Según testimonios y denuncias de cientos de personas, los abusos sexuales eclesiásticos no conocen fronteras, suceden en todas partes del mundo donde la “Santa Iglesia Católica" tiene sedes. “Me acuerdo que el cura de mi pueblo le tocaba las piernas a las chicas en el colegio”, dice María Baratta, que nació en Terravecchia, Italia y hoy vive en Argentina. En 2016, más de 20 alumnxs de Instituto Próvolo de Mendoza para chicxs sordxs denunciaron haber sido abusadxs sexualmente por los curas Nicolas Corradi y Horacio Corbacho. Durante años la Iglesia Católica ocultó los abusos que se cometieron. La Justicia mendocina los condenó a 42 y 45 años de prisión, respectivamente, aunque la Iglesia sigue negando los hechos.

Durante 15 años, Mailín Gobbo fue abusada por el ex cura Carlos Eduardo José, acusado de “abuso sexual gravemente ultrajante” agravado por su cargo eclesiástico en el Instituto San José Obrero de Caseros. José hoy se encuentra prófugo porque en una primera instancia la justicia lo dejó en libertad.

En 2017 la Corte Suprema condenó a 15 años de cárcel al cura Julio César Grassi, a pesar de que su abogado Miguel Angel Pierri, quien cada tanto se pasea por los canales de noticias como una “figura respetada”, realizó jugadas ilegas y aprietes a uno de los sobrevivientes de abuso que denunció a Grassi, mientras se desarrollaba el juicio en su contra.

“Grassi negó sistemáticamente todas las acusaciones. Fue condenado en 2009 a 15 años de prisión por los delitos de abuso sexual agravado, y encarcelado en 2013 hasta la actualidad. Luego fue condenado nuevamente a dos años más de prisión por el delito de malversación de fondos de la Fundación Felices los Niños y por el desvío de donaciones a la cárcel. Grassi es el primer sacerdote en estar dentro de los registros nacionales de violadores, que aún puede oficiar misa, porque no fue expulsado de la Iglesia, ni se lo redujo al estado laical. En el 2028 quedará en libertad”, explica la fotógrafa Tamara Gringberg.

Ella investigó el caso Grassi y realizó un trabajo fotográfico titulado “Lo que puede un cuerpo” en el que registró los restos donde funcionó la fundación. Las fotos “cuentan del desgarro, del desangre y la tortura en manos del Padre Grassi que, hasta el día de hoy, afirma que Bergoglio lo apoya desde 2009 y nunca le soltó la mano”, asegura. Las imágenes que conforman el corpus de trabajo fueron realizadas entre 2016 y 2023 dentro del predio que pertenecía a la Fundación.

Las imágenes que conforman el corpus de trabajo fueron realizadas entre 2016 y 2023

¿Cómo te surgió la idea de realizar este trabajo?

--Empecé a hacer fotos como mero registro, a leer, a investigar y a profundizar acerca del caso. Luego pensé que mis tomas podrían hacer algo más que cristalizar el estado calamitoso de las cosas. Así se me hizo evidente que, a través de las ruinas, se puede romper el muro de silencio levantado por el Padre Julio César Grassi y sus secuaces. Mis fotos intentan hablar de la oscuridad y lo pesado que puede ser el aire; también de lo incruzable que puede tornarse un bosque, un camino, una casa o una habitación cuando el terror abunda.

¿Cómo fue el proceso de investigación?

--Lo primero que hice fue empezar a googlear, después de seis meses aproximadamente de recolectar información me decidí y le escribí a Miriam Lewin, periodista de investigación que sacó el caso a la luz en Telenoche Investiga allá por los 2000. Desde ahí comenzamos a trabajar juntas, además ella me contactó con Juan Pablo Gallego, fiscal y querellante en la causa. Aprovecho para contar que en el marco de la exposición estaremos el día 15 de junio lxs tres dando una charla por primera vez, quedan todxs invitadxs.

¿Qué información pudiste recolectar?

--La Fundación Felices Los Niños fue una obra solidaria a cargo del Padre Julio César Grassi. Comenzó a mediados de los 90 con el apoyo del Gobierno Nacional y Provincial. Empresarios de renombre y grandes medios de comunicación apoyaron el proyecto. Cinco millones de dólares y 65 hectáreas cedidas en 1993 por el entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo, fueron el puntapié inicial.

La Fundación tenía su sede en el partido de Hurlingham hasta 2001.

INfelices los niños 

Felices Los Niños tuvo su sede principal en el partido de Hurlingham, Provincia de Buenos Aires. El cura estuvo a cargo desde 1993 hasta que fue destituido en 2001 por el obispo de Morón Justo Laguna después de tomar estado público las acusaciones por abuso de menores. Hubo alrededor de 6.300 niñes en 17 hogares distribuidos en todo país hasta 2002.

Julio César Grassi fue denunciado por primera vez en 1991. Si bien el rechazo social fue de gran magnitud, tuvo un sostén político, económico y mediático como pocos personajes nefastos de la historia argentina. Siendo procesado por pedófilo fue a los programas de mayor rating del país, tuvo voz y tuvo presencia. Con soberbia dio el nombre real de una de sus víctimas por televisión en vivo. Les insultó, les descalificó y a cambio, recibió la mirada compasiva de grandes influyentes de la televisión local.

¿Qué valor le dan las fotografías a tu investigación y en qué momento y lugar fueron tomadas?

“Lo que puede un cuerpo” es un Proyecto fotográfico que mancomuna el trabajo de investigación de la periodista Miriam Lewin y el desempeño como tenaz impulsor y acusador de la causa del doctor Juan Pablo Gallego. Miriam Lewin junto con el equipo de Telenoche Investiga - programa televisivo de Canal 13 - denunciaron por abuso sexual y corrupción de menores a Julio César Grassi con el testimonio de una de sus víctimas en el 2002. Obtener verdad y justicia ha sido quizás la mejor terapia para quienes padecieron sus crímenes, como lo señaló el abogado en su informe final al pedir la condena. Las fotografías que conforman el corpus de trabajo fueron realizadas entre 2016 y 2023 dentro del predio que pertenecía a Fundación Felices Los Niños. Los lugares fotografiados son: El hogar “Los Juanitos” donde vivían los niños de entre 6 y 12 años. La capilla y la última oficina que ocupó Grassi. La importancia de este trabajo radica en la necesidad de generar imágenes que ayuden a construir sentido frente a la opulencia del poder político-económico de los pederastas y la Iglesia como incubadora de estos.

A raíz de tu investigación, ¿pudiste conectar con otros casos de abuso sexual ecleciastico?

--Sí, el abuso sexual infantil y la corrupción de menores, se presentan como casos aislados y sin embargo hay que ponderarlos como estructurantes. La Iglesia y el Estado vehiculizan la perversión y la violencia contra les niñes. Si bien mi trabajo está concentrado en los casos de abusos en manos de Grassi podemos citar otro caso controversial: el cura Lorenzo, ex capellán Penitenciario y confesor de Julio Grassi está siendo investigado por abuso sexual infantil y corrupción de menores. Estos casos como también el del Instituto Próvolo confirman que son parte fundacional de una estructura superior conformada por los sectores de mayor poder social, económico, mediático y eclesiástico. Tanto en el modus operandi, el hostigamiento que recibieron las víctimas que se animaron a hablar, como así también el accionar judicial encubridor, dan cuenta del sentido estructurante de los pedófilos dentro de la iglesia siendo un grave error pensarlos como casos aislados sin vinculación.

¿Cómo considerás el accionar de la justicia frente a estos casos?

--La justicia en ambos casos trató de favorecer a los imputados, como contrapunto a las víctimas se las re-victimiza. Ezequiel, tras denunciar los abusos de Grassi tuvo que prestar declaración siete veces durante el proceso judicial. León, víctima de Lorenzo fue amenazado en diversas oportunidades y sus padrinos intimidados, al límite de disponer la justicia un allanamiento aleccionador a los denunciantes. Los curas pederastas lograron postergar su declaración en sede judicial mientras el andamiaje judicial desgastaba a las víctimas. Lorenzo y Grassi están señalados por abusos sexuales agravados y corrupción de menores. Ambos –Grassi con condena firme-, están sostenidos y protegidos por el poder, los medios y la iglesia. Los curas y sus abogados, Pierri, Gascón, la fiscal Ana Medina se comportan como mafias, capaces de introducir pruebas falsas, inducir a supuestas retractaciones y amenazas varias. Maniobras como las de Medina, encajonando la causa 10 años, son moneda corriente en la justicia cuando se trata de curas abusadores. (Ana Medina también tiene antecedentes de encubrimientos de casos de gatillo fácil).

Las fotografías están tomadas en el hogar “Los Juanitos” donde vivían los niños de entre 6 y 12 años, la capilla y la última oficina que ocupó Grassi.

¿Cómo actuaron los pederastas?

--Como estrategia principal intentaron desacreditar a las víctimas. Ambos pederastas tienen un odio de clase que le transmiten a les niñes de maneras perversas. Grassi les decía: “Su único destino fuera de la obra será robar, matar y fumar paco”. Lorenzo le dijo a León: “Negro miserable, sos la porquería, si me animo a tocarte es con mucho cuidado no vaya a ser que me contagie de alguna enfermedad.”

Ambos elegían un séquito de niños a los que sumaban a fiestas, Grassi además los paseaba por los canales de televisión. Lorenzo esperaba a que termine la misa y los encerraba en la parroquia a “jugar”. Todo un sistema montado con el único fin de perpetrar estos delitos. El gabinete pedagógico de Fundación Felices los Niños estaba conformado por dos ex policías: Juan Domingo Pérez y Carlos Carballo. León cuenta que de los “juegos” también participaba un hombre no vidente que incitaba a los niños a “soltarse” y tener relaciones con el cura.

La muestra "Lo que puede un cuerpo" cuenta con la curaduría de Cecilia Nisembaum y puede visitarse en el Parque de la Memoria (Av. Costanera Rafael Obligado 6745, CABA) de martes a domingos y feriados de 11 a 17 hs. en la Sala PAyS (Prensentes Ahora y Siempre).