"Ya no soy hincha de Boca"; "Cuando juega el Superclásico prefiero que gane River". Esas son algunas de las declaraciones que Javier Milei eligiría poder borrar de su memoria. O quizás ya lo hizo. Porque este jueves en Santa Fe, tras un discurso en el que no pudo disimular su bronca por los reveses en el Congreso, el Presidente corrió como un niño cuando le comentaron que entre los asistentes estaba el arquero que alguna vez aplaudió en la Bombonera: Roberto Abbondanzieri. Hubo abrazo (de gol), beso y un par de menciones que hacen entender que en hasta en el fútbol Milei es un parteaguas (entre los que apoyan y los que lo rechazan) y que en La Boca, el Presidente tiene bastantes intereses.

Viajemos, mentalmente, a mediados de diciembre del 2023. Tras calzarse la banda presidencial -y en medio de una suba brutal de precios por la devaluación- Milei decidió jugar fuerte en otra votación que decidía parte del panorama político: la elección a presidente en Boca Juniors. De un lado estaba Juan Román Riquelme (y algunas terminales de dirigentes peronistas y radicales) y del otro, nada menos, que Mauricio Macri, en su fórmula conjunta con Andrés Ibarra. El Presidente hizo lo posible para cograciarse con su aliado político, al no solo usar parte de su capital político intentando destacar la figura de Martín Palermo -otro que apostó un pleno por la dupla macrista- sino que hasta se apersonó en Brandesen 805, en medio de un temporal que hizo estragos en varias ciudades, para dar su sufragio a la lista macrista.

La resto de la es conocida: Román arrasó en las elecciones más amarañadas de la historia boquense, Macri ni apareció por La Boca y algunos hinchas todavía recordaron con cariño la jugada de Milei.

Pero ni con la derrota a cuestas, Milei dejó sus guiños a la política del club xeneize. En varias entrevistas dio a entender que, para él, lo mejor que podía pasar en Boca Juniors es que se habilite el ingreso de capitales privados y en uno de sus viajes relámpagos por Estados Unidos, el Gobierno nacional se encargó de destacar dos fotos. ¿Con Biden? ¿Con el secretario del Tesoro norteamericano? Nada de eso. Las instantáneas fueron con un sonriente Gianni Infantino en una y la otra, levantando los pulgares con un tal Guillermo Barros Schelotto.

En el abrazo con el Pato de este jueves, dos cosas quedaron bien explicitadas. La aprobación del arquero de la Selección por el manejo del ultraderechista ("felicitaciones, los penales que atajás vos son más díficiles", expresó Abbondanzieri) y el interés de ambos porque el ciclo de Riquelme se termine.



Quienes suman en el once de Milei

El equipo proMilei no se compone solo de jugadores y dirigentes de Boca Juniors. Por caso, quizás el primero en formar parte fue la exgloria de Vélez, José Luis Félix Chilavert, que en plena campaña se fotografió con su colega del arco y hasta se hipotetizó con una posible candidatura suya en La Matanza con el sello de La Libertad Avanza. Por su arrogancia característica, semanas atrás Chilavert -quien se presentó a la elección a presidente de Paraguay y sacó el 0,8% de los sufragios- quedó en medio de los flashes por no esperar ni un día en Twitter para destilar odio ante la muerte de César Luis Menotti. También se anota en el equipo el Kun Agüero, amante de la dolarización y un país sin impuestos. En el gobierno neoliberal, incluso, se anotan unos porotos por los jugadores de la Scaloneta (Dibu Martínez y el Papu Gómez, entre otros) que empezaron a seguir en redes sociales a Milei luego desde que se pusiera la banda presidencial. Eso sí, ninguno de los futbolistas dio un mensaje de apoyo al Presidente.

Como yapa, está el caso del Juan Manuel Martínez, exdelantero de Boca, Vélez y Argentinos Juniors. El Burrito, ferviente antiperonista en redes sociales, había prometido irse del país si Sergio Massa ganaba el balotaje. El 22 de noviembre, Milei se impuso en la segunda vuelta y, meses después, el jugador anunció su nuevo club...en Orlando, Florida.

SAD, Talleres y Estudiantes

Lo que en la superficie figura como un juego de simpatías por el Presidente o la política de Boca, debajo de la línea de flotación está, quizás, la piedra fundacional: habilitar (o no) la posibilidad de que los clubes sean sociedades anónimas. “Y a vos qué carajo te importa de quién es si le ganas a River 5-0, es campeón del mundo, todo. ¿O preferís seguir en esta miseria que tenemos cada vez fútbol de peor calidad?", fue la respuesta de Milei cuando se le consultó si le molestaría que un jeque árabe comprase Boca.

Esa opinión ocurrió antes del balotaje. Una vez en el sillón de Rivadavia, Milei aceleró: firmó el DNU que habilita la presencia de sociedades anónimas en cualquier deporte, obliga a las confederaciones a actualizar los reglamentos y hasta se ocupó del tema en su lugar favorito (Twitter) cuando dejó circular las versiones de que el Chelsea y el City Group estaban interesados en desembarcar en algún club argentino.

El lobby no termina allí. Se suman también las gestiones del propio Macri y su fetiche por el 9 de Qatar; el Kun confesando que habló con Milei para una posible inversión en Independiente y la puesta en marcha de algunos intergantes del Gobierno para superar salir de la encerrona legal y promover, en el Congreso, un proyecto para el arribo de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). 

El PRO ya anticipó, con Cristian Ritondo a la cabeza, que puede aportar votos en ambas Cámaras y salieron a jugar la diputada Juliana Santillan y mismísimo ministro de Deportes y Turismo, Daniel Scioli, el mismo que, en 2018, había promovido un proyecto, aunque para impedir el arribo de capitales privados al mundo del fútbol. "Evolucioné", fue la justificación cuando le cuestionaron su ambivalencia.

Pero las gestiones no terminan en el Congreso sino que siguen en los pasillos de algunos estadios. No es casual, por caso, la cumbre entre Scioli, Santillán, Garro (secretario de Deportes) y Andrés Fassi, presidente de Talleres de Córdoba, el club que suele ser mencionado como "modelo" de un gerenciamiento exitoso. Tampoco es obra de la casualidad es que el club cordobés haya sido el primero en saludar cuando La Libeertad Avanza triunfó en el balotaje.

En La Plata también hay simpatías por el León. Y no solo porque comparten apodo, sino que el presidente de Estudiante es otro de los que insiste con  la llegada de capitales privados, aunque se cuida de decir que debería ser exclusivo para el manejo del fútbol y no de los clubes en general. Y las buenas migas parecen ser tal que en el ambiente cobra, cada vez con mayor fuerza, el rumor de que el exjugador de la Selección es un asiduo visitante en la Quinta de Olivos.