En la estancia Los 25 Ombúes, situada en el partido de Florencio Varela, nació hace poco menos de dos siglos Guillermo Enrique Hudson. O William Henry Hudson, como lo demuestra su firma en los libros que conforman hoy su legado. Aquel taciturno hijo de inmigrantes anglosajones, nacido en el corazón de la pampa argentina, fue un gaucho y un naturalista, dos identidades siempre en conflicto. Así lo revela Mixtape la Pampa, la última película de Andrés Di Tella, en la que su director se aventura a un periplo por la geografía bonaerense en el que también evoca su propio pasado. Su historia de exilio, sus amistades de adolescencia, sus canciones grabadas en cassette. Un viaje que acompaña el misterio de Hudson, el de aquella primera vida en Argentina, el de la memoria prodigiosa que recordaba los cantos de los pájaros oídos veinte años atrás, el de un hombre que conservó en su madurez el recuerdo de la infancia como el más preciado tesoro. "¿Porqué nunca volvió a la Argentina?", se pregunta Di Tella en su propio juego de enigmas, en ese recorrido por los ombúes que ya no están, por la pampa que tanto ha cambiado. Mientras la lluvia cae sobre el parabrisas del auto y las canciones siguen sonando en la memoria.
El comienzo de Mixtape la Pampa, estreno de junio en la Sala Lugones –luego de un extenso recorrido por festivales como San Sebastián, Mar del Plata y La Habana–, oficia como la primera pieza de un rompecabezas. Una imagen borrosa de un camino de campo, colores ocre y un tarareo de fondo. Un niño avista las aves en bandada en un plano largo e hipnótico. El busto rústico de Guillermo Enrique Hudson asoma al lado de su casa natal, en una isla verde entre fábricas abandonadas, villas y basurales. Gaucho argentino y escritor inglés. Mientras tanto, de la vieja estancia 25 ombúes que lo vio nacer solo queda un árbol en pie. Y de aquella vida juvenil a mediados del siglo XIX, la memoria de un oficio: esquilar ovejas, arrear el ganado, trabajar la tierra. Y también el recuerdo de su trato con soldados e indios en aquel territorio que todavía no había definido sus fronteras. La voz que nos trae la Historia es la del propio Andrés Di Tella, y los sueños de Hudson se enredan con los suyos. El sonido de los pájaros que fascinó al naturalista es el mismo que el director persigue en los bañados de la pampa actual con unos elegantes binoculares. ¿Persistirá la presencia de Hudson en ese ambiente que marcó su vida para siempre?
Mixtape la Pampa es un ensayo documental, una autobiografía atípica, un relato de viajes y exilios. El de Hudson hacia Inglaterra luego de cumplir 33 años, sin decirle nada a nadie. El del propio Di Tella que fue criado en Europa y vivió en su país como extranjero para luego irse de nuevo durante la dictadura. "El que ha vivido la libertad de la pampa no será feliz en otro lado", escribe el naturalista mientras recuerda la primera infancia con la claridad de una epifanía. De allí provienen los sonidos de las aves que descubrió en los alrededores de 25 ombúes y que 27 años después compiló en sus trabajos como ornitólogo aficionado. Un sonido claro y preciso, recordado con sus entonaciones y armonías. Los registros de esa "primera vida" de Hudson luego formaron la aspiración de su segunda, ya profesional, del otro lado del Atlántico. Dejó al gaucho y abrazó las letras, pero en cada frase sobre el papel volvían los sonidos de la pampa argentina, como grabados en un viejo cassette. Huellas que solo conservó para sí mismo, para una memoria que no quería dejar tras su muerte.
Viejas fotografías, publicidades de un safari pampeano, lomos de libros amarillentos, aves muertas y etiquetadas. Esas son las piezas que conforman la búsqueda de Andrés Di Tella, como la pesquisa de un investigador atormentado por un misterio insondable. Su viaje sigue al fantasma de Hudson en hoteles ruidosos, cementerios olvidados, cantos de un chajá que ha abandonado su condición silvestre junto a los humanos. En una biblioteca encuentra el libro El viajero cansado con las páginas en blanco, como una nueva confirmación de lo esquivo del misterio que persigue. Un ornitólogo de Saladillo escucha los cantos de las aves que Hudson registró de memoria fuera de su pampa; un lugareño recuenta la fauna perdida: perdices, armadillos, martinetas batarazas que ponían huevos verdes; un chajá desterrado todavía canta la pena de su propio exilio. Esas piezas conforman el itinerario de Mixtape la Pampa, película sensible al pasado y rabiosa en su deseo de futuro. Un viaje personal y compartido, en el que el espectador es uno más de los testigos de esas canciones que nunca dejan de emocionarnos.
Caminos inversos: el de Hudson desde Buenos Aires hacia Londres y el de Andrés Di Tella desde Europa hacia esa Argentina que lo seguía viendo como un extraño. Recorridos con un siglo de diferencia que bosquejan un punto de encuentro, entre los pájaros y la biblioteca. Las cartas de un amigo que ya no está fueron el punto de partida para Di Tella; los fantasmas y los recuerdos que lo asediaban en la Londres neblinosa de su vejez para Hudson. Una cámara que explora con curiosidad, como testigo de ese encuentro misterioso a través del tiempo, en la misma pampa. Di Tella persigue las pocas huellas de Hudson para armar su propio origen, y lo hace con libertad y un profundo placer, sereno y melancólico, que concita el bucear en ese mundo que nos rodea y desconocemos. Colecciona voces que iluminan un recorrido incansable: una bióloga que escuchó el canto de las aves en los siete países donde vivió; el viejo Don Borges que modela en maquetas los lugares donde trabajó, tambos, solares, viejas casas de campo.
De su propia vida, Guillermo Enrique Hudson solo dejó una autobiografía inconclusa. Allá lejos y hace tiempo, publicada en Inglaterra en 1918. Era la historia de su infancia y juventud, apenas hasta los 18 años, cuando murió su madre y a modo de duelo salió a recorrer la pampa. De eso escribió al final de su vida, después de haber dejado para la posteridad registros de naturalista, catálogos de aves, ensayos científicos, libros de viajes, cuentos, novelas, poesía. "De todo", dice Di Tella asombrado mientras filma con detalle los lomos de esos libros ya transidos por el tiempo. "Escribe sobre la pampa como si nunca se hubiera ido. Pero en inglés y a miles de kilómetros". De esas paradojas está hecha la materia de Mixtape la Pampa, de la aventura del viaje y los descubrimientos, de aquellas pistas del propio pasado que se esconden en las historias de los otros. Los que también habitaron el mismo suelo y lo dejaron para recordarlo como si aún lo estuvieran viendo.