El mismo caos que tiene con el gas, los trenes o la distribución de alimentos, lo tiene La Libertad Avanza (LLA) en el armado partidario. En verdad, LLA no existe como partido político legal. En 2023 se presentó como alianza electoral con ese nombre, porque fue un arreglo entre seis partidos, chicos y casi desconocidos, que se pusieron ese nombre. Pero ahora, una ex dirigente, Carina Ivascov, sostiene que tiene registrado el nombre LLA desde 2020 y se presentó en la Cámara Nacional Electoral para que le prohíba utilizar LLA a los hermanos Milei. Mientras tanto, en casi todas las provincias se está tratando de legalizar el partido, para lo cual hay que presentar afiliados. Esos procesos van de escándalo en escándalo, porque dieron por supuesto que quienes fueron fiscales en 2023 ahora serán afiliados. Y los presentan de prepo. Ya aparecieron varios fallecidos y muchos que dicen “yo no firmé nada”. Para colmo de males, en el caso de la distribución de alimentos, fue eyectado el funcionario a cargo, Pablo De la Torre. El problema es que su hermano, Joaquín, es el titular del Partido de la Renovación Federal, uno de los que constituyó LLA en 2023. Los De la Torre ya rompieron el bloque legislativo y, si se lo proponen, también pueden exigir que no se use el nombre de LLA, porque como integrantes de la alianza original, tienen derechos en la denominación.

Nos vemos en Tribunales

Dos personas se presentaron a la justicia diciendo que tienen el nombre LLA registrado. El tradicional, Juan Mussa, peronista, que siempre aparece en estas cuestiones. La segunda, una dirigente de Entre Ríos, Ivascov, que tiene el certificado del Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI) de 2020. Lo curioso es que ambos, Mussa e Ivascov, querían impulsar una fuerza peronista, en especial la entrerriana que mantenía diálogos -según afirma- con Pablo Moyano y también con Carlos Kikuchi, el operador clave de Milei. Con el equipo que ahora gobierna hubo diálogos, pero terminaron mal: la bloquearon y se terminó la comunicación.

Tiempo después de que Ivascov registró LLA, Martín Menem legalizó un partido en La Rioja y le puso LLA. Dado el peso del apellido Menem en esa provincia, el proceso de legalización salió rápido. Y, con ese argumento -la existencia de un partido legalizado con ese nombre-, la jueza Servini rechazó las pretensiones de Ivascov. Consideró que tener registrado el nombre en el INPI no es decisivo. Ahora, Ivascov, de la mano del abogado José Vera, se presentó en la Cámara Nacional Electoral. El fiscal electoral, Ramiro González debe pronunciarse en los próximos días. En el escrito, Ivascov pide, concretamente, que los hermanos Milei se abstengan de usar el nombre LLA.

El partido no existe

Para el grueso de la población, LLA está asociado a los Milei. Pero el caos es tan grande que el partido en verdad no existe. El actual presidente se presentó a las elecciones de 2023 a la cabeza de una alianza integrada por pequeñas fuerzas: el Partido Demócrata de Mendoza; Fuerza Republicana de Bussi en Tucumán; el Partido Fé, del fallecido Momo Venegas, el Partido Libertario, de Ramiro Marra y el Partido Renovador Federal de Joaquín De la Torre. Esa asociación de partidos se puso un nombre: LLA.

Lo que sucede ahora es que los hermanos Milei resolvieron legalizar el partido, con el nombre LLA, en todas las provincias y a nivel nacional. Con 5 distritos, pueden luego pedir el reconocimiento nacional.

El proceso es desordenado como todo lo que rodea al gobierno y a los hermanos libertarios. LLA no tiene dirigentes de experiencia y en casi todas las provincias quedaron a cargo personas que son lo que Milei llamaría la casta: ex candidatos del PRO, ex dirigentes gremiales, del Frente Renovador, del peronismo. Es una mezcla con muchos personajes hasta bizarros.

El proceso arranca con una junta promotora que se presenta en el juzgado electoral de cada distrito y pide que se les dé un reconocimiento provisorio. Tiene que designar autoridades, carta orgánica y plataforma. Se hace una audiencia pública en la que otros partidos pueden objetar algunos de los aspectos presentados. A partir de ahí, la Dirección Nacional Electoral facilita fichas de afiliación. Se necesita -depende el distrito- un cuatro por mil del padrón electoral. O sea, en CABA, unos 12 mil afiliados. Deben llenar la ficha y ésta tiene que ser verificada por la justicia electoral.

Afiliaciones truchas

El medio Cinco Saltos Al Día descubrió que de las 200 afiliaciones realizadas por la LLA en esa ciudad rionegrina, 180 eran falsas. Docentes que dijeron que nunca firmaron nada y hasta aparecieron personas fallecidas. Extendida la investigación, se descubrió que lo mismo ocurría en todo Rio Negro.

Quienes conocen las movidas de los hermanos Milei -Karina está a cargo del proceso de legalización- cuentan que hay idénticas maniobras en casi todos los distritos. Es que decidieron tomar el listado de fiscales y, con sus datos, los registraron como afiliados, con firmas truchas. La cuestión ya saltó -según la versión de los opositores a los Milei- también en Corrientes y Jujuy. Otro aspecto que está surgiendo es que le hacen firmar a ciudadanos en fichas que no son las oficiales, porque no está terminado el trámite original de legalización y nos les suministraron las fichas oficiales.

Por ahora, LLA no está legalizada en casi ningún distrito y menos que menos a nivel nacional. Si no cambian las cosas, necesitará una nueva alianza para presentar candidatos en 2025, con la incertidumbre de si podrá usar o no el nombre.

Horizonte incierto

El escándalo por la no-distribución de alimentos produjo esta semana el despido de Pablo De la Torre, usado como fusible del desastre. Su hermano Joaquín, es el líder del Partido Renovador Federal (PRF), y su primera respuesta fue quebrar el bloque en la Legislatura bonaerense.

El punto es que el Partido Renovador Federal integra la alianza original que constituyó LLA con otros partidos pequeños. Si Joaquín De la Torre retira al PRF del frente, no se podrá usar más el nombre de la LLA. El antecedente es el de Cambiemos. Cuando se disolvió y pasó a ser Juntos por el Cambio, la justicia decidió que ningún partido ni tampoco la UCR, el PRO o el ARI podrían usar el nombre Cambiemos, porque se trataba de una marca específica de una alianza precisa. Lo mismo ocurriría ahora: si el PRF deja LLA, puede pedir que el nombre no se use más.

Pero la cuestión no sólo aplica a los hermanos De la Torre. La fuerza que llevó a los Milei a la Casa Rosada es un rejuntado muy propenso a las peleas y la disgregación. Más aún teniendo en cuenta que casi todos se quejan del maltrato que emana de Karina, la encargada del armado. Pasa algo bastante parecido a lo que sucede con el gabinete y la primera línea del gobierno: las cosas navegan entre renuncias, traiciones, supuesto espionaje, corrupción y una especie de sálvese quien pueda.

La cuestión se resume en que nadie conduce, nadie gestiona nada. Menos todavía el inexistente partido LLA.