Marcelo Bielsa ha dicho alguna vez que debiera ser castigada la ignorancia de la belleza en el fútbol. Frente a lo estándar de un juego con predominio físico, donde la velocidad avasalla el pensamiento y los requisitos estéticos son olvidados, es preciso atender esa petición del actual entrenador de la Selección de Uruguay. Si bien hay jugadores que a pesar de todo han logrado quebrar ese paradigma o por lo menos mantenerse en las antípodas de que todo es correr y nada más, ese nicho cada vez es más pequeño y la trinchera empieza a quedarse sin guardianes.
Toni Kroos, jugador anacrónico en medio de autopistas siglo XXI, donde no se sabe lo que es el freno, consumó su carrera con el Real Madrid en la final de Champions League. Con 34 años, seis trofeos de campeones, diez al servicio del Merengue y 23 títulos, sintió que había llegado el momento de alejarse de la casa blanca. Cultor de la belleza, un estilo de juego ordenado y colaborativo, de asistencias milimétricas con capacidad para franquear bloques defensivos imposibles y hacer realidad lo que se podría lograr en una ficción, al estilo Moisés con el Mar Rojo, el futbolista alemán se despide victorioso.
"Ha sido menos de calle. Siempre tuve entrenadores, también de joven, que daban más importancia al juego en equipo y a cuestiones técnicas. Si tengo que explicar cómo juego, es como un jugador de equipo. Sé que sólo con mi calidad un equipo no gana nada, pero creo que puedo ser importante porque mis cualidades ayudan a ganar y a controlar los partidos. Hay muchas características mías que ayudan al equipo a ganar, a dominar los partidos. En mi opinión, los partidos se ganan en el medio, el que domina ahí gana. Siempre hay calidades individuales que muchas veces deciden, pero en el medio te haces dueño del juego”, le dijo a Jorge Valdano en 'Universo Valdano', el programa de entrevistas de Movistar +.
La radiografía del mediocampista alemán indica que el juego en equipo es lo que potenció sus habilidades. Un jugador que confronta con las individualidades para llegar a establecer un héroe colectivo. Una especie de Eternauta europeo. “Mi idea del fútbol, la base de mi juego es que yo solo soy bueno cuando juego para el equipo. Esa es mi calidad. Si hago algo por mi cuenta, no soy tan bueno. Juego para ayudar. Cuanto mejor jueguen los demás, mejor seré yo”, le dijo al diario El País de España.
Decir adiós, es crecer
El jugador que no se despeina, se ríe y demuestra emociones. El sábado pasado, el mote de “Iceman” se mantuvo al margen por un rato. A pocos minutos del final del partido frente a Borussia Dortmund, Carlo Ancelotti decidió sacarlo para una acalorada ovación. Kroos caminó sus últimos pasos con la vista en el campo de juego del moderno estadio de Wembley, hasta que levantó la mirada hacia los hinchas Merengues, revoleó los brazos, gesticuló unos ganchos al aire, se desahogó en un profundo grito, luego se abrazó con Vinicius Junior y dejó su lugar a Luka Modric.
En ese instante, sin más hojas en el calendario, la vida en un minuto: de aquel niño que debía jugar descalzo en los recreos del colegio para que sus compañeros, de alguna forma, pudieran sacársela, a formar parte del ranking de los jugadores más ganadores de la historia, junto a Lionel Messi, Dani Alves, Andres Iniesta o Gerard Piqué. “Kroos es lo más parecido a Federer jugando al tenis. Puede jugar a la pelota e ir a la casa sin bañarse. No se tira a los pies, no se ensucia, no transpira. Son jugadores de un nivel fabuloso”, lo definió Juan Román Riquelme.
El adiós de Kroos es acorde a su estética y luce bello. 35 títulos a lo largo de su carrera, repartidos entre Real Madrid, Bayern Múnich y la Selección alemana. Esto se cuenta así: seis Champions League, seis Mundiales de Clubes, cinco Supercopas de Europa, cuatro Ligas, una Copa del Rey y cuatro Supercopa de España; tres Bundesliga, tres Copas de Alemania, dos Supercopa de Alemania y el Mundial 2014 con su seleccionado. En la cima de su carrera, llegó el momento de vivir otra vida y como él mismo declaró, pasar más tiempo con su familia.
“Me quedan 50 o 60 años después del fútbol y hay muchos futbolistas que se retiran y tienen problemas, porque su vida era el fútbol y poco más. Para mí es importante tener mi primera vida en casa, con mi familia, porque es lo que voy a tener siempre. Luego el fútbol se va", le confesó a Valdano hace dos años. Queda una instancia más en el fútbol, la última para usar los botines blancos, y es con el conjunto Teutón que dirige Julian Nagelsmann. El objetivo es la Eurocopa y alcanzar ese título pendiente de su vitrina personal.