En un mismo decreto, el gobierno nacional creó una jefatura de Gabinete de funcionarios para un ministerio que acaba de eliminar y, por si fuera poco insólito, le otorgó a ese cargo de tercera línea un rango similar a uno de primera, con facultades propias de la cartera que cerró.

El inédito intríngulis administrativo fue publicado en el Boletín Oficial a través de un texto que modifica la Ley de Ministerios y reestructura el cuerpo de ministros a tono con la sumatoria de poderes que se le otorgó al jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

El decreto 484/2024 establece el siguiente zafarrancho: “Suprimir el Ministerio del Interior” y crear a la vez el cargo de “Vicejefe de Gabinete del Interior” para asistir al Jefe de Gabinete de Ministros. Es decir que crea una cabeza de funcionarios de una cartera que no existirá.

La persona que ocupará esa vicejefatura de un área eliminada será Lisandro Catalán, quien se desempeñaba como secretario del Interior cuando existía el Ministerio del Interior.

El funcionario responderá directamente a Guillermo Francos y será una de las dos manos derechas que tendrá el jefe de ministros junto con otra área que se le creó ad hoc: la Vicejefatura de Gabinete de Ministros. Esta oficina tendrá al frente a José Rolandi, exnúmero dos del despedido Nicolás Posse y uno de los funcionarios que quedó en el centro de un escándalo por cobrar un sueldo de 70 millones de pesos como directivo de YPF.

Según el decreto que los designa, los vicejefes de Gabinete y del Interior “tendrán rango y jerarquía de ministros”, y responderán directamente a Francos, quien a su vez podrá delegarles facultades de negociación con las provincias y el Congreso de la Nación, algo de lo que hasta ahora se ocupaba personalmente.

Todo el poder a Francos

La modificación de la Ley de Ministerios realizada a través del decreto 484 es una suerte de cajas chinas que intenta poner en orden un organigrama que se altera cada vez que el presidente Javier Milei o su hermana Karina deciden echar a un funcionario, algo que suele ser frecuente.

Por lo pronto, lo que hace ese decreto es dejar en manos de Francos “los compromisos y obligaciones” que estaban a cargo del disuelto Ministerio del Interior y tener poder de influencia y coordinación en los ministerios de Relaciones Exteriores (Cancillería), de Defensa, de Economía, de Justicia, de Seguridad, de Salud y de Capital Humano.

A la vez, le da a Francos una sumatoria de poder detallada en 107 ítems, entre los cuales están: “Asistir al presidente de la Nación en la conducción política” de la administración pública, representar al Poder Ejecutivo frente a los demás poderes de la república y organismos internacionales, y controlar a los demás ministros.

El decreto deberá ser aprobado o rechazado por el Congreso de la Nación en un plazo de diez días hábiles, de acuerdo con lo establecido en la Ley 26.122 y en el artículo 82 de la Constitución Nacional.