After Life

1999

Antes del estreno comercial en salas de cine, en un momento glorioso del cine de autor internacional en la cartelera argentina, La vida después de la muerte ganó el premio a la Mejor Película en la primera edición del Bafici. Lejos del realismo que sería luego su marca de estilo autoral, Hirokazu Kore-eda ubica la historia en el limbo. Sí, ese limbo. Allí, durante aproximadamente una semana, los empleados del lugar consultan a los recién llegados qué recuerdo particular de su vida desean conservar por toda la eternidad. Aquí no hay grandes gesticulaciones metafísicas ni, mucho menos, efectos especiales espectaculares: simplemente, un grupo de operarios ultraterrenos se dedica a construir una escenografía a tono para poder filmar ese recuerdo antes del siguiente paso celestial. El realizador declaró que, si tuviera que elegir un recuerdo como sus personajes, sería el final de una proyección de Ikiru, el clásico de Akira Kurosawa, a la cual asistió cuando tenía diecinueve años: “Todo el mundo se paró para aplaudir. Entiendo cuando se aplaude al final de una obra de teatro o un show, pero allí no había nadie, ni actores ni el director, para recibir esos aplausos. Me di cuenta de que habían disfrutado de la película desde el fondo de sus corazones. En ese momento me di cuenta de la potencia del cine, y creo que esa experiencia influyó fuertemente en mi decisión de no convertirme en novelista sino en director de cine”.

Distancia

2001

El tercer largometraje de Kore-eda está basado en el caso real de la secta apocalíptica conocida como Aum Shinrikyo, cuyos miembros llevaron a cabo un ataque con gas sarín en el sistema de subterráneos de Tokio en 1995. El realizador utiliza ese hecho histórico para crear una historia de ficción, la de una secta llamada “El arca de la verdad” que, en el comienzo de la película, realiza un atentado que termina con la muerte de decenas de personas. La elipsis permite avanzar tres años y el relato encuentra a los familiares de los terroristas conmemorando la muerte de las víctimas, y es a partir del encuentro con un joven que formaba parte del grupo pero decidió no participar del hecho que la trama de Distancia comienza a tomar forma. La razón del título puede hallarse en la “distancia” entre ese grupo de personas que, a pesar de todo, mantienen una conexión muy íntima como consecuencia del desastre. “Mientras filmaba Distancia aprendí muchas cosas, por ejemplo cómo usar la cámara en relación con los niños, y cómo crear la atmósfera adecuada en el set”, declaró el realizador años después del estreno de la película. “Lo interesante en ese caso fue que cada miembro del reparto tuvo en sus manos un guion especial para su personaje, detallando la interacción con los demás. Se permitió la improvisación y que pudieran crear su propia química, acortando la distancia entre ellos mismos y aquellos cercanos que aún están presentes en sus vidas”.

De tal padre, tal hijo

2013

En el comienzo de De tal padre, tal hijo, las palabras de un médico conjuran el desconcierto de un matrimonio. “Esto es algo que solía ocurrir en el pasado, pero ahora no es nada común”. Seis años después del nacimiento de su hijo, la pareja es informada de un hecho fuera de lo común, que los deja sin respuestas: el chico no es su verdadero hijo biológico, que fue intercambiado al nacer por otro bebé. Salvo algún momento excepcional a mitad de la narración, De tal padre, tal hijo confirma el recato y sutileza usuales en el cine del realizador, nuevamente enfocado entre las relaciones entre padres, madres e hijos. Y aquí es nuevamente lo excepcional lo que sacude los cimientos del entramado vincular, atravesando no sólo a los Nonoyima sino también a los Saiki, la otra familia enterada de la tremenda novedad. La historia complica aún más la situación al poner en tensión la diferencia de clases sociales y las ambiciones de ambos clanes respecto de su descendencia: el padre de uno de los chicos es un arquitecto exitoso y con poco tiempo para los más cercanos, mientras que la contraparte demuestra su afecto todos los días, sin demasiado interés en el ascenso social. En su momento, Kore-eda declaró que el film “comienza con un hombre que es exitoso en todo. Luego se topa con este incidente y, poco a poco, pierde casi todo lo que había conseguido. Pero en ese proceso también gana algo importante: la habilidad de ser un padre”.

La verdad

2019

La primera película de Kore-eda fuera de Japón (en 2022 viajaría a la vecina Corea del Sur para filmar Broker) lo encontró en Francia dirigiendo nada más y nada menos que a Catherine Deneuve, Ethan Hawke y Juliette Binoche. Pero más allá de la relocalización geográfica, La verdad vuelve a abordar uno de los temas centrales en su obra: los lazos familiares, generalmente corroídos por conflictos y rencores. El guion, como siempre del propio Kore-eda –costumbre quebrada por primera vez en La inocencia– narra el reencuentro de Fabienne, una diva del cine francés encarnada por la Deneuve, con su hija y su yerno, una guionista instalada en Hollywood y un actor “de segunda línea en series de televisión” (Fabienne dixit), justo cuando la veterana actriz está a punto de publicar un polémico libro autobiográfico. A pesar de su longevidad y experiencia, Fabienne todavía sufre ataques de celos profesionales, y el vínculo con su hija en el pasado se revela rápidamente como turbulento, reflejándose en un presente que tampoco es precisamente calmo. El título del film se explica a medida que corren los minutos: los conceptos de simulación y realidad se confunden constantemente, como así también las interpretaciones a partir de un guion con las emociones más genuinas. Lejos tanto del vodevil como del drama lacrimógeno, Kore-eda construye otra de sus películas personales jugando en cancha de visitante y dirigiendo a actores en un idioma muy distinto al japonés. Chapeau.