Cortiñas y su impronta permitieron desarticular la imagen con la que se intentó vender una "reconciliación" a fines de la dictadura
Norita, la tercera de la foto
En 1982 una foto dio la vuelta al mundo: el policía Carlos Gallone forzaba el abrazo con Susana Leguía, madre de Plaza de Mayo. Desde el Gobierno -y los aparatos de amplificación mediáticos- trataron de mostrar una conciliación entre las fuerzas de seguridad y la ciudadanía. Los insultos de Norita, a la izquierda de Leguía, evidenciaron un mantra que la referente de DDHH mantuvo hasta este jueves: no se olvida, no se perdona ni se reconcilia.



















