“Nosotros fabricamos explosivos, no podés estar con la cabeza en cualquier lado y pensando si te van a echar mientras amasas dinamita”. Sebastián Maddio grafica los sentimientos de los 123 trabajadores de Fanazul, la fábrica de pólvora y explosivos de Azul que pertenece a Fabricaciones Militares. A todos les notificaron el parate de la producción, lo que encendió las alarmas tras la experiencia que significó el cierre de la planta durante el gobierno de Mauricio Macri.
Maddio es uno de los empleados de Fanazul. En 2017 padeció el cierre de la fábrica por decisión del macrismo. “Había cinco líneas de producción, pero de un día para el otro cerraron y rompieron y robaron todo”, recuerda en diálogo con Buenos Aires/12. Teme que vuelva a pasar porque, luego de que en diciembre les comunicaran que podían seguir produciendo con tranquilidad, hace unos días les llegó un mail pidiendo “producción cero”.
“Esto viene de la mano que días antes nos convocaron para explicar y promover un plan de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas”, explica Maddio, quien es delegado por ATE en Fanazul.
El dirigente gremial habla que están viviendo un deja vú. Sostiene que padecen "un daño psicológico que es tremendo” por la incertidumbre de no saber qué pasará con sus fuentes de trabajo.
El 10 de junio se cumple un año de la reapertura luego de que el macrismo le diera un tiro de gracia. En vez de planificar una celebración, el representante de los trabajadores cuenta que el martes habrá una asamblea frente a la fábrica con la participación de vecinos y autoridades locales para visibilizar lo que les toca atravesar.
No quiere volver a pasar por lo mismo que hace más de seis años. “En 2017 fue un desastre, con gente que de un día para el otro quedó en la calle, saliendo a hacer changas, que tuvieron que vender su casa, que se separaron”, relata Maddio.
Por eso desde el sindicato plantaron bandera ante la primera señal. El ritmo de producción era de 21 mil kilos mensuales de Mastermix, un explosivo destinado a la actividad minera y que se exportaba a una empresa de Perú. En conversaciones con las nuevas autoridades de Fabricaciones Militares, les indicaron que este cliente no estaría dispuesto a seguir comprando el producto. “Está bien, pero podrían buscar otro cliente o entender que Fabricaciones Militares se trata de defender la soberanía nacional también”, apunta.
Además, Maddio remarca que el cierre de Fanazul le quitaría a la economía de Azul unos cien millones de pesos mensuales por la pérdida de más de 120 salarios que se vuelcan en los comercios azuleños “en un contexto donde es imposible conseguir trabajo”.
Precisamente en Azul, localidad ubicada en el centro de la Provincia y gobernada por el peronista Nelson Sombra, no dejan de padecerse los coletazos por las políticas de Javier Milei. En los últimos días se conocieron los despidos de 150 trabajadores de un frigorífico y los retiros voluntarios en las oficinas de Correo Argentino.
Sombra recibió a los trabajadores y se puso a disposición. Consultado por este medio, no recibió ningún contacto o llamada del Gobierno nacional sobre el tema. También hay acompañamiento desde la oposición. Jorge Ferrarello, concejal radical, criticó la ofensiva de Fabricaciones Militares sobre una planta que brinda más de cien puestos de trabajo y aporta al funcionamiento del comercio local.
“Despidos encubiertos”
“Todo esto nos llama la atención porque en diciembre nos decían que tenían todo vendido y luego vinieron a vendernos el retiro voluntario y nos dicen que la empresa peruana que ya no compraban más”, describe la situación Eduardo Bercovich, Secretario General de ATE Azul.
“Esto está dirigido a que se acepten los retiros porque van por el desguace de todo, porque estos planes de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas son despidos encubiertos”, agrega Bercovich.
Días atrás, el dirigente sindical mantuvo una reunión con el directorio de Fabricaciones Militares que tiene como presidente a Hugo Pascarelli (h). Pascarelli es el hijo de Hugo Ildebrando Pascarelli, condenado a prisión perpetua por su rol al frente del centro clandestino de detención y torturas conocido como El Vesubio.
