“Guyo era el primero en protestar y defender a todo aquel que fuera marginado o apartado en cualquier tipo de circunstancia. Ese estilo lo llevaba en el alma, porque él decía que ‘permitir las pequeñas injusticias es el camino para no poder impedir las grandes’. Siempre pensé que su compromiso social hasta el final, no era otra cosa que la manifestación práctica de su estilo de vida, de su coherencia con lo que pensaba, con ese anhelo de justicia y con su rebeldía innata.” La descripción de Silvio Sember pinta de cuerpo entero a su hermano, Gregorio "Guyo" Sember, quien a 48 años de su desaparición fue recordado en una escuela de Lomas de Zamora.

En una reciente resolución, la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires determinó nombrar a la Escuela de Educación Secundaria N°68 de Lomas de Zamora, como “Guyo Sember”. El nuevo nombre honra al ex alumno y profesor de educación física de la institución, que fue secuestrado durante la última dictadura, el 30 de mayo de 1976 .

La decisión del nombramiento de la escuela se llevó a cabo tras una votación realizada dentro de la comunidad educativa. La iniciativa representa un hecho histórico en el territorio bonaerense en materia de derechos humanos en tiempos de la motosierra y el cuestionamientos de lo que significó el terrorismo de Estado en el país. 

Tiene un antecedente en el mismo distrito, ya que a finales del año pasado, la comunidad educativa de Escuela de Enseñanza Secundaría N° 62 del partido nombró a su institución “Adriana Leila Calvo”, en honor a la docente e investigadora secuestrada y torturada, que fue la primera en dar testimonio en el Juicio a las Juntas Militares en 1985.

El acto de imposición del nombre se desarrolló en la mañana del jueves 30 de mayo, al cumplirse 48 años de del secuestro y posterior desaparición de Gregorio Sember, siendo uno de los 16 docentes que fueron víctimas de la dictadura militar en el distrito

Gregorio Sember fue un profesor, activista y deportista, cuya vida estuvo profundamente marcada por su dedicación a la comunidad y la educación. Según relatan en la comunidad educativa lomense, su calidez humana e influencia en la educación lo convirtieron a través de los años en un símbolo de la lucha por los derechos humanos.

“Guyo”, como lo apodaban sus cercanos, permaneció desaparecido hasta julio de 2012, cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó sus restos junto a otros que habían sido enterrados ilegalmente en el cementerio de Avellaneda. Un mes más tarde fue sepultado en el cementerio israelita de Lomas de Zamora.

Más que un pibe de barrio, un hermano

Gregorio Sember creció en una familia modesta y trabajadora que se instaló en la localidad de Temperley, en Lomas de Zamora, al sur del Gran Buenos Aires. Sus primeros años estuvieron inmersos en la vida comunitaria del Ateneo Israelita Argentino (AIA), ubicado cerca de la estación de trenes. Junto a su familia, participaba activamente en las actividades del Ateneo, que era un centro cultural y educativo fundamental para la comunidad judía local.

Guyo disfrutaba de su infancia jugando a la pelota y participando en juegos espontáneos con sus vecinos en los terrenos baldíos de su barrio. Allí, fue desarrollando su personalidad y capacidad de liderazgo, al igual que su férrea defensa de la justicia social.

“Mi hermano era un tipo divertido, que valoraba mucho la amistad y el compañerismo; tenía un punto seductor en su relación con los demás, aspecto que potenciaba su vocación docente porque lo llevaba a ser líder en los grupos, siempre rodeado de chicos”, recuerda Silvio Sember desde España, país en donde se asentó tras el exilio.

En diálogo con Buenos Aires/12, recuerda: “De chicos vivíamos en el barrio Los Talitas, en Temperley, en el que había algunas casas de vecinos ricos pero la mayoría, incluyéndonos a nosotros, éramos gente humilde. Los chicos jugábamos en la calle todas las tardes a innumerables juegos: las bolitas, figuritas, la escondida, la mancha, pintábamos pistas en la calzada para las competencias de autitos cargados con masilla, plastilina o plomo, para que corrieran mejor; remontábamos barriletes o construíamos casitas en los baldíos”.

