"Francisco mereció ganar, fue el mejor durante gran parte de partido". La frase le pertenece a Novak Djokovic y sintetiza lo difícil que estuvo su encuentro de los octavos de final de Roland Garros, en el que debió apelar a todo su talento, su experiencia, sus mañas y toda su capacidad de resistencia para evitar una prematura eliminación ante el argentino Cerúndolo, que lo tuvo contra las cuerdas pero no pudo rematar la faena para lograr la victoria de su vida.
El marcador final indicó que Djokovic se impuso 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3 a Cerúndolo en cuatro horas y 36 minutos de pura tensión para clasificarse por decimoquinta vez consecutiva para los cuartos de final de Roland Garros. El serbio estuvo en desventaja 4-2 en el cuarto set, pero mantuvo la calma, elevó su rendimiento y escapó de lo que parecía una derrota segura. Apenas una doble falta de Cerúndolo cuando sacó 4-3, 30-15 le alcanzó al serbio para tomar aire, provocar una posibilidad de break que no lograba desde el primer set y generar el quiebre que le devolvió al paridad al tanteador cuando al argentino sólo lo separaban seis puntos de una victoria épica.
El primer set mostró un dominio abrumador de Djokovic en el marcador, pero no así en el desarrollo. Cerúndolo dispuso de varias chances para quebrar, tanto con el juego igualado como con el serbio mandando, pero no las pudo capitalizar. Por el contrario, el número uno del mundo aprovechó todo lo que dispuso para adelantarse por 6-1.
Pero el golpe de escena apareció en el inicio del segundo set. Un drop del argentino motivó una corrida de Djokovic, que sintió una molestia detrás de la rodilla y pidió atención médica. De ahí en adelante, Cerúndolo generó varias chances de quebrar, pero Djokovic, muy preocupado por su pierna, salvaba una tras otra. Sin embargo, en el duodécimo game llegó el primer break para el argentino, que emparejó el marcador y se lanzó a lo que se vislumbraba como una victoria.
Superado por la velocidad de bola del argentino, Djokovic corría de atrás y casi no luchó el cuarto set. Otra vez atendido en su pierna, no parecía enfocado para otra remontada como había logrado en la ronda anterior ante el italiano Lorenzo Musetti. "Algo pasó con mi rodilla, me tuve que tomar varios antiinflamatorios. A partir del cuarto set empezó a funcionar y pude terminar el partido sin dolor. No sé qué irá a pasar cuando me enfríe", admitió Nole tras el partido.
A esa altura, Cerúndolo se equivocaba poco, se mantenía sólido y logró un quiebre en el cuarto set que lo colocaba a las puertas de la gloria. Pero enfrente estaba Djokovic. Cuando el argentino bajó apenas la guardia, el campeón de 24 Grand Slam recuperó el quiebre y en el duodécimo game repitió para quedar 2-2, ya en alto nivel y con el público encendido en el court central de Roland Garros.
Más allá del impacto anímico, Cerúndolo se mantuvo enfocado y vendió cara su derrota, que llegó luego de que Djokovic conectara una derecha tan ajustada a la línea que obligó a la jueza del partido a bajar para revisarla. Así se acabó un partido inolvidable para Cerúndolo, que se fue con el sabor amargo de la derrota pero con el respeto mayúsculo de Djokovic y con la seguridad de haber jugado de igual a igual ante el número uno del mundo. Para el número uno del mundo, que viene de acumular más de nueve horas en los últimos dos partidos, el próximo escollo es el noruego Casper Ruud, finalista el año pasado, que se impuso en cuatro sets al estadounidense Taylor Fritz.