no se va a dar”, insistieron ante PáginaI12.

La idea de generar “un espacio de articulación” que aglutine “al 60 por ciento de quienes votaron en contra del ajuste macrista” va dirigida no solo al peronismo. El amplio abanico incluye a las distintas representaciones provinciales peronistas, sectores afines como el Movimiento Evita y los puntanos que responden a los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá (con bloques propios), y hasta ex aliados como los santiagueños del Frente Cívico y los misioneros del Frente para la Concordia, con dificultades para negociar de igual a igual con el poder central. Algo que –sostiene– “tampoco resultaría indiferente” para un sector del massismo.

  • Danza. Los nombres que comenzaron a surgir para dirigir la bancada del hasta ahora FpV-PJ también están asociados a la forma de construcción de la tarea legislativa que pueda sumar la mayor cantidad de voluntades y bancas para resistir el ajuste lanzado desde el Gobierno.

Uno de los nombres que surgió, fue el del santafesino Agustín Rossi, el ex jefe da la bancada de FpV de probada trayectoria en situaciones disímiles: desde conformar mayorías en los albores de los gobiernos kirchneristas cuando no la ostentaba hasta representar al oficialismo en minoría frente a toda la oposición aglutinada en el llamado Grupo A. Rossi viene de conseguir una banca de diputado tras vencer en una interna que reunió al grueso del peronismo santafesino y contaría con el apoyo del PJ porteño, que transitó una experiencia similar: abroquelar a la mayoría del peronismo en un mismo espacio que dirimió sus candidaturas en una interna y que incluyó a sectores no peronistas dispuestos a enfrentar al macrismo. El ex ministro de CFK afirma que “no hay que excluir de antemano a nadie que esté dispuesto a resistir las políticas de ajuste del Gobierno”.

Otro de los nombres en danza es el del ex ministro de Economía Axel Kicillof. Quienes lo proyectan como candidato le reconocen su capacidad para discernir temas de su especialidad  y la “independencia de criterio” –a pesar de tener línea directa con CFK– a la hora de buscar consensos. Además de haber puesto el cuerpo en la campaña electoral, acompañando a candidatos en todo el país.

En la lista también figura el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. El ex intendente de La Matanza llega a la Cámara baja en la lista de Unidad Ciudadana, pero en su entorno afirman que en estos momentos está más ocupado por resolver la futura conducción del PJ provincial. Una definición que puede o no tenerlo a él como conductor, pero que –sostienen– “apunta a consolidar la mayor unidad del peronismo. Una tarea que indudablemente repercutirá en el ámbito parlamentario”.

Tampoco se descarta el nombre de una mujer, sobre todo si CFK logra tallar en la definición, que tiene fecha de vencimiento: el 10 de diciembre, cuando asuman los diputados electos en octubre y queden conformadas las bancadas políticas.