Pero el juego más importante llegaba cuando aparecía la pelota, se jugaba en la calle simplemente a gambetear, o a pegarle al arco, o cuando había suficientes chicos se armaba un “picadito”. Y una vez que distribuían los equipos, Guyo les marcaba la cancha a todos: si era necesario era capaz de no jugar para que lo hiciera algún compañero con una madurez superlativa para su edad. Así, Silvio cuenta que Gregorio era también un tipo justiciero, que se rebelaba ante cualquier injusticia y era “rebelde en general, de los que no aceptan la prepotencia de los poderosos”.

Si en esas circunstancias alguien cometía una injusticia, si se dejaba fuera a algún vecino “patadura”, o se menospreciaba la participación de alguien, Guyo era el primero en protestar y defender al compañero que era dejado de lado”, asegura.

Durante su infancia y adolescencia en Temperley, Guyo comenzó a aprender las técnicas de la natación y a amar esta disciplina compitiendo en el Ateneo de Lomas contra los clubes de la zona, logrando buenos resultados como deportista.

Sember cursó su educación básica en la Escuela Nº 13, Bernardino Rivadavia cuyo edificio hoy también comprende a la Escuela Nº68, y continuó su formación en el Colegio Nacional Mixto "Alte. Guillermo Brown" de Adrogué. Allí, se graduó en 1970. A su vez, recibió una formación escolar judaica en la Escuela Israelita Dr. Hertzl, que funcionaba en el Ateneo de Lomas.

Su vocación 

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso este medio, Guyo demostró un profundo interés por la educación y la justicia social desde muy jóven, lo que lo motivó a estudiar para convertirse en maestro. Un poco empujado por sus colegas, se preparó arduamente para ingresar al Instituto de Educación Física "Dr. Enrique Romero Brest", una tarea exigente en aquellos años debido al gran número de aspirantes. Pudo entrar en 1973 y se recibió en 1975.

Además de su labor en el aula, Guyo Sember era un apasionado defensor de los derechos humanos y la justicia social. Participó activamente de acciones sociales que luchaban por mejores condiciones laborales para los maestros y por una sociedad más justa e igualitaria, siendo parte de varios centros de estudiantes. Su compromiso lo llevó a involucrarse en actividades destinadas a concientizar a la comunidad sobre la importancia de la educación y los derechos civiles.

En una época en que la formación en educación física estaba dominada por un modelo conservador, Guyo desafió los enfoques convencionales. Promovió una educación física centrada en el juego recreativo y social, destacando su potencial para fomentar el aprendizaje inclusivo y el desarrollo social.

En 1975, Guyo empezó a trabajar en la escuela Neveh Shalom, que era parte de la red escolar judía en Parque Chas, y también trabajó en la colonia de vacaciones de la Escuela Arco Iris, donde siguió promoviendo sus ideas innovadoras sobre la educación física.

La desaparición

Un grupo no identificado, perteneciente a las fuerzas armadas y portando armas largas, irrumpió en el domicilio de sus padres, ubicado en la esquina de Forest y Giribone, en la entonces Capital Federal. Llegaron en dos o tres automóviles de color oscuro. Al ingresar a la vivienda, los sujetos informaron a sus padres, que detenían a Guyo "por averiguación de antecedentes".

Tiempo después, se supo que estuvo retenido durante un par de días en la Superintendencia de Seguridad Federal, bajo la jurisdicción de la Policía Federal, hasta que en 2012 con la aparición de sus restos se pudo obtener un panorama más claro sobre su paradero: Sember habría sido asesinado durante un simulacro de enfrentamiento realizado por el ejército argentino el 20 de junio de 1976.

Guyo tenía 23 años al momento de su secuestro y estaba trabajando en el borrador de un libro sobre Educación Física Infantil, cuyo contenido contaba con numerosas observaciones de diversas experiencias, reflexiones colectivas y aportes conceptuales. Además, tenía pensado estudiar Ciencias de la Educación para ampliar sus conocimientos en la materia.

Cabe recordar que también hubo otros siete compañeros de Guyo y amigos de la infancia del Ateneo israelí de Lomas de Zamora que fueron víctimas del terrorismo de Estado.

Detrás del homenaje a Guyo

Los estudiantes conocen la historia de Guyo, están al tanto, se sienten identificados también en la figura de Guyo, es un compañero más, es un estudiante más de la escuela que fue desaparecido y fusilado”, contó Andrea Bizet, directora de la Escuela Secundaria 68.

