"La meta más grande que tengo es ser top 10. Para eso necesito que me vaya bien en los torneos más importantes, en los Grand Slams y en los Masters 1000. Creo que todo va a ir de la mano". La frase le pertenece a Francisco Cerúndolo y se ubica temporalmente en el inicio de la temporada, cuando confesó ante Página/12 que su objetivo principal sería tan ambicioso como meterse entre los diez mejores tenistas del mundo.

El momento del quiebre llegó, nada menos que en Roland Garros, el torneo más valioso del circuito sobre polvo de ladrillo, donde ya igualó su mejor marca en torneos de Grand Slam: el año pasado también se había colado entre los 16 mejores del cuadro. Ahora, sin embargo, apareció una motivación única: por un lugar en cuartos de final tendrá que medirse contra Novak Djokovic, tricampeón en París y actual número uno del mundo.

“Ojalá que me toque Djokovic; no sé cuántas veces más tendré la posibilidad de enfrentarlo”, había soltado Cerúndolo, de 25 años, después de superar en cuatro parciales al estadounidense Tommy Paul. Todavía no sabía qué pasaría en el duelo entre el serbio y el italiano Lorenzo Musetti. Su deseo, bien entrada la madrugada del sábado en Francia, se materializó: Nole ganó un partido de más de cuatro horas que desbordó épica, en el que estuvo al borde del precipicio, y este lunes el porteño, segundo singlista argentino del ranking ATP, tendrá la chance de provocar el gran sismo en Roland Garros.

La ilusión comenzó a sobrevolar apenas quedó concretado el cruce entre el único sobreviviente albiceleste en el cuadro de singles y el mejor tenista de todos los tiempos. Cerúndolo tiene recursos de sobra para generar una sorpresa de calibre que le permita derribar una nueva barrera en su vida: llegar por primera vez a cuartos de final de un Grand Slam después de eliminar a una leyenda.

Djokovic emerge como un muro de ribetes incalculables: 24 veces campeón de Grand Slam y defensor del título en el Bois de Boulogne, será el favorito en un duelo que promete ser atrapante. ¿Por qué Cerúndolo despertó la esperanza, entonces? Su estilo de juego contiene algunas herramientas que podrían incomodar al monstruo serbio.

El mayor de los hermanos Cerúndolo –Juan Manuel tiene 22 años y es 178° del ranking– posee, entre sus bienes más temibles, acaso el drive con mayor aceleración del circuito. Representa una manera de jugar explosiva, con otros instrumentos complementarios: un muy buen servicio y un drop shot que suele darle un plus en canchas lentas. En pocas palabras configura una fuerte advertencia para Djokovic.

Por momentos Cerúndolo parece jugar a todo o nada. Vivir o morir, en términos deportivos. Su padre Alejandro "Toto" Cerúndolo, viejo conocido del mundo del tenis –309° en 1982 y coach de varios jugadores–, alguna vez lo definió a la perfección en una conversación con este medio "Sus partidos son como en los pueblos en los que no queda nadie en la calle, están él y el rival, y hay un cartel que dice 'dead or alive' (muerto o vivo); Fran y el otro a los tiros, esquivan las balas, y gana el que mete el último balazo. La vida de Fran es la de un pistolero: sabe que tiene mucho fuego y lastima siempre que pega". Por su instinto asesino para jugar lo llama Billy The Kid, en referencia al legendario vaquero estadounidense.

El primer cruce de su vida contra Djokovic le llegó en una suerte de punto de inflexión: acompañado en París por Kevin Konfederak, uno de sus jóvenes entrenadores –el otro es Nicolás Pastor–, la semana pasada contó que finalizó su vínculo con Franco Davin, el prestigioso coach radicado en Estados Unidos que supo llevar a lo más alto a jugadores como Gastón Gaudio o Juan Martín Del Potro, entre otros.

"Con Franco (Davin) nos tomamos una pausa. Cuando arranque con él fue por un tiempo indefinido. Se ofreció a ayudarme, él desde Miami y yo en Buenos Aires. Aprendí mucho de un entrenador con jerarquía. No se qué será del futuro", sostuvo Cerúndolo, en una de las ruedas de prensa post partido durante Roland Garros, respecto del vínculo que había comenzado a principios de temporada y que incluyó acompañamiento presencial en cuatro torneos del año: Indian Wells, Miami, Houston y Roma.

Su meta de alcanzar el top 10, no obstante, avizora más viva que nunca. El desafío será mayúsculo y tendrá todos los condimentos: en un repleto Philippe Chatrier, con un mito del otro lado de la red, Cerúndolo tendrá espacio y estímulos suficientes para lucir todo su poder de fuego. El reto será construir la paciencia para confluir sus lances a las líneas con la menor cantidad posible de errores. Derrumbar a un gigante no es cosa de todos los días.

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