“Disfrutar de la vida, neurosis incluida”, señala Dalia Gutmann en relación a su show y durante el diálogo con Rosario/12: “A Rosario voy una vez por año; la primera vez fue a un bar, donde ya me di cuenta de que el público rosarino me iba a tirar la posta: es teatrero y no te regala las risas. Además, nunca falta el mensaje donde me preguntan ‘¿cuándo volvés?’”. Tengo cosas para hacer se presenta hoy a las 21 en Teatro Municipal La Comedia (Mitre 958): monólogos, canciones, diálogos con la pantalla y llamados telefónicos, entre muchas de las situaciones que la humorista despliega. “Es un show que siempre se va renovando, porque el humor es un ser vivo y no podés sostener un mismo guion, tenés que ir actualizándolo, lo que causa gracia va cambiando”, agrega.

-Verte en escena es también dejarse interpelar; así como las mujeres se sienten identificadas, los hombres no quedan afuera de la propuesta.

-Yo vengo del siglo pasado, donde los hombres eran tal cosa y las mujeres tal otra; los hombres, el fútbol; las mujeres, recetas de cocina y decoración. Por suerte, esto fue evolucionando y ahora estamos todos más habilitado para ser como realmente somos. Pero dicho esto, sí me parece que, en general, cuando estamos entre mujeres se dan ciertas dinámicas, y cuando estamos entre hombres son otras. Me interesó siempre poner el ojo en eso. Me gusta mucho el universo de las mujeres porque lo conozco, y desde hace mucho tiempo veía muchas mujeres graciosas, en una época donde no era habitual ver una mujer humorista. Al venir del stand up y en un grupo de hombres, de repente te decían: ‘Ay, no queda bien que la mujer del grupo hable de tal cosa’. Nos teníamos que encorsetar mucho las minas. Cuando empecé en el 2011 con Cosa de Minas, propuse un show donde me reí de cómo somos o de las cosas que me pasan por ser mujer; pero los hombres que vienen la pasan bien también y se identifican con un montón de cosas. Todos tenemos partes masculinas y femeninas, y además, se llevan data de cosas que no las viven, porque en su cuerpo no les pasan. Creo que es divertido tanto para hombres como mujeres, si bien me gusta poner la lupa en esas cosas que nos pasan a nosotras.

-Los hombres nunca nos hicimos problema al momento de contar un chiste o realizar una broma, pero en el caso de las mujeres, sea en este caso como en tantos otros, siempre fueron observadas.

-Creo que las mujeres que ahora están haciendo humor, y que tienen 20 años, no deben entender a que nos referimos. ¡Y por suerte! No tienen que estar tan preocupadas por si tal o cual cosa queda bien o no. Una cree que la sociedad evolucionó, aunque a veces lo pensás y no evolucionó un carajo, pero sí, siempre hubo que demostrar más y luchar contra un montón de prejuicios. Por otro lado, por lo menos cuando yo empecé a hacer comedia en el 2004, era muy pintoresco ver a una mina haciendo humor; como que te pasaban las dos cosas.

-Yo no dejo de relacionar al stand up con el unipersonal, ¿cómo es en tu caso, pensando por ejemplo en el trabajo con la directora del espectáculo, Mariela Asensio?

-Vengo del palo del stand up, donde una persona, sin vestuario y sin personaje, habla de su neurosis y la comparte con la gente. Y por eso es tan divertido, porque te metés con tu mundo interno y, a la vez, el público se siente identificado. Con los años me fui envalentonando, para meterme con otros rubros del teatro. Trabajo con Mariela Asensio, una directora del palo del teatro, con mucha experiencia; y a partir de allí, fui construyendo un vestuario, una escenografía, tengo un iluminador. Hay un montón de roles que el stand up no tiene, y que en esta obra fuimos incorporando, gracias a la directora, que me fue ayudando. Y son cosas que me divierten mucho, porque el show tiene que ser entretenido. Por otro lado, a mí me gusta jugar con lo que pasa durante la función, para que sea parte de la obra y el público se pregunte si lo que vio fue parte de esa noche o si es parte de la dramaturgia.

-Sobre el escenario hay un despliegue que es muy intenso, ¿no?

-Si al show le tuviese que poner un slogan, sería “un canto a la intensidad”. Pero me río un poco de la intensidad, que es más femenina, ¿viste? El show es muy enérgico, pero la verdad es que yo no soy tan enérgica, solo cuando estoy arriba del escenario.

-¿Te afecta lo que está sucediendo por estos días, con el clima político y económico del país?

-Hay cosas que una escucha, y parece que no podrían ser reales. Lo que te puedo decir, porque hay gente con más información que yo para hablar sobre la realidad, es una frase de cabecera, que trato de transmitir, y es que hay que ser terco con lo que a uno le hace bien. Todo te lleva a que dejes de hacer las cosas que te divierten, a que te dejes de juntar con amigos, de ir al cine y al teatro; y creo que hay que ser muy cabeza dura y no dejar de hacer eso, porque es también lo que te da vitalidad.