En 2016, un grupo de alumnos de 5to año de la Escuela Secundaria 68 de Lomas llevó adelante un proyecto titulado como “Las ausencias que siempre están presentes”, como parte del programa anual de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Jóvenes y Memoria. El resultado fue un video de seis minutos en el que colocaron retratos de "Guyo" Sember en distintos lugares de la institución, destacando su presencia en la memoria de la comunidad educativa y de las nuevas generaciones.

Este hecho resultó una experiencia significativa para los jóvenes y a la vez el inicio de un camino de concientización constante en la escuela situada sobre la avenida Almirante Brown al 2100 en las cercanías de la estación cabecera de Lomas.

Ocho años más tarde, mediante el trabajo mancomunado con los organismos educativos municipales y provinciales abordado desde una perspectiva en derechos humanos, lograron materializar que la escuela lleve el nombre de Guyo.

“Toda la escuela se encuentra muy emocionada, el equipo docente y el equipo directivo, la escuela viene atravesada por todo este proceso que tiene que ver con la construcción de su identidad y sin lugar a dudas, es un momento que quedará en la historia de la escuela para siempre”, aseguró la directora.

Y agregó: “Así que los que formamos parte de este proceso, estamos sumamente emocionados y también contentos; porque, así como quisieron desaparecer la figura de Guyo, desde estos tiempos, otros jóvenes levantan la bandera de Guyo para dejarla como emblema para siempre”.

Cabe mencionar que la Dirección General de Cultura y Educación propone a todas las escuelas que no tienen nombre elegir uno mediante de una votación democrática. De esta manera, a través del centro de estudiantes se propone a cada una de las divisiones un nombre, luego el centro de estudiantes elige tres y esos nombres van a votación. Los preseleccionados fueron Eva Duarte, Almirante Brown y el tercero Guyo Sember y por amplia mayoría la comunidad educativa votó democráticamente el nombre de Gregorio.

Luego de la votación, que fue un trabajo institucional a puertas abiertas de la escuela, se armó un legajo que se presentó a las autoridades e inspectores de Lomas de Zamora, quienes fueron por la vía jerárquica elevando el proyecto hasta la Dirección General de Escuelas. Posteriormente, el director general de Cultura y Educación de la Provincia, Alberto Sileoni, rubricó la firma de la resolución de imposición del nombre haciendo valer la voluntad de los estudiantes.

Derechos humanos y educación pública

En medio de un debate social que se dio a partir del cuestionamiento público que integrantes del Gobierno nacional impulsaron respecto a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, la iniciativa de la Escuela Secundaria de Lomas aparece como un bastión para preservar la memoria, verdad y justicia en el ámbito de la educación.

“Estamos en un contexto sumamente complejo en donde lamentablemente se está poniendo en duda a toda la educación pública respecto al trabajo de sembrar la memoria en todas las instituciones educativas para trabajar desde cada aula y cada proceso educativo verdaderamente el nunca más", señala Bizet. Y afirma: "Son etapas complejas pero los maestros en ese sentido nos encontramos muy fortalecidos y seguros de trabajar por los derechos humanos con conciencia histórica y para el nunca más”.

En tiempos donde los edificios públicos van cambiando los nombres desconociendo las luchas en derechos humanos, esta pequeña escuela logró la imposición de su nombre en un acto no sólo de memoria y de justicia sino de verdadera resistencia", completó.

Por su lado, Silvio Sember contó a Buenos Aires/12 cómo se sintió al tomar conocimiento sobre el homenaje hacia su hermano. “Cuando me enteré que el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires había resuelto ponerle el nombre de Guyo a la Escuela Secundaria 68 de Lomas de Zamora, me recorrió un escalofrío por el cuerpo; en nuestra infancia, Guyo y yo asistimos a la Escuela Primaria 13, Bernardino Rivadavia, que funciona precisamente en ese mismo edificio”, dijo.

"Estamos atravesando una época en la que inmensas columnas humanas recorren las calles para reclamar que no se destruya una de las marcas identitarias más importantes del país, la educación gratuita y laica, las universidades públicas ejemplares, la investigación y la docencia de primera categoría, construidas con tanto esfuerzo a través de tanto tiempo, y que ahora un loco armado con una motosierra intenta destruir”, agregó. 

