No hay un sólo argumento técnico que justifique mover la obra de la planta licuefactora fuera de Bahía Blanca. Las versiones de los últimos días no sólo causan sorpresa en Bahía Blanca, sino también en Río Negro. Va a ser difícil que un ingeniero firme esto y ponga en riesgo su matrícula”.

El que habla con Buenos Aires/12, avalado por 25 años de experiencia y conocimiento del sector es Pablo Van Den Heuvel, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Gas de Bahía Blanca y secretario gremial de la Federación de Trabajadores de la Industria del Gas Natural de la República Argentina (Fetignra). Desde hace un año, Van Den Heuvel es también secretario gremial de la CGT bahiense.

El gas natural licuado (GNL) es el resultado de un proceso de enfriamiento del gas natural a 160 grados bajo cero. Al cambiar de estado, el gas se vuelve menos voluminoso y esto facilita su almacenamiento y transporte, lo cual lo vuelve un bien fácilmente exportable. En consecuencia, la planta de GNL es un elemento necesario para convertir en divisas, en un momento crítico de la economía argentina, las reservas de los yacimientos de Vaca Muerta.

La representación sindical de Van Den Heuvel abarca, en términos territoriales, además de Bahía Blanca, las provincias de La Pampa y Río Negro, de manera que conoce a la perfección las condiciones de Punta Colorada y San Antonio Oeste, donde el gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck, pretende realizar la obra y metió el tema en medio de la negociación por el apoyo de sus senadores a la Ley de Bases.

“Los barcos pesqueros, que son la única actividad que hay en esa zona y tienen un calado y envergadura mucho menor que los barcos que transportan gas, tienen que esperar a las mareas altas para entrar y salir”, ejemplifica Van Den Heuvel. “Tendrían que hacer una inversión enorme, que ni siquiera tienen cuantificada, sólo para igualar las condiciones técnicas de uno y otro puerto”, asegura. 

Van Den Heuvel, además de señalar lo "ilógico" de semejante costo, agrega la demora como factor clave: "Eso llevaría no menos de dos o tres años, que es tiempo durante el cual la Argentina se priva de exportar y obtener divisas, en Bahía ya están hechos hasta los estudios de impacto ambiental, están concedidos los permisos de construcción, estuvieron los técnicos de YPF y Petronas”.

El experto agrega otra ventaja logística. “Hay otro proyecto alternativo o complementario, que se podría poner en marcha con las plantas compresoras del gasoducto Néstor Kirchner, hoy funciona de Bahía Blanca hacia Salliqueló, pero se podría invertir y traer el gas de Salliqueló a Bahía para licuarlo y exportarlo”, describe. 

La otra preocupación de Van Den Heuvel es la mano de obra. “Todos estos procesos, que implican la manipulación de una sustancia altamente inflamable, son de por sí riesgosos. Pero es directamente inviable realizarlos sin personal altamente calificado y especializado. Ese personal está en Bahía Blanca”.

“Resumiendo, en Bahía Blanca tenemos la infraestructura, tenemos el puerto adecuado, tenemos los profesionales y recursos humanos, que hoy trabajan en empresas líderes como Transportadora de Gas del Sur Mega o Exmar, tenemos experiencia en despacho de GNL, somos el nodo gasífero más importante del país, con una producción diaria de 6 mil toneladas de gas y productos derivados", dice Van Den Heuvel que advierte que "es difícil encontrarle la lógica a otra decisión que no sea esta”.

De esta manera, el sindicalista más importante del sector y de la zona, respalda las declaraciones del intendente Federico Susbielles respecto a que "la mejor opción para el país es Bahía Blanca". 

En la misma línea se pronunciaron todas las fuerzas representadas en la legislatura provincial, con la única excepción de los bloques que responden al Presidente de la Nación. 

Es la política

Si la decisión se observa desde una lógica política y no técnica, presenta un doble beneficio desde la perspectiva del gobierno libertario. Primero, la de obtener dos senadores más para un trámite que a priori no parece sencillo. Segundo, la de castigar a quien Milei eligió como su principal antagonista de cara al muy lejano 2027, el gobernador bonaerense Axel Kicillof

La contracara de eso es que el cambio de emplazamiento implicaría diferir o demorar ingresos de divisas, que terminarían ingresando al país una vez concluido el mandato del actual presidente.

Weretilneck, por su parte, tiene motivos para desconfiar de Miei. Su intento de armar una empresa mixta, con participación de Río Negro y Neuquén, para administrar las centrales hidroeléctricas del Comahue, no obtuvo ningún guiño favorable.