"Imposible agregar algo sobre su Vida y Militancia que no haya sido escrito". Así comienza el mensaje en redes sociales que el bodegón La Tarzán de Castelar escribió a modo de despedida sobre una de sus más importantes habitués, Norita Cortiñas, que falleció este jueves a los 94 años. Miembro de la línea fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Nora murió sin saber qué hicieron los genocidas de la última dictadura con su hijo Gustavo, detenido y desaparecido en 1977. Luchadora incansable, no había injusticia que no llegara a sus oídos ni en la que no estuviera presente, poniendo la voz y el cuerpo. Acompañó innumerables marchas y movilizaciones hasta el final, primero con bastón, y después, en silla de ruedas. Recordada por todos por su compromiso y su valentía, pero también por su irreverencia, las redes sociales se llenaron de mensajes de despedida por su fallecimiento. Entre el torrente de recuerdos, la experiencia personal y el vínculo humano que cada argentino siente por Norita se hizo notar, formando un todo que logró ser individual, pero colectivo.

Es el caso del mensaje de La Tarzán, que a pesar de afirmar lo poco puede decirse que sea original, eso no significa que no deba intentarse. Con su comunicado, generaron miles de mensajes de vecinos y vecinas de Castelar recordando a Nora no solo como militante, sino como vecina y clienta de un comercio tradicional barrial. Alejándose de los tradicionales mensajes de despedida más impersonales que podían verse por las redes sociales y los principales medios de comunicación, el bodegón decidió homenajear a Norita contando de lo que más conocen: la experiencia de tenerla en el lugar.

El familiar bodegón.

"Solo podemos contar sus continuas visitas a Tarzán, la Humildad y Dulzura con que trataba a toda la gente que se acercaba a su mesa, el fin de año que festejó con sus Amigos en el local, su libro dedicado y su Alegría sonriendo y aplaudiendo a las bandas en los shows", recuerdan desde el bodegón ubicado en Los Incas 2309. No es casualidad que al igual que Vida y Militancia, palabras como Humildad y Dulzura permanezcan en mayúscula. Las prioridades, como era su costumbre, bien puestas.

Pero además de las anécdotas, el bodegón de Castelar decidió agregar un dato que diferenció la relación de Norita con este local del Oeste en particular. "Debemos entender que su hijo Gustavo fue desaparecido en el andén de la estación que se ve desde nuestra ventana", afirman.

El 15 de abril de 1977, Gustavo Cortiñas hacía el trayecto tradicional que realizaba del trabajo a su casa, donde vivía con su mujer y su hijo, cuando fue detenido y secuestrado en la estación Castelar. Recientemente, había conseguido un trabajo en el Ministerio de Economía nacional, donde conoció a una compañera que militaba en la villa 31. Le interesó sumarse con los trabajos sociales que organizaba allí la Juventud Peronista, que trabajaba con el cura Carlos Mugica en una zona del barrio conocida como Saldías. Aquello fue suficiente para que el poder estatal se encargue de su desaparición. “Iba tras los sueños de la justicia social”, dijo en varias oportunidades su madre, que al momento del hecho tenía 47 años. Hasta el día de hoy, continúa desaparecido.

"Quién sabe, tal vez por eso nos eligió, para estar cerca del último lugar donde se lo vio con vida", atinan a teorizar desde La Tarzán. "Esperando que lo hayas encontrado, te vamos a extrañar Norita", concluyen desde el bodegón de Castelar, adjuntando a la publicación una foto de la Madre de Plaza de Mayo como se la recuerda, en el barrio y en el país: irreverente, divertida, cercana.

El interior de La Tarzán.

La Tarzán de Castelar surgió prácticamente al mismo tiempo en el que se creó el barrio de Castelar. En el año 1948, un inmigrante italiano llamado Mario Borio decidió abrir un pequeño bar frente a la estación de tren, quizás con el objetivo de que los trabajadores que frecuentaban la zona pudiesen descansar tomando una copa. La familia Corvi, además de una de las primeras en habitar el distrito, fue la primera en gerenciar el lugar después de Borio. Sus descendiente, Carlos, continúa haciendose cargo del espacio. El encuentro se convirtió en uno de los pilares fundamentales de La Tarzán, así como la música, acompañando sus platos típicos argentinos con melodías del barrio y alrededores.

La razón social del comercio continúa siendo uno de sus principales objetivos, ya que en las redes sociales, los usuarios agradecen que el vínculo de Norita con el lugar haya llegado hasta sus teléfonos. "Gracias por hacernos saber de esto a muchos vecinos de Castelar que no sabíamos", afirma uno de los comentarios. Muchos, aprovechan para contar sus propias experiencias con Norita. "Una noche me la encontre en la parada del 395 y le dije Norita para donde vas? Voy a Tarzán que vienen mis amigas del centro", afirma otro de los usuarios. "En tarzán la conocí", recuerdan varios. Y así, los mensajes se van acumulando con recuerdos, emojis de corazón, palabras de cariño que se pierden en el espacio virtual pero que persisten en el imaginario individual de cada uno de los vecinos del barrio, del Norita Cortiñas puede considerarse, más que nadie, parte fundamental de su historia. Hoy, y siempre.