Por allí, se estiman, pasaron alrededor de 400 personas, entre ellas el Héctor Oesterheld. El padre de Pascarelli estaba nombrado en la Carta Abierta a la Junta Militar que escribió Rodolfo Walsh y publicó 24 horas antes de ser emboscado y asesinado.
“Fue una reunión dura, donde al principio nos decían que esto era una parada técnica por el resto del mes de mayo, pero ahora resulta que es hasta que encuentren nuevo comprador”, cuenta Bercovich.
El representante sindical menciona varias veces a Carlos Ruffini. Se trata del director de Producción de Fabricaciones Militares. Sostiene que hace treinta días mandó un mail pidiendo que aumente la producción de Mastermix, algo que se vio con buenos ojos entre los trabajadores. Pero, el propio Ruffini, hace una semana pidió el cese de la producción. Hoy la fábrica está parada.
Para Bercovich comenzó un plan de vaciamiento. Motivar los retiros y las jubilaciones en una empresa con personal calificado para una tarea tan puntual como el manejo de explosivos sin contemplar las capacitaciones para generar los reemplazos es, según el dirigente, una sentencia de muerte. “Un operario necesita mil horas de trabajo antes de comenzar a manipular explosivos”, advierte.
Además, remarca que si se quisiera importar Mastermix, los costos serían el doble de lo que sale producirlo en Fanazul. “Diez euros por kilo que sale comprarlo afuera contra cuatro o cinco euros que sale a la venta desde la fábrica”, detalla.
En un mensaje dirigido al ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, Bercovich afirma que “en ninguna parte del mundo estas empresas dan netamente ganancias, sino que se trata de tener soberanía en la producción de bienes para la defensa del país”.
¿Qué pasó en Fanazul?
Luego de su clausura definitiva el 1 de febrero de 2018, la decisión del ex presidente Macri dejó sin trabajo a 200 empleados y empleadas de la planta. Hubo varios reclamos al respecto. Durante una visita del ex mandatario junto a la ex gobernadora María Eugenia Vidal en julio de 2019, la esposa de uno de los obreros despedidos insultó a Macri adjudicándole la responsabilidad de la pérdida del puesto de trabajo de su marido. La policía detuvo a la manifestante.
En aquel año, también se expresó Elisa Carrió. La co-fundadora de Cambiemos aseguró que “Fabricaciones Militares era el grupo donde La Cámpora se armaba”. No conforme con esa afirmación, ‘Lilita’ agregó que se “vendía pólvora, se vendían armas, junto con el Registro Nacional de Armas (Renar), y muchísimas de esas armas están en Brasil y en la Triple Frontera”.
Las acusaciones formuladas por la líder de la Coalición Cívica fueron desmentidas en su momento por los propios trabajadores de la planta que, incluso, aclararon que “la fábrica no realizaba armas y desde el año 1991 no se hacía más pólvora, es decir que lo que dijo es mentira”.
En aquellos días, los fabriqueros vivieron una “estigmatización” de parte del gobierno. El ex ministro de Trabajo de la Provincia y autor de la analogía de la ‘Gestapo’ antisindical, Marcelo Villegas, también hizo eco de las declaraciones de Carrió de aquel entonces y agregó que había que “evaluar si la gente que había sido contratada durante los últimos años del gobierno anterior prestaba tareas o no, si había militancia o no".
Maddio y Bercovich temen por la posibilidad de que la historia se repita. “Destruir es fácil, pero recuperar la fábrica costó muchísimo”, señalan. Cuando fue cerrada por el macrismo, había cinco líneas de producción. El año pasado, con la gestión de Alberto Fernández y Agustín Rossi, y el compromiso del ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa, la planta reabrió con una sola línea de producción: Mastermix.
“¿A quién lo echen con una indemnización qué va hacer?”, se pregunta Maddio. “¿Va a poner un remis o un comercio en este contexto de recesión?”, agrega. Y concluye: “Entiendo todo, entiendo a los que dicen que hay que esperar y aguantar, pero en el mientras tanto el daño es muy grande”.