Un oficial de la Policía porteña mató de un disparo en el pecho a un hombre en un bodegón de Congreso. El hecho ocurrió en la noche del martes cuando el oficial acudió al local por una pelea entre la víctima y su madre, y quedó registrado por la cámara de seguridad del restaurante. Allí se ve que el hombre amenaza al policía con un cuchillo y el agente, que no puede controlarlo, termina abriendo fuego incluso ante la presencia de clientes y trabajadores del lugar. El gobierno porteño salió a hacer una defensa cerrada del policía, que quedó detenido y declarará en los próximos días. 

Claudio Miño es el nombre del oficial que este martes mató de un disparo al hombre de 44 años, identificado como Carlos Morales. El policía de la Comisaria Vecinal 1B llegó a "Último Bodegón", restaurante de Callao y Rivadavia, alrededor de las 22 50, convocado por un llamado al 911 que alertaba sobre una pelea violenta en la vereda. Según la versión policial, el agente se encontró con que se trataba de una mujer y su hijo, y pidió a la mujer que se resguardara en el local. Morales habría ingresado detrás de ella, por lo que el policía los siguió. 

A partir de allí comienza la secuencia que quedó registrada en la cámara de seguridad del local, en la que se ve, primero, cómo el hombre levanta una silla y amenaza al policía con pegarle, a lo que el agente responde sacando su tonfa. La pelea prosigue por todo el local y durante dos minutos más en los que Miño llega a pegarle golpes de puño y con la tonfa a Morales, sin lograr controlarlo en ningún momento. En el medio, el hombre agarra un cuchillo de una de las mesas del bodegón y amenaza al policía, que responde apuntándole con su arma reglamentaria

El momento exacto del disparo no quedó registrado en las imágenes ya que se produjo en una "zona ciega" de la cámara. A las 22.55, sin embargo, sí se observa el resplandor del disparo y cómo varios de los comensales salen corriendo del local. Entre ellos se encontraba José Peluc, diputado nacional de La Libertad Avanza, que también captó parte de la secuencia con el celular, aunque tampoco se observa el momento del disparo. Según las fuentes policiales, la bala ingresó por el pecho de Morales, que fue traslado al Hospital Ramos Mejía, donde finalmente falleció. 

Desde el Ministerio de Seguridad porteño salieron a realizar una rápida defensa del accionar de Miño luego de que se viralizaran las imágenes. El primero fue el propio ministro, Waldo Wolff, que manifestó en su cuenta de X su "respaldo" al oficial que, según el funcionario, obró "en función del protocolo", ya que sólo disparó tras dar la voz de alto y "después de insistir en reiteradas oportunidades que deponga su actitud amenazante". Del mismo modo se expresó el jefe de la Policía, Diego Kravetz, que aseguró que Miño "se vio obligado a aplicar el protocolo y utilizar la fuerza letal". 

El "protocolo" en el que se apoyan los funcionarios para justificar el accionar del oficial es conocido en el mundo como la "doctrina Tueller", denominada así por su ideólogo, Dennis Tueller, un policía de Utah, Estados Unidos. Esa doctrina indica que cuando un "agresor" se acerca a menos de 21 pies --poco más de 6 metros-- del agente, éste puede ver en riesgo su vida y disparar. En declaraciones a diversos medios, el propio Kravetz habló explícitamente de esa doctrina de los "21 pies" en el marco de "protocolos internacionales".

Las imágenes, sin embargo, dejan varias preguntas abiertas sobre el accionar del agente ante Morales, que se encontraba en clara situación de desequilibrio emocional, en particular si se tiene en cuenta el desenlace fatal de la secuencia. Con golpes de puño, tonfa y arma incluida, durante dos minutos el oficial no pudo controlar a un hombre que lo amenazaba con un cuchillo, y luego terminó disparando en un local en el que había clientes comiendo y empleados trabajando. En las imágenes de la cámara de seguridad se observa, además, que menos de un minuto después del disparo llega un contingente de policías a modo de refuerzo, que podrían haber controlado la situación de otro modo. 

Wolff aseguró que esperaban que la Justicia liberara a Miño "a la brevedad" para dejarlo "volver a sus funciones", pero lo cierto es que, al cierre de esta edición, el oficial continuaba detenido. La causa quedó a cargo de la jueza Érica María Uhrlandt, del juzgado Criminal y Correccional N°53, que dio intervención a la División Homicidios de la Policía Federal. 

Aunque las primeras líneas de la cartera de Seguridad nacional no se expresaron sobre el hecho, sí lo hizo Fernando Soto, director de Normativa y Enlace Judicial del Ministerio, hombre de confianza de Patricia Bullrich. Soto aseguró que el oficial "disparó para defender su vida", que "cumplió con su deber y obró en legítima defensa", por lo que "debe estar libre y absuelto". El abogado es el defensor del policía Luis Chocobar y, entre otros, representó a los tres agentes de la fuerza porteña condenados a prisión perpetua por el asesinato de Lucas González