Hace catorce años se estrenó Un buen día, película dirigida por Nicolás del Boca –padre de Andrea del Boca y director de telenovelas–, en la que abordó la historia de Fabiana y Manuel, dos argentinos en Long Beach (Estados Unidos). Escrito y producido por Enrique “Quique” Torres, el film estuvo protagonizado por Lucila Solá, Aníbal Silveyra, y con la participación especial de Andrea del Boca. Hasta ahí, no sería nada muy diferente a cualquier película sobre dos personajes que se encuentran y se conocen. Algunos la consideraron "la peor película de la historia". Otros en cambio, crearon el Grupo de Apreciación de Un buen día, con Magrio González como uno de los miembros más activos que también organizaba las proyecciones de Un buen día.
Ellos leían sobre el film, lo interpretaban y también intercambiaban material sobre Un buen día. Con el paso del tiempo, la producción de Torres se volvió un film de culto. Cuando el director Néstor Frenkel los conoció y supo de esta historia, realizó el documental Después de Un buen día, que aborda el fenómeno generado alrededor de esa película que no pasó inadvertida. El documental se estrenará este viernes 7 a las 22 en el Malba, con la presencia del director. Y se podrá ver todos los viernes de junio en ese horario. Previamente, a las 20 se proyectará Un buen día en 35mm. Y desde este 8 de junio también se podrá ver todos los sábados a las 22 en el Centro Cultural San Martín, junto a un retrospectiva completa de Frenkel (ver aparte).
"Obviamente que mi documental existe por esa película. Y nació no justamente por la película, sino por haber conocido a Magrio y sus amigos. Es un grupo de chicos que venían mucho a las proyecciones de mis documentales anteriores. A veces conversábamos algo, y quedamos en un contacto por las redes", cuenta Frenkel. "Ahí vi que eran simpáticos y creativos. Magrio escribe, dibuja, hace humor... Y empecé a enterarme de esto que hacían: todo este rescate de Un buen día. Me pareció una historia interesante y no lo pensé como un documental, pero cuando Magrio se me acercó para pedirme un consejo por otro documental que quería hacer, le dije por qué no hacía un documental sobre todo este mundo que ellos habían inventado y que era fantástico. Dijo que no. Y ahí me vino la idea", explica Frenkel sobre el origen de Después de Un buen día.
-¿Te sorprendió que exista esta comunidad de Facebook?
-Un poco sí y un poco no. Los grupos de fans son algo que existen. En otra época, se llamaban "Club de admiradores". Están, por ejemplo, Las nenas de Sandro. Tenemos una tradición en la Argentina. Podría ser una continuidad de eso, solo que con el tono de esta época. Y con la relación particular con el objeto de fanatismo.
-Un buen día se estrenó en 2010. ¿Cuáles fueron tus sensaciones al verla?
-Mi primer acercamiento fue raro. Me interesaba la historia. Entonces, a partir de la historia de los fans y de la película y que había fracasado y todo eso, empecé a trabajar el documental, pero nunca con la película. La conocía mucho por toda la cuestión de los fans. Tenía mucha información sobre Un buen día, y por qué se la había criticado. Sabía muchísimas cosas y también había conocido a los involucrados. Así que tardé tanto en verla, que cuando la vi era casi como que ya la conocía demasiado. Por otro lado, con toda la información que traía y habiendo entendido más la historia, lo que veo es que es una película que toma mucho riesgo, que es muy jugada, muy espontánea, muy generosa. También es totalmente excéntrica y anómala. Uno no ve películas así, no hay. Por eso, también calificarla de mala es quizás un reduccionismo. Puede ser o no ser mala. No es lo que me preocupa cuando hago un documental. Lo mismo si abordo a una persona. No me fijo si es exitosa, ganadora o perdedora, sino más bien que sea alguien que tenga particularidades y características interesantes, que proponga temas para pensar que sean interesantes. Y me parecía que esta película y todo este mundo y este evento lo tenían.
-De algún modo, buscaste trabajar sobre el fenómeno antes que en el objeto, ¿no?
-Tal cual. La película habla más sobre el fenómeno, y todo lo que nos puede hacer pensar el fenómeno. Y también las personas involucradas. Uno puede ver algo y decir "Bueno, ¿por qué es así? Por quién lo hizo". Entonces, veo que hay gente muy especial, muy interesante, con una energía muy fuerte, poniendo mucha energía en todos. Y la película contiene también eso.
-¿Este documental tiene una mirada menos irónica que otras películas tuyas?
-No sé, la verdad es que no lo analizo en esos términos. Eso lo dejo para los que lo ven. Dicen "menos irónica". No sé contra qué comparan o qué idea tienen de otras. Hice varias ya y a cada una trato de encontrarle una forma y también se trata de lo que va sucediendo cuando uno hace el trabajo. Yo no lo pienso en esos términos.
-¿Disfrutaste retratando a Enrique Torres? ¿Es algo así como el alma del documental?
-Yo creo que sí, creo que se nota en el documental que es el centro, más allá de que la película tiene varias historias. Está la historia de Aníbal, la de Andrea, la telenovela, la historia de la película y cómo fue mirada, pero sí, Quique es el alma del documental porque es el alma de Un buen día. Más allá de no ser el director, claramente es el autor. Es una película que nació de su energía, de su empuje, de sus ganas. El la escribió y quiso contar esa historia que es muy cercana a él mismo. Este encuentro al borde del mar parece cercano a él en su vida. Se ve que él ahí puso algo muy verdadero.
-¿Cómo lograste que participara Aníbal Silveyra, el protagonista de Un buen día?
-La verdad es que fue muy simple, más simple de lo que me imaginaba. No tuvo ningún problema. Sabiendo que Quique estaba involucrado, y que ellos tienen una relación muy buena, no hubo que insistirle ni hizo preguntas, ni puso condicionamientos. Me dijo que venía a Buenos Aires, lo contacté, ese día fui con una cámara y eso es lo que se ve en la película. Fue la vez que nos conocimos y él me contó con mucha valentía, generosidad y apertura todo lo que le pasó.
Para anotar en la agenda
Estos son los títulos y días de la retrospectiva de Néstor Frenkel en el Centro Cultural San Martín:
* El gran simulador (2013) - Sábado 8 a las 20.
* Buscando a Reynols (2004) - Domingo 9 a las 16.
* Los ganadores (2016) - Sábado 15 a las 20.
* Construcción de una ciudad (2008) - Domingo 16 a las 16.
* Amateur (2011) - Miércoles 19 a las 20. Previo a la función, a las 19, el director estará presente en una charla junto al periodista Diego Trerotola.
* Los visionadores (2021) - Sábado 22 a las 20.
* El mercado (2014) - Domingo 23 a las 16.
* Todo el año es navidad (2018) - Jueves 27 a las 20.
* El coso (2022) - Sábado 29 a las 20.
* El método Livingston (2019), dirigida por Sofía Mora con producción de Frenkel - Domingo 30 a las 16.