La Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género de Nación dejó de existir. Primero redujeron el Ministerio de la Mujer a subsecretaría, luego la desmantelaron y finalmente la suprimieron. El Gobierno nacional eligió justo la semana del Ni Una Menos para pegar un nuevo zarpazo y alimentar su disputa política, simbólica y cultural. "Es tremendo lo que está ocurriendo en la Argentina, y es especialmente difícil para mujeres y diversidades", dice a BuenosAires/12 la ministra de Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz. Asegura que "el Gobierno nacional desampara de manera total a quienes sufren violencia de género".
La principal preocupación de la ministra es la Línea 144, aquella a la que acuden las mujeres que se sienten en peligro. "No sabemos qué destinos tendrán los trabajadores de la línea 144 y qué continuidad habrá para un servicio de esas características, que es de alcance federal", dice. Advierte que la Provincia tiene su propia línea, "pero el desafío será la manera de garantizar la respuesta para los casos que antes se atendían por la línea nacional".
"Recibía muchos llamados del conurbano bonaerense", dice la ministra. Informa que ya mantiene diálogos con las telefónicas y con sus propias áreas de Gobierno, para ver cómo garantizan que las bonaerenses que requieran ese servicio lo tengan a disposición.
--¿Tenían contacto con el área de Género nacional? ¿Habían realizado reclamos formales?
--Con el Gobierno nacional nunca tuvimos interlocución. Hicimos todos los planteos y por todas las vías. Pedimos que llamen al Consejo Federal de Mujeres y reclamamos la continuidad de los programas, pero las noticias que teníamos eran cada vez más graves y culminaron con este anuncio. Van a despedir a 500 trabajadoras más por este desguace que sufrió el área de Mujeres, que afecta a políticas como la Línea 144, que la habían dejado sólo para la asistencia en situaciones de guardia. Sin embargo, cuando tuvimos problemas técnicos y contingencias que requerían el traspaso de atención a la línea nacional, Nación no nos atendió. Es grave porque estamos dejando de lado la primera escucha y orientación en casos de violencia, porque la 114 es una línea fundamental para decirle a una persona que hacer en situaciones de riesgo de vida.
--¿La situación no mejora?
--Lejos de tener respuestas, se está agravando. Estamos peor que antes y hay falta de respuestas y de atención, por ejemplo, para la salud sexual y reproductiva. No renovaron la previsión de insumos. Entonces todo debe sostenerse con recursos provinciales, cuando encima Nación recorta la coparticipación. Todo lo que hace Nación es profundamente dañino, y acá la Provincia se esfuerza por sostener las políticas y los programas con recursos propios, a pesar de este modelo que afecta la recaudación provincial y la de los municipios. Kicillof, como economista que es, tiene una mirada muy especial en visualizar prioridades y sostener la atención de todas estas temáticas fundamentales, pero estamos gobernando en una incertidumbre casi peor que la pandemia.
--¿Por qué peor que en la pandemia?
--Frente a la pandemia había un Gobierno nacional que puso todos los recursos al servicio de dar respuestas, ya que todo el tiempo había que estar rediseñando la gestión. Hoy estamos peor porque la incertidumbre se debe a un modelo económico que está destruyendo nuestro aparato productivo.
--¿El contexto generado por las políticas que implementa el Gobierno nacional ya estaba causando problemas?
--Sí, porque el ajuste brutal, el deterioro, la falta de entrega de recursos a las provincias, la falta de políticas que se hagan cargo de fortalecer la salud y la educación, y el aumento de los alimentos y los servicios, atenta especialmente contra las mujeres.
--¿En especial?
--Sí, porque son las mujeres las que organizan la dinámica de la vida cotidiana y las que se ocupan de las personas dependientes en el hogar, ya sea niño, niña, una persona enferma, o una persona con discapacidad. Eso, para las mujeres, es pobreza económica pero también pobreza de tiempo, porque tienen que estirar al infinito la jornada diaria para resolver esas cuestiones, que se potencian cuando el Estado se retira o deteriora su presencia. Estamos ante una brutal feminización e infantilización de la pobreza. Un problema del gobierno del Frente de Todos fue que no hubo una mayor distribución de la riqueza y que hubo pérdida del poder adquisitivo. Pero no se movía el índice de indigencia infantil. Este índice, que es el más duro y tremendo, aumentó 20 puntos desde que está Milei. Casi el 35 por ciento de nuestros pibes están en la indigencia, y eso impacta de lleno en quienes los cuidan, que son sus madres. Claramente, en estas dificultades, las mujeres son fuertes pilotas de crisis, y ante ello el Gobierno provincial ratifica su compromiso de Estado presente.
--¿Qué ocurre en una familia cuando hay indigencia?
--La indigencia en las infancias es lo que más creció según UNICEF. Los chicos y chicas que sufren eso, que es grave en términos alimentarios, también sufren la carencia de las estimulaciones necesarias para el desarrollo de las infancias. Además, en nuestras sociedades actuales hay una serie de cuidados, cuando se tiene recursos y posibilidades económicas, que están asociadas no sólo a lo educativo tradicional, sino también a los deportes, a la recreación, al juego, al conocimiento de lugares y al acceso. La pobreza no es sólo en términos económicos. También restringe posibilidades sociales y culturales, porque las familias están afectadas de ese modo.
--¿Cómo repercute la indigencia en el futuro de esos niños y niñas que la sufren?
--Es muy grave lo que se vive y eso marca el desarrollo a futuro de los chicos y las chicas. Todos los que trabajamos con infancias sabemos que los primeros tres años son cruciales en el marco del desarrollo, por eso insistimos allí. Por eso Kicillof siempre hizo tanto hincapié en la educación, en fortalecer los sistemas educativos y sanitarios, y en invertir en obra pública, como los centros de desarrollo de la primera infancia, que son espacios en los sectores más vulnerables preparados para los niños desde los 45 días hasta los 4 años. Construirlos igual a pesar del contexto, con recursos provinciales o con préstamos que se consigan, es fundamental.
--¿Por qué?
--Porque el mercado te deja afuera de todo eso, y es el Estado el que soluciona y tiene un papel de promoción, de redistribución, y de acercar posibilidades en estos momentos signados por la pérdida del poder adquisitivo. En lugares donde hay pobreza también se incrementan las situaciones de discapacidad, y eso requiere de otras atenciones que demandan tiempo, cuidado y dinero, y eso se precariza en estas condiciones de existencia.
--La situación de los comedores está en boca de todos y allí las mujeres cumplen un papel preponderante.
--Sí, así como hablamos de la infantilización y la feminización de la pobreza, para las madres también es pérdida de tiempo. Esto se ve clarísimo en los comedores. El Gobierno nacional los está vaciando y no hay entregas de alimentos desde que llegaron al poder. Todo eso hace que las mujeres utilicen su tiempo buscando alimentos, juntando para donaciones y organizando las ollas. Es una odisea diaria la que terminan transitando para resolver cosas de la vida cotidiana.
--¿Cómo hace el Ministerio de Mujeres y Diversidad para dar con esas situaciones y buscar una solución?
--Nosotras tenemos, por un lado, una división del ministerio a nivel territorial y una tarea articulada con cada municipio. Desplegamos operativos territoriales, donde vamos junto al ministerio de Desarrollo de la Comunidad, que mantiene el plan alimentario más grande del país y lleva las políticas conjuntas para que lleguemos a los barrios. Dos o tres veces por semana se realizan dispositivos en los territorios. Sin embargo, resulta fundamental el engranaje con los municipios, porque ellos son la primera ventanilla.
--¿Qué factor le llama la atención de este ajuste? ¿Hay algo distinto, nuevo?
--La afectación a los sectores medios, y medios bajos especialmente. Los sectores de niveles de ingresos más bajos ya tienen estrategias de vinculación incluso con el propio Estado en relación a la gestión de políticas, pero los sectores medios o medios bajos no tienen todas esas trayectorias, y entonces el sufrimiento frente a la precariedad y la falta de recursos de la vida cotidiana es muy fuerte. Incluso en términos subjetivos es, muchas veces, muy devastador. Y ahí hay un papel clave de sostén de las mujeres. Por eso estamos pensando y buscando estrategias de acompañamiento. Porque hay que organizarse, articular y generar espacios para que las redes de respuestas se creen y se fortalezcan. Calculá que el impacto en la informalidad laboral para las mujeres siempre fue alto, pero se agudiza aún más con el desempleo, y hay una pérdida brutal del poder adquisitivo en seis meses. Ni hablar con el aumento de los servicios. Hoy calefaccionarse es un lujo sólo para los sectores de más altos ingresos. Ahí también hay que tener una mirada especial y venimos conversándolo con mujeres de la pequeña y mediana empresa, sobre cómo se hacen las articulaciones en otros sectores sociales.
--¿Esto ya se vivió en el pasado?
--Sí, ocurrió en otros períodos de crisis en Argentina, pero ahora la diferencia es lo brutal y lo veloz que están llevando a este extremo de necesidades por el ajuste brutal que practican. Hay un dato no menor, y es que el 30 por ciento de los hogares son monomarentales, o sea que las mujeres los sostienen. Ahí impacta la pobreza de manera mayor, porque no podés seguir alquilando. Tenés que volver a la casa de tu familia, si es que tenés, y eso trae, incluso, la división de la pareja. Toda esta situación produce una cantidad de problemáticas derivadas que son muy grandes para todos los estratos sociales, salvo para los más ricos.
--¿Qué siente como funcionaria ante esta situación?
--Es cierto que hay momentos de angustia y de tristeza, pero quienes somos militantes políticos de toda la vida, en mi caso con 40 años de militancia y encima con la responsabilidad de estar al