Finalmente, Silvio destacó el accionar del gobierno encabezado por Axel Kicillof y la importancia de seguir un mismo horizonte en cuanto a las políticas públicas que ponen en valor a los derechos humanos. “Que el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires recoja la voluntad de la comunidad educativa de esta escuela e imponga el nombre de Guyo a la institución es, además de un acto de justicia, un gesto que honra a esa misma administración", dice y destaca otra coincidencia que lo conmueve: la firma de Alberto Sileoni en el decreto de imposición del nombre de su hermano. 

"El mismo que fue ministro del Gobierno Nacional y pactó como tal, con la también ministra Alicia Kirchner, la imposición del nombre de Guyo al natatorio del Instituto Patiño", cuenta y destaca que "más que una simple coincidencia es la evidencia de la continuidad del talante que promueve actos como éste”.

Legado y Memoria

La vida y trágica desaparición de Gregorio Sember son un testimonio de la lucha por los derechos humanos en la Provincia. La memoria de Guyo Sember sigue viva y simboliza la resistencia contra la opresión y la importancia de luchar por un mundo más justo y humano. Su legado inspira a quienes continúan defendiendo la verdad y la justicia, al igual que sigue siendo un referente en el campo de la educación.

Dentro de sus contribuciones académicas y pedagógicas, el compromiso de Guyo con la educación infantil se reflejó en su colaboración en el libro "Formas básicas de la actividad física", junto a Emilio Masabeu, David Monowicz y Liliana Castelli. Este texto, que incluye un especial agradecimiento a Guyo, se convirtió en un referente en el campo de la educación física.

Su enfoque centrado en la integración comunitaria llevó a que desde hace más de 15 años se otorgue el “Premio Guyo Sember”, destinado a personas que desarrollan trabajos o proyectos enfocados en la inclusión social a través del deporte. Este reconocimiento destaca a quienes facilitan el acceso de los más desfavorecidos a una vida digna y a una formación integral adecuada, utilizando el juego, el deporte y otros procesos educativos como herramientas fundamentales.

Promediando el año 2012, la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) lanzó la Cátedra Abierta de Deporte, Memoria y Derechos Humanos “Gregorio Marcelo ‘Guyo´ Sember”, en respuesta a una iniciativa conjunta de los Ministerios de Educación y Desarrollo Social de la Nación, así como de su hermano Silvio Sember.

“Este espacio busca contribuir en la formación de los estudiantes y la comunidad en general, al desarrollar el pensamiento crítico y problematizar las relaciones entre el acceso y ejercicio de la justicia social, los derechos humanos y la inclusión”, expresa la información sobre la cátedra que hoy se encuentra temporalmente discontinuada. 

De este modo, el programa busca resaltar los principios asociados a su figura, los cuales siempre estuvieron ligados a la promoción de la educación física y el deporte como medios de integración social. “La promoción de la enseñanza de la historia reciente tiene entre sus objetivos prioritarios invitar a las nuevas generaciones a reflexionar y abrir nuevas preguntas sobre un pasado complejo y doloroso en tiempo presente que contribuyan a imaginar y construir un futuro”, añade la introducción a la cátedra.

A su vez, se creó el Movimiento de Educación Física “Gregorio Guyo Sember” que se constituye “como un espacio de disputa de sentido en el ámbito de la Educación Física, no solo en el plano intelectual, sino también con un fuerte compromiso con la acción pedagógica en los barrios, sindicatos, profesorados y en la configuración social en general”, según indica su información. A pesar de surgir en un ámbito disciplinario concreto, este movimiento trasciende sus límites, desafiando directamente las estructuras del sistema educativo convencional y el status quo social.

“Valoramos la dimensión simbólica de Sember como un defensor de la justicia que fue desaparecido durante la última dictadura cívico-militar. Aunque fue físicamente eliminado, sus ideas y su lucha por una educación física distinta y un mundo más justo permanecen. En el contexto nacional actual, su legado es especialmente relevante, simbolizando una lucha que continúa vigente”, sostienen en el movimiento.

En ese mismo 2012, el Municipio de Lomas de Zamora llevó adelante otro homenaje. En este caso se trató del renombramiento del natatorio del Instituto Patiño a “Gregorio ‘Guyo’ Sember” por su labor como profesor de educación física y nadador, y especialmente por su militancia social comprometida. Este homenaje “fue muy importante para la memoria de Guyo”, según cuenta Silvio Sember recordando aquel día.