PáginaI12 En España
Desde Barcelona
Ahora es la justicia belga la que decidió cómo sigue el curso de los acontecimientos en el proceso independentista de Cataluña. El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y los cuatro ex consellers de su gobierno destituido por el Ejecutivo español recibieron la noticia de su libertad provisional tras cinco horas de declaración ante un magistrado en Bruselas que debía decidir si rechazaba o no la euroorden de búsqueda y captura dictada por la Audiencia Nacional de España.
El ex presidente catalán y sus ex consejeros Antoni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret, declararon ayer después de haberse presentado voluntariamente ante la policía belga y, finalmente, quedaron en libertad con cargos y medidas cautelares como la retirada del pasaporte y la obligación de comunicar al magistrado dónde de alojan durante su estancia en Bélgica.
La Fiscalía de Bruselas había ordenado la detención del ex Ejecutivo catalán exiliado allí desde el lunes pasado, como paso previo a designar un juez de instrucción que les tome declaraciones pero, con su entrega voluntaria, Carles Puigdemont se adelantó y evitó la imagen del arresto, la cual solo vendría a empeorar su ya de por sí extremadamente delicada situación. El jueves pasado, ninguno de los cinco ex miembros del gobierno catalán acudió a la citación de la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, para declarar como investigados por rebelión, sedición y malversación. Al igual que al ex vicepresidente de Cataluña, Oriol Junqueras, y a los siete ex consellers- encarcelados ese jueves, inmediatamente después de su comparecencia en el tribunal de Madrid- la magistrada acusa a los exiliados en Bruselas de alentar un movimiento de “insurrección activa” en Cataluña, a través de concentraciones “tumultuarias”, convocatorias masivas “para impedir a la policía cumplir con sus funciones” y escraches a la Guardia Civil, en paralelo con la promoción de la idea del derecho de autodeterminación de la región.
Si la vía judicial no se detiene y en cuestión de días resolvió lo que para otras causas- la gran trama Gürtel de corrupción del Partido Popular, por ejemplo- se toma años o, incluso, décadas; la vía política tampoco puede quedarse atrás en la carrera vertiginosa que tiene a Cataluña con la lengua afuera desde hace dos meses. Mañana vence el plazo para la presentación de coaliciones de cara a las elecciones regionales que el Ejecutivo central convocó el 21 de diciembre. Los partidos cuentan con menos tiempo que nunca para formar listas, redactar programas y lanzarse a la calle a convencer votantes, así que este fin de semana lo pasaron todos reunidos en sus comités buscando nombres y propuestas que representen su posicionamiento ante lo que parece decidirse en estas urnas: la continuidad o la interrupción del proceso independentista.
El partido de Puigdemont sigue queriendo a Puigdemont, aunque esté en el extranjero. Ayer el PDeCAT decidió que el ex president sea su candidato a las elecciones del 21 de diciembre pero, además, abogó por una lista unitaria independentista “que incorpore a todas las sensibilidades”, según indicó la coordinadora del partido, Marta Pascal. Siguiendo lo defendido por su líder, quien desde Bruselas aseguró que estaba dispuesto a concurrir a los comicios aún desde el exilio, la coordinadora del PdeCAT aseguró que el programa electoral de la lista única debe incluir “la libertad con mayúsculas de Cataluña, la amnistía para los presos políticos y la recuperación total de las instituciones catalanas con el fin del 155”. Asimismo, Pascal reivindicó que formen parte de la lista todos los ex consejeros -entre ellos, el ex vicepresidente y líder de Esquerra Republicana (ERC), Oriol Junqueras-, así como los líderes de Òmnium y la Assamblea Nacinal Catalana, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, en prisión desde el pasado 16 de octubre.
Entre las demás formaciones secesionistas, sin embargo, no está tan claro el deseo de una candidatura conjunta o no, al menos, en los mismos términos con los que ganaron las elecciones de 2015. En opinión de ERC, la nueva lista unitaria tendría que sumar a la formación anticapitalista CUP y a una parte de Podem, la fracción catalana de Podemos, a la coalición con la que gobernaba Cataluña junto al partido de Puigdemont. Este sábado, dejando las sillas vacías de Oriol Junqueras y los ex consellers encarcelados, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, reclamó al Estado la puesta en libertad de los presos políticos para “legitimar” el 21D. “No podemos ir a unas elecciones con los principales líderes políticos y sociales en la cárcel”, declaró aunque matizando que se presentarán igualmente y que “el independentismo volverá a ganar”.
Los “comuns”, como se conoce a los militantes del partido de Ada Colau, Catalunya en Comú, también decidieron qué camino seguir hacia las urnas de diciembre y, una vez más, lo resuelto fue no sumarse al carro de los independentistas y no participar en la lista unitaria que proponen. Aunque acordando con PDeCAT y ERC ciertos puntos del programa electoral, como la exigencia de libertad para los ex consellers y los líderes de Òmnium y la ANC o el fin del artículo 155 de la Constitución que llevó a la intervención de Cataluña, los “comuns” se niegan a la candidatura conjunta porque “hay que pasar página de plebiscitos y listas unitarias que sólo han dado continuidad a las políticas de recortes de Convergència (nombre anterior del partido de Puigdemont), según afirmó la portavoz de Catalunya en Comú, Elisenda Alamany.
La propuesta de los de Ada Colau es una lista común pero con Podem, bajo el liderazgo de Xavier Domènech, con la intención de “formar nuevos consensos y devolver al centro la agenda social postergada”. Todo dependerá de lo que durante esta semana ratifiquen en una consulta las bases de ambas formaciones, lo mismo que la CUP, que esperará hasta el domingo próximo para que sus militantes se pronuncien, haciendo caso omiso a los plazos apurados que impuso Rajoy con unas elecciones inmediatas. Los partidos unionistas, eso sí, ya tienen todo preparado y PP, Ciudadanos y Socialistas ya arrancaron su pre-campaña, sin perderse ni un minuto de la posibilidad de luchar contra la separación de España.