Alejandro Cosentino se suma al rosario de funcionarios que, en el último tiempo, abandonan el barco libertario. Hasta esta semana, quien se desempeñaba como Secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex MinCyT) renunció a su cargo. Se trataba de un hombre proveniente del mundo de las finanzas que había llegado a la cartera científica de la mano de Nicolás Posse y como el Jefe de Gabinete ya no está, Cosentino hizo lo propio. Se marcha en medio de un fuerte ajuste y una marcada subejecución presupuestaria del sector responsable de la producción del conocimiento científico en el país.
Consultado por este diario, Juan Pablo Paz, exsecretario de Articulación científico-tecnológica del Ministerio en la gestión anterior, apunta: “Cosentino fue sin dudas uno de los funcionarios más nefastos que tuvo el sector. Demostró la decisión política por destruir al sistema científico que se tradujo en la no ejecución presupuestaria”. Y continúa enérgico: “Ha paralizado acciones fundamentales como la puesta en marcha de la supercomputadora, así como la inversión en obra pública, en modernización de equipamiento, en todo. Ojalá sea reemplazado por algo mejor, aunque viendo lo que lo rodea realmente no hay muchas esperanzas”.
Aunque otros funcionarios como el propio presidente del Conicet, el veterinario Daniel Salamone, invitan a los investigadores a “dormir tranquilos”, lo cierto es que el escenario de ciencia y tecnología se oscurece cada vez más conforme transcurre el tiempo. De hecho, de manera reciente, desde el colectivo Raicyt (Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología) le respondieron de manera categórica: “La ciencia está atravesando la peor situación del ciclo democrático”.
La inflación interanual licuó los montos transferidos a centros e institutos, de hecho, muchos no saben hasta cuándo podrán subsistir al no poder afrontar gastos corrientes como luz, agua y seguridad. Asimismo, hay 140 contratos de empleados administrativos en Conicet que fueron dados de baja y 1200 más podrían correr la misma suerte el 30 de junio; las becas doctorales fueron recortadas de 1300 a 600, un aspecto medular para la formación de recursos humanos; al tiempo que los sueldos de los investigadores de carrera perdieron entre el 25 y el 30 por ciento de su poder adquisitivo.
A su turno, Ana Franchi, expresidenta del Conicet, comenta su perspectiva sobre la renuncia del funcionario. “Nos preocupa no por su persona, sino por los diversos rumores que existen sobre la posible separación de ciencia y técnica por un lado e innovación por otra. De confirmarse, nuevamente el área quedaría en una situación muy compleja”, dice. Después sigue: “La única política que tienen para el sector es la destrucción y creemos que la ida de este secretario, tampoco implicará un cambio, es decir, un apoyo”.
Plata hay, pero no se usa
Cosentino deja su puesto en una cartera cuyo presupuesto, prácticamente, no fue ejecutado. Según Datos Abiertos --sitio de información estadística oficial del gobierno-- de un presupuesto inicial de 79.431 millones de pesos, solo se ejecutó el 1.77 por ciento. En efecto, el dinero está, pero no hay interés en gastarlo en mejorar las condiciones de producción del conocimiento. Al respecto, Roberto Salvarezza, exministro de CyT, apunta: “Era un funcionario sin ninguna trayectoria en el área a su cargo y cuyo mayor mérito fue asfixiar al sistema de ciencia y técnica de nuestro país. Lo hizo a través de una escandalosa subejecución presupuestaria. Al mes de junio, ejecutó menos del 2 por ciento de lo asignado. Una vergüenza más que se suma a las muchas a las que nos tiene acostumbrados el gobierno de Milei”.
De acuerdo al análisis reciente que realiza el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e innovación, en los primeros cinco meses del año, la ejecución de la Función CyT cayó en términos reales un 24,2 por ciento si se la compara con los primeros cinco meses de 2023. En el informe se lee: “Esta retracción está incluso por encima de la caída real de la ejecución del Presupuesto de la Administración Pública Nacional, que desciende un 22,8 por ciento en términos reales y confirma el carácter procíclico de la inversión en CyT. Si se considera la ex Jurisdicción 71 (MINCyT), la caída es del 29,8 por ciento real”.
Cosentino poseía una vasta experiencia en el sector privado. Licenciado en Administración de Empresas y Contador Público de la Universidad Católica Argentina, aterrizó en la cartera científica proveniente del mundo de los bancos, las finanzas y las tecnologías. Entre otras entidades, Cosentino trabajó en el grupo Exxel, en Santander Río y en American Express. En sus redes sociales, también resaltaba haber sido fundador de Afluenta, una empresa de créditos e inversiones online de la cual fue presidente entre 2010 y 2022. El objetivo de Milei al ubicarlo en ese puesto era imprimir una impronta orientada al emprendedurismo y aceitar la articulación con el sector privado. Sin embargo, en los 180 días que gestionó el espacio, no se advirtió un giro en la política científica.
Un edificio ejemplo... del desfinanciamiento
Una muestra sintomática de la situación que atraviesa el área se vive por estos días en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. De manera reciente, las autoridades universitarias enviaron una carta documento al jefe de Gabinete exigiendo explicaciones sobre la situación del Cero+Infinito. Así se conoce al edificio emblemático de la ciencia argentina que está en riesgo de cerrar sus puertas por tener vencidos los contratos de seguridad, mantenimiento y limpieza. Aloja carreras de punta como Ciencias de la computación y Ciencias de datos, de gran prestigio y relevancia internacional por su vínculo con la tan mentada Inteligencia Artificial.
Como se refiere en el sitio oficial de la UBA: “El Estado Nacional no solo financió la construcción del edificio a través de un crédito internacional sino que, mediante un convenio firmado con la Universidad de Buenos Aires, se comprometió a cubrir los servicios de mantenimiento, limpieza y seguridad por diez años a partir de 2021, que fue el año de recepción provisoria por parte de la UBA”. Sin embargo, ese compromiso no se cumple en el presente. Así continúa el relato: “En diciembre de 2023 algo cambió. Inmediatamente después de la asunción de las nuevas autoridades nacionales, el pago a las empresas contratistas de todos los servicios comprometidos comenzó a sufrir demoras. En ese mismo momento, las autoridades de la Facultad iniciaron los reclamos a la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, y denunciaron públicamente la situación. El decano pudo hablar en reiteradas oportunidades con el secretario del área, Alejandro Cosentino, sin conseguir destrabar los pagos y sin obtener información de cómo seguiría el vínculo con los proveedores”.
A pesar de que la carta documento fue enviada el 1° de junio, la Facultad no obtuvo respuesta por parte de la cartera. Una muestra más de lo poco que les interesan las universidades y la ciencia de bandera.