Cualquier argentino o argentina sabe qué es Vaca Muerta: una formación rocosa a 3000 metros de profundidad que en algún momento fue un mar y contiene el segundo reservorio de gas y el cuarto de petróleo no convencional del mundo. También sabe, quizás de manera incompleta, dónde se emplaza. La media contestaría que en la provincia de Neuquén, donde se concentran prácticamente el 100 por ciento de las inversiones (hay un porcentaje muy mínimo en Río Negro), pero quienes hayan leído algo más del tema también responderían Mendoza, Río Negro y hasta La Pampa. Esta semana, a un año de haber comenzado el proceso exploratorio, YPF formalizó su desembarco en el no convencional de Mendoza y PáginaI12 consultó a los actores del sector cuál es la potencialidad de desarrollo del modelo Vaca Muerta en la provincia del sol y del buen vino.

La primera señal sobre el interés de YPF en la Vaca Muerta mendocina fue en 2023, cuando definió el proyecto exploratorio sobre el área. Con el objetivo de impulsar la continuidad de la exploración de Vaca Muerta, la petrolera con mayoría estatal invirtió 17 millones de dólares para realizar fracturas verticales y horizontales en dos pozos en la zona de Malargüe que le dieron buenos resultados y la estimularon para seguir explorando el no convencional en la región. Concluida la primera fase, la empresa solicitó al gobierno mendocino autorización para avanzar con otro pad de pozos en un segundo período exploratorio para el 2025, en la que invertirá 30 millones de dólares más.

La llegada de YPF a la cuenca mendocina de Vaca Muerta es, "sin dudas, un hito" que celebra el Subsecretario de Energía y Minería de la provincia Manuel Sánchez Bandini en diálogo con PáginaI12. Con mucha cautela porque "todavía falta mucho para el desarrollo de la cuenca", Sánchez Bandini alterna entre el condicional y el futuro simple cuando habla del desarrollo de la cuenca en la provincia. Es que fue esa misma empresa estatal la que dio el puntapié inicial para el desarrollo del modelo Vaca Muerta tal como lo conocemos hoy. Comenzó a perforar en Neuquén en 2013, cuando cada pozo costaba más de 40 millones de dólares por barril y abrió la puerta para que entraran empresas de todo el mundo y se desarrolle el área hasta bajar el costo a los 8 millones de dólares actuales. "Somos conscientes que hay que seguir en este camino de exploración, y que no va a haber grandes cambios por lo menos de acá a tres o cinco años", se convence.

La cautela tiene que ver también con la experiencia en el pasado. Es que YPF no es la primera empresa en arriesgar su capital en la zona. En 2017 El Trébol, la petrolera propiedad de José Luis Manzano, no tuvo suerte con la explotación no convencional del área CNQ 17 en Puesto Rojas, también en Malargüe. Las primeras pruebas le dieron bien y consiguió que la provincia le conceda la explotación por 35 años, además de un incentivo fiscal destinado a impulsar la inversión en el desarrollo de extracción mediante fractura hidráulica o fracking (se le reducían las regalías de 12 por ciento a 9 por ciento durante 10 años). Sin embargo, el pozo no funcionó y la compañía se fue antes del fin de la concesión, lo que llevó a que toda la inversión en no convencional se enfocara, aún más, en Neuquén.

Modelo mendocino

¿Por qué las empresas no extienden su actividad hacia el Vaca Muerta que va más allá de Neuquén? consultó PáginaI12 a varias de las que se desarrollan en la cuenca neuquina, "básicamente, hay que desriskear el área (es decir invertir en exploración para asegurarse de que hay reservas y reducir el riesgo de que sea una inversión hundida) y desarrollar infraestructura para los proyectos", resumió una de las firmas. Desde el sector privado no se entusiasman con el desarrollo, porque "el modelo Vaca Muerta neuquino es muy único, y si bien creció en los últimos años todavía tiene un gran potencial. ¿Por qué te irías de una zona segura a explorar un territorio que ya tuvo un desertor?", se sinceran. Además, dicen, la geología no acompaña.

*Desriskear: En términos geológicos, la concentración del volumen y recurso en la cuenca neuquina y la infraestructura existente hacen que cualquier inversión sea más viable en Neuquén. "Y las empresas deciden invertir dinero donde más les conviene", dicen desde una de las petroleras consultadas por este diario. "Mendoza tiene un 30 por ciento de cuenca, no de las reservas, sino de los recursos de toda Vaca Muerta", asegura Bandini y agrega, "para ver si tienen reservas hay que invertir y desriskear". 

*Acordeón: "No es tan interesante ni geológicamente ni culturalmente", aseguran desde otra de las empresas. Mendoza cuenta con dos formaciones de roca en la que podría explotar petróleo y gas no convencional. Una es Vaca Muerta que se divide en dos partes, una occidental, "que está deformada tipo acordeón y no es favorable para el desarrollo", y otra más cercana a Neuquén - donde YPF está probando-, "son pozos buenas pero no espectaculares", continúan desde la petrolera multinacional. La otra formación es Cacheuta, en Luján de Cuyo, que pertenece a la cuenca cuyana. "Ahí el tema no es geológico sino de extrema adversión o actitud antiminera de las comunidades con el fracking. Paseas por ahí y ves muchos carteles de rechazo, y eso disminuye las ganas de invertir". 

*Otra liga: otro de los obstáculos de las firmas para mirar a Mendoza es que "la potencialidad que tiene Vaca Muerta en Neuquén todavía es infinita y, en el mediano plazo, tenés que capitalizar la infraestructura que hay en esa provincia". 

*Modelo mendocino: Sin embargo, las empresas conciben la posibilidad de que se desarrolle un modelo a menor escala: "No creo que sea replicable el modelo Vaca Muerta Neuquén", asegura el representante de otra de las principales firmas, "pero puede generar un modelo más pequeño capturando inversiones de compañías que no tienen un rol central en Neuquén hoy. De hecho, la mayoría del acreaje (territorio) está ya en poder de las empresas con mucha potencialidad de explotación grande, así que las compañías que quedaron afuera podrían aprovechar el costo de oportunidad para explorar esta parte menos explotada".