Desde Ciudad de México 

La candidata presidencial de Cuarta Transformación, la científica y ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum, cerró su campaña electoral este miércoles de cara los comicios del domingo con un acto multitudinario en el tradicional El Zócalo, la histórica plaza ubicada en el centro de la Ciudad de México, frente a la catedral. 

"Me comprometo a guardar el legado del presidente López Obrador," proclamó quien se postula al frente de una coalición centroizquierdista integrada por MORENA, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). 

“En México quedó atrás el neoliberalismo,” expresó la mandataria, mientras sus seguidores gritaban "¡Presidenta!" "¡Presidenta!". Sheinbaum agregó que el pueblo de México no quiere regresar al pasado, debido a que funciona el “humanismo mexicano” de la mano de la justicia social.

Certezas

En México no hay guerra de encuestas. Todos los sondeos, de propios o extraños, vaticinan una victoria holgada de Sheinbaum. Pronósticos conservadores, como el más reciente realizado por el diario El País de España vaticinan una distancia de 18 puntos porcentuales sobre su rival inmediata, mientras que algunas consultoras llegaron a extender este margen hasta los 32 puntos.

Como sea, segunda y lejos se ubicaría Xóchitl Gálvez, candidata de la alianza conservadora entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Gálvez, senadora de la bancada del PAN, eligió presentarse frente a la ciudadanía como una “candidata independiente”, buscando mostrar cierta autonomía frente a los desgastados partidos tradicionales. De hecho, la crisis es tan profunda que el PRI, el partido que modeló todo el siglo XX mexicano, por primera vez no contará con una candidatura propia. Con una campaña accidentada, resistida por sectores de su propia coalición, y tras dar numerosos pasos en falso en los tres debates presidenciales, Gálvez no logró nunca convertirse en una opción competitiva.

Tercero, según los sondeos, se ubicaría Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano (MC). Máynez, antiguo miembro del PRI y también del PRD, apunta a terciar en unas elecciones polarizadas, sobreactuando un discurso progresista, y disputando sobre todo el voto de las juventudes y de eventuales desencantados. Su campaña tuvo un giro trágico el 22 de mayo, cuando en el estado de Nuevo León una ráfaga de viento desplomó la tarima en que se desarrollaba un acto que lo tenía como protagonista, causando nueve víctimas fatales e hiriendo a más de 120 personas.

México es uno de los pocos países de la región que no contempla la segunda vuelta electoral, por lo que la máxima autoridad ejecutiva resultará electa por mayoría simple este domingo, día previsto para las elecciones, cuando 98.9 millones de electores sean convocados a las urnas. De concretarse este escenario, Sheinbaum podría obtener un porcentaje mayor al conseguido por el propio Andrés Manuel López Obrador en 2018. De acuerdo a la Constitución el actual presidente no puede postularse para un nuevo sexenio. Además, AMLO, como se le conoce popularmente, aseguró en repetidas ocasiones que al finalizar su mandato se retirará de toda actividad política.

Al momento de cerrar esta nota, y a pocas horas del comienzo de la veda electoral, mientras Sheinbuam se daba su gran baño de masas en El Zócalo, Gálvez hacía lo propio en la norteña Monterrey, una de las ciudades más importantes del país.

Incertidumbre

Hasta ahí lo previsible. Sin embargo, en estas elecciones --las más grandes de la historia, con 20.708 cargos en juego-- se elegirá también la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, a los gobernadores de ocho estados y a los representantes de las dos cámaras del congreso, que renueva sus 128 senadurías y 500 diputaciones.

El escenario en la Ciudad de México, un bastión progresista desde hace 27 años, es similar al nacional. Allí, la candidata oficialista -–y favorita–- es Clara Brugada, oriunda del movimiento social urbano y tres veces alcaldesa de Iztapalapa, la demarcación más populosa de la capital. La mayoría de las encuestas ubican a Brugada más de 10 puntos arriba de su contendiente inmediato Santiago Taboada, candidato del PRI-PAN-PRD. Considerando la enorme distancia que separa a Sheinbaum de Gálvez, la estructura partidaria de la oposición se reconcentró en la capital, que afirma estar disputando palmo a palmo. Su conquista –imaginan– podría compensar la casi segura derrota a nivel nacional, proyectando a una figura de la oposición panista a nivel nacional y resolviendo –quizás– la notoria crisis de liderazgo del espacio.

Una batalla clave se dará a nivel legislativo. No tanto por quién logre alcanzar la mayoría (se da por descontado que MORENA y sus aliados retendrán el control de ambas cámaras), sino porque López Obrador propuso realizar 20 modificaciones a la Constitución, para blindar algunas políticas sociales creadas durante el sexenio y avanzar en otras medidas que requieren de una mayoría calificada. Mayoría que el oficialismo perdió, en la Cámara de Diputados, en las legislativas del 2021.

Otro escenario abierto es la disputa por los estados. De los ocho en juego, cinco son conducidos por MORENA, dos por el PAN y uno por MC. También aquí el escenario es de optimismo oficial. Tabasco, Chiapas, Puebla y Veracruz seguirían en sus manos, sin sobresaltos. Además, el partido de gobierno confía en ganar Yucatán, histórico bastión panista, y sueña, con probabilidades más remotas, en disputarle también Guanajuato, así como con arrebatar Jalisco a MC. Por su parte, la oposición focaliza sus esfuerzos en Morelos, único lugar en donde podría desbancar a MORENA.

Pero la radiografía estadual es interesante no sólo por su composición política, dado que en cualquier escenario la coalición gobernante conservaría el control sobre la mayoría de distritos (en la actualidad gobierna 22 sobre 32), manteniendo el mapa nacional pintado de morado.

Violencia política

Lo más relevante es que los procesos electorales locales y estaduales evidencian la continuidad de la violencia política, un flagelo que no ha dejado de azotar a un país que aún ostenta índices alarmantes de criminalidad. En lo que va de la campaña, con diferentes estimaciones según se trate de fuentes estatales o no gubernamentales, serían entre 15 y 40 los candidatos asesinados. Por otro lado, según informó la Secretaría de Marina, ya son 553 los políticos que solicitaron y obtuvieron la protección de las fuerzas armadas, tras ser amenazados por narcotraficantes, sicarios u opositores. Así, la inseguridad se ha convertido en el factor que más enturbia un escenario político que por lo demás resulta ordenado y hasta previsible.

Mientras que todas las incógnitas electorales se despejarán el mismo domingo 2 de junio, otras preguntas, no menos importantes, quedarán en suspenso. Por ejemplo, si efectivamente AMLO se retirará de la vida política y si ejercerá o no –y de qué modo– algún tipo de influjo sobre el rumbo del futuro gobierno. Si Sheinbaum intentará imprimirle un sello más personal a su sexenio, o si transitará con cautela la senda del más riguroso continuismo. Por último, si MORENA mantendrá los niveles de unidad que garantizó hasta aquí el liderazgo carismático de su líder histórico, o si su eventual retiro acentuará algunas líneas de fisura cada vez más evidentes.