“En un mundo en el que una cuarta parte de las mujeres no puede decir no a las relaciones sexuales con su pareja y casi una de cada 10 no tiene voz ni voto en materia de anticoncepción, 800 mujeres mueren cada día dando a luz, una cifra preocupante que no ha variado desde 2016. Casi 500 de esas muertes evitables al día se producen en países que viven crisis humanitarias y conflictos.” La cifra alarmante se presenta en el informe Vidas entrelazadas, hilos de esperanza, del Fondo de Población (UNFPA), la agencia para la salud sexual y reproductiva de Naciones Unidas, donde se alerta sobre los roles que desempeñan el racismo, el sexismo y otras formas de discriminación en el bloqueo de los avances en materia de salud sexual y reproductiva. El organismo también revela una grave desigualdad entre diferentes países, “ya que más de la mitad de las muertes maternas, un 62%, se producen en países que se encuentran en estado de crisis o de conflicto”.
La disparidad es abrumadora entre el Norte y el Sur, el Oeste y el Este del mundo, en todo lo relacionado con anticonceptivos, servicios de parto seguro, atención respetuosa a la maternidad y otros servicios esenciales, subraya el documento. "El mundo avanzó cero en salvar a las mujeres de muertes evitables en el embarazo y el parto", dijo Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, y detalló que por primera vez se recopilaron datos sobre si la autonomía corporal de las mujeres se estaría fortaleciendo con el tiempo. Son las niñas y las mujeres pobres quienes tienen más probabilidades de morir prematuramente por la insuficiente atención sanitaria si pertenecen a grupos minoritarios o están atrapadas en un entorno de conflicto.
Entre los colectivos más afectados se encuentran las mujeres afrodescendientes de América, con mayor tasa de mortalidad materna que las mujeres blancas, lo que se evidencia especialmente en los Estados Unidos, que triplica la media nacional. “Las minorías indígenas y étnicas también se enfrentan a elevados riesgos relacionados con el embarazo y el parto”, subraya el informe. En Europa, Albania por ejemplo, más del 90% de las mujeres romaníes de los grupos socioeconómicos más marginados tenían graves problemas para acceder a la atención sanitaria, frente a sólo el 5% de las mujeres de etnia albanesa de los estratos más privilegiados.
Además, concluye el informe, las mujeres con discapacidad tienen hasta 10 veces más probabilidades de sufrir violencia de género, y las personas “de diversa orientación sexual y expresión de género se enfrentan a importantes actos de violencia y obstáculos para recibir atención”.