A oscuras y con gran parte de los senadores ya ausentes del Palacio, el gobierno nacional consiguió finalmente las firmas para dictaminar su Ley Bases y paquete fiscal. Fue una odisea de altibajos que comenzó con la concesión a los patagónicos para subir el piso de Ganancias - que destrabó el paquete fiscal -, continuó con la negativa de Martín Lousteau y José Carambia a firmar dictamen - que dejó a La Libertad Avanza sin número para dictaminar Ley Bases - y finalizó tarde a la noche con la visita de Guillermo Francos. El flamante jefe de Gabinete arribó con los puños llenos de promesas y nuevas ofertas que lograron terciar la voluntad del santacruceño Carambia y, así, generar un efecto dominó entre las voluntades restantes. Solo los radicales Lousteau y Maximiliano Abad, además de los senadores peronistas, no acompañaron el dictamen de mayoría del oficialismo: presentarían su propio dictamen en los próximos días.

"Les dicen abecedario a ustedes, muchachos. Porque no tienen número", le gritó, irónico, un senador peronista a uno radical cuando se cruzaron en el pasillo minutos antes de que comenzara el plenario de comisiones del Senado. La incertidumbre era absoluta: el gobierno estaba empecinado en dictaminar aquel día y ya había enviado a circular el dictamen de Ley bases para su firma. Habían incluido la mayoría de los cambios pedidos por la UCR y el reclamo de los patagónicos por Ganancias, pero el número no estaba. "Ojalá tengan la generosidad de acompañarnos. El que gana gobierna, el que pierde acompaña", deslizó Bartolomé Abdala, presidente de la comisión Legislación General (y presidente provisional del Senado), ante la mirada atónita de Guadalupe Tagliaferrri (PRO), que se reía y negaba con la cabeza.

El gobierno tenía un problema: Martín Lousteau y el santacruceño José Carambia habían definido que presentarían sus propios dictámenes de minoría, pero no todavía, sino en unos días. Así, al dejar abierta la fecha de presentación del despacho, los senadores habían hundido las esperanzas del oficialismo de conseguir el número necesario para cerrar la jornada con un dictamen. ¿Por qué? Porque el gobierno necesitaba tener 9 firmas en la comisión de Legislación General, 9 firmas en Presupuesto y 10 en Asuntos Constitucionales. Es decir, la mitad más uno de cada comisión. No importaba para qué dictamen fuera la firma - podía ser del oficialismo, pero también un dictamen de rechazo -, pero las firmas tenían que estar. Atentos a esta matemática, UxP no había firmado nada y el gobierno necesitaba sí o sí del acompañamiento de Carambia, Losuetau, Tagliaferri, Abad, Carambia y Edgardo Kueider. Podían darse el lujo de perder una, pero no dos.

Como faltaban esas dos firmas, el acompañamiento del resto de los indecisos se había vuelto "irrelevante" - como calificaron ellos mismos -, por lo que ni Abad ni Tagliaferri ni Kueider querían firmar el dictamen del oficialismo con disidencias. La única excepción fue el fueguino radical, Pablo Blanco, que terminó ordenándose detrás del resto de la bancada radical y firmó el dictamen de la Ley Bases. A cambio había conseguido que Tierra del Fuego continuase no pagando Ganancias.

Ante la ausencia de firmas, Abdala pidió convocar a un cuarto intermedio para continuar negociando. El titular del bloque de LLA, Ezequiel Atauche, llevó a rastras a Carambia a un despacho oficialista a reunirse con el vice jefe de Gabinete, José Rolandi. El santacruceño estaba de buen humor: reclamaba que modificaran la Ley de Minería de forma tal de aumentar las regalías para las provincias (él pedía subirlas de 3 a 15 por ciento, pero con un 5 por ciento cerraba). Este cambio, sin embargo, tenía que incluirse en el paquete fiscal que se debatía en la comisión de Presupuesto, a la que él no pertenecía. Pero era la llave para poder dictaminar Ley Bases y el oficialismo terminó concediéndosela.

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