"Lo único que quiero es poder decirle a mi nieto que se hizo justicia por su mamá". A casi tres años del asesinato de Rocío Romano, su madre manifestó el desgarro que siente desde el 19 de septiembre de 2021 y solo pide que la justicia dé con quienes le dispararon esa noche, cuando la joven llegaba con su hermana a una fiesta en barrio Tablada. "Era su primera salida desde que había sido mamá, hacía un año y medio. Era muy joven, tenía 20 años... tenía derecho a salir", sostiene Patricia, al tiempo que lamenta que "las redes son muy crueles y hubo comentarios sobre qué hacía una chica de esa edad, con un hijo, y saliendo. Muchas veces las víctimas son las primeras juzgadas".
Patricia es madre de cinco hijos. Rocío era la más chica de las mujeres, militaba en el Frente de Organizaciones en Lucha y estaba planeando terminar sus estudios en un Eempa, pero los útiles quedaron sin estrenar. La familia vive en el barrio San Francisquito. "Mi marido es albañil, yo también milito en una organización, y siempre intentamos darles lo mejor. Estamos orgullosos porque criamos cinco hijos de bien, dos ya son grandes y viven con sus parejas. Nos costó, nunca tiramos manteca al techo, pero no les faltó un plato de comida. Hoy como padres vivimos esto mal, quien haya perdido un hijo sabe cómo se siente".
Esa noche Rocío salió con su hermana. "Ellas estaban en un cumpleaños y un chico que conocía Rocío desde hacía poco le mandó la ubicación de una fiesta. Ellas fueron con otros dos amigos, en dos motos y apenas llegaron, no sé si fue el destino o mala suerte, pero bajaron de la moto y cuando estaban en el cordón de la vereda pasó una moto con dos personas y empezaron a disparar. Una bala le dio a mi hija en el tórax. Subieron a la moto, pero a los pocos metros ella se cae. Mi otra hija la abrazó y un auto que pasó las subió, pero cuando llegó al hospital ya estaba sin vida. Murió en los brazos de su hermana", lamenta Patricia sobre lo ocurrido en Colón y Centeno.
La joven tenía un bebé de un año y cinco meses, que hoy tiene cuatro años y vive con Patricia. "Esa es mi desesperación, porque llegado el momento yo tengo que contarle la verdad a mi nieto y me gustaría que cuando llegue ese día, pueda decirle que se hizo justicia". Además, Rocío militaba en la FOL, donde era parte del área de niñez. "Ella estaba en la guardería. Las familias salían a trabajar y ella quedaba a cargo de los niños de sus compañeros y compañeras, y ahí podía llevar a su hijo. Era una chica feliz. Fue responsable por su hijo, le dedicó todo su tiempo. Como familia la acompañamos siempre", cuenta su mamá, al recordarla.
Para Patricia, la justicia es "muy lenta, es desesperante. Sé que es una causa complicada, pero no creo que sea imposible de resolver. Sigo luchando, golpeando puertas y así conseguimos que la gestión anterior del gobierno provincial ofreciera recompensa para quienes puedan dar datos del caso, pero se debería actualizar (tal como pidieron también desde Fiscalía) ya que hoy quedó muy baja. Nadie se va a arriesgar por un millón de pesos". El caso está a cargo de la fiscal Georgina Pairola.
Además, la mujer está agradecida con el Centro de Asistencia Judicial (CAJ), que la viene acompañando en el derrotero. "Cuando pasan estas cosas es muy duro: por un lado, te destroza el alma, y además tenés que aprender cosas nuevas, salir a buscar qué se puede averiguar y es muy complicado", asegura. "No queremos venganza, sino justicia, aunque sé que nada me va a devolver a mi hija, ni la mamá a mi nieto, pero sí necesitamos alivio de saber quién le sacó la vida tan injustamente".