El cordobés Rubén Magnano, entrenador de la Selección Argentina de básquet que conquistó la épica medalla de oro olímpica en Atenas 2004, anunció que no dirigirá más para pasar más tiempo con su familia.

“No dirijo mas. Estoy en un momento donde no pretendo tener distracciones que me saquen el valioso tiempo que hoy tengo para mi familia. Por eso cuelgo los botines", sorprendió el estratega de 69 años en una entrevista con Super Deportivo Radio.

“Ni he pensado ni me he tomado el tiempo de pensar qué cosa es seductora hoy para mí. Ese tiempo hoy no es negociable y se que si dirijo voy a tener que sacar de ahí. Me retroalimento con cosas del básquet”, agregó el histórico entrenador.

Magnano inmortalizó su nombre en el olimpo nacional en Atenas 2004, al conducir al equipo que luego pasó a ser conocido como Generación Dorada. Una Selección que logró lo supuestamente imposible: eliminar al Dream Team estadounidense por primera vez de una cita olímpica. Hasta hoy, la conquista argentina sigue siendo la única excepción a la regla que establecieron los norteamericanos desde Barcelona '92, ganando todas las medallas de oro restantes en básquet.

Su espectacular y alocado repiqueteo en el partido debut contra Serbia y Montenegro tras el icónico doble de Manu Ginóbili fue acaso tan memorable como el tiro agónico del bahiense.

Pero la era Magnano duró apenas un suspiro, si se tienen en cuenta sus tremendos logros. Fue DT de la Selección entre 2001 y 2004 y ya en su segundo año logró el subcampeonato mundial en Indianápolis, también propinándole un cachetazo histórico a la Selección yanqui, que hacía de local y sufrió en el sexto partido de esa cita su primera derrota oficial desde que incorporó jugadores NBA (previo a 1992 sólo jugaban basquetbolistas universitarios).

Ese partido, correspondiente por la segunda ronda de grupos del Mundial, significó un golpe argentino en la mesa del básquet mundial. Fue 87 a 80 el 4 de septiembre de 2002 con un goleo muy repartido, acaso la principal característica de aquel equipo: Ginóbili con 15 puntos, Nocioni con 14, Scola con 13, Oberto con 11, Pepe Sánchez y Wolkowyski con 9, Palladino y Sconochini con 7.

Dos años más tarde, en Atenas, el resultado fue similar (89 a 81) pero el desarrollo contó con tramos de baile. Como con la inolvidable jugada entre Sconochini y Montecchia, con pase de faja y control a una mano del bahiense. Los goleadores de este hito fueron Manu con 29, Chapu con 13, el Puma con 12, Herrmann con 11 y Leo Gutiérrez con 10.

Profe de educación física, Magnano inició su carrera como entrenador profesional en 1990 al mando del emblemático Atenas de Córdoba. Tuvo tres pasos por el Griego (1990-94, 1996-99, 2008-10) y sumó cuatro títulos en la Liga Nacional, además de varias conquistas continentales. Aunque amistosa, recordada es la gira del equipo por París en 1997, en la que estuvo cerca de enfrentar a los Chicago Bulls de Michael Jordan.

Rubén también pasó por Luz y Fuerza de Misiones (1994-96) y Boca en el básquet nacional (1999-2000) antes de llegar a la Selección. Tras su gesta albiceleste, rescindió contrato entre secretismo y rumores, supuestamente distanciado con la dirigencia, para firmar con un club italiano.

El Atenas de Magnano: Milanesio, Campana, Oberto, Palladino y Osella entre otros.

Varios años más tarde retornó al plano internacional al aceptar en 2010 la conducción de la Selección de Brasil, a la que logró clasificar a los Juegos de Londres 2012 (no participaban de la máxima cita desde 1996) y con la que llegó hasta cuartos de final, donde fueron eliminados por Argentina. En Río 2016 también sufrió la grandeza albiceleste -en realidad a unos gigantes Nocioni y Campazzo, con 37 y 33 puntos respectivamente- y se quedó afuera en fase de grupos. Allí terminó su etapa verdeamerela y en 2018 pasó a Uruguay, donde estuvo hasta 2023.

Este año, dos meses antes del 20º aniversario del eterno oro en Atenas, Magnano anunció su retiro. Un verdadero número uno.