"¡Norita!" es el primer nombre que se escucha desde el escenario frente al Congreso. Es 3 de junio y pasaron nueve años de una consigna que transformó vidas enteras: Ni Una Menos. Así como las Madres de Plaza de Mayo y su historia de lucha trazaron las coordenadas de un trayecto que sigue teniendo sus ondas de vibración en las calles.
En 2015, una multitud llenó la Plaza del Congreso por el femicidio en Santa Fe de Chiara Páez. Fue un mojó en la larga historia feminista del país en donde el dolor y la rabia hicieron estallar las calles.
¡Presente! se escuchó ayer el grito unificado de un homenaje a puro sentimiento por la muerte de la referente de Madre de Plaza de Mayo. Le siguieron tres nombres propios más: Pamela, Roxana y Andrea, las tres lesbianas que fueron prendidas fuego en el cuarto de hotel que compartían: "No es libertad, es violencia patriarcal. La masacre de Barracas fue lesbicidio. Con hambre, odio y racismo colonial no hay Ni Una Menos. Abajo la Ley Bases y el DNU. El movimiento lesbo transfeminista sigue en pie de lucha contra el gobierno de Milei”, fue el encabezado del documento que se leyó cerca de las 6 de la tarde.
No abandonar las calles
Celeste está sentada en uno de los bancos frente al enrejado de la Plaza, tiene 24 años y vino temprano porque a las 18 entra a trabajar a un call center a pocas cuadras: “Vine al primer Ni Una menos cuando tenía 15, me trajo mi mamá y desde ese momento siempre vengo a las marchas feministas”. “¿Ahora estás sola?”, le pregunta esta cronista. Ella responde que su grupo de amigas están saliendo del trabajo para llegar a la Plaza. Una contraseña que se construyó en estos años tiene que ver justamente con eso, con estar con otrxs, con hacer compartidas historias individuales. El “no estás sola” fue una forma de hacer de las experiencias vividas un acervo de vida en común.
El 2015 fue un mojón en la historia de los feminismos locales y del continente, se discutió todo: la moda, los vínculos, la familia, la autonomía de los cuerpos, el derecho a decidir, la forma de estar en el mundo. Esa maceración es hoy el argumento que se toma desde el gobierno libertario para construir un discurso decididamente antifeminista. La llamada callejera resulta irrebatible a pesar de los protocolos implementados por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich: “No se nos permite manifestarnos, estamos acá por el lesbicidio de Barracas, para que no se apruebe la Ley Bases y para que se caiga el DNU. La policía viene con las motos, los autos se nos tiran encima, nos ponen en peligro y nos tienen acorraladas en una plaza exigiendo por lo que creemos justo”, dice Sabrina Giannotti, referente de Mumala.
Femicidios y la crueldad organizada
Según el Observatorio Ahora que sí nos ven, “entre el 3 de junio de 2015 y el 30 de mayo de 2024 se registraron 2544 femicidios, de los cuales 2287 fueron femicidios directos contra mujeres (cis y lesbianas); 256 fueron femicidios vinculados de mujeres y varones. En estos nueve años hubo un femicidio cada 31 horas”, dice el informe recién publicado.
“Venimos denunciando los femicidios por violencia de género, pero también nos están matando el hambre con la persecución a los merenderos y a los comedores que además están encabezados especialmente por mujeres”, dice Giannotti frente a un cartel que denuncia la motosierra de Milei.
Pasada las 16, el humo de las parrillas y el frío de la bajada del sol son la antesala del primer 3 de junio con Javier Milei como presidente: “Milei estás en un cumple”, dice un cartel frente a la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, un forma de seguirle el hilo a un presidente payasesco que en medio de lo que él llama el “mayor ajuste de la humanidad “ no deja de viajar afuera y arengar un superministerio que absorbió casi todas las políticas públicas que durante estos años las movilizaciones feministas lograron demandar al Estado y que hoy tienen como resultado una crisis en la gestión del Ministerio de Capital Humano al mando de Sandra Petovello.
¡Basta!
Entre el “Basta” rotundo, colectivo y rabioso de aquel 2015 se tiende un puente con un presente por momentos distópico. Poner los femicidios en el centro fue la llave para habilitar discusiones en relación a la violencia y el dolor. Hoy ese “Basta” resuena en la sensibilidad histórica de los transfeminismos, y se planta frente a los discursos de odio, el avance de la Ley Bases que apunta directamente a las mujeres con la eliminación de la moratoria previsional y la reforma laboral.
La consigna Ni Una Menos tiene ecos, mutaciones y una transformación concreta en las vidas de las doñas en el barrio, de quienes en 2015 fueron adolescentes, de las trabajadoras de casas particulares, de quienes han y siguen acompañando abortos.
Maira Sandoval, de MIDO (Movimientos Independientes de desocupados Organizados), viene desde Esteban Echevería y dice que en los barrios de la zona sur a las mujeres les cambió la vida pero la violencia y la muerte siguen a la orden del día: “En los barrios sigue habiendo mucha violencia hacia las mujeres y todavía sigue estando el tema de que los varones son quienes salen a trabajar y entonces ellas no tienen los recursos para poder irse. Nosotras les decimos que no tienen que soportar más eso”, explica. En su barrio hay una gran cantidad de mujeres que pertenecen a la comunidad boliviana y que hoy están marchando porque saben que es posible salir de esas violencias: “Nos lo fuimos diciendo una a una, que no estábamos solas, y ellas hoy están acá por eso”.
El escenario de junio del 2015 era muy distinto al actual, con un recambio de gobierno que ponía a Mauricio Macri y el discurso de la alegría al frente del poder. Nueve años más tarde, este 3 de junio se paró frente a un Congreso en donde se debate la Ley de Bases que junto al DNU anunciado por Milei apenas empezado su mandato, va de lleno a eliminar políticas que afectan directamente a mujeres trabajadoras y jubiladas: reforma laboral y eliminación de la moratoria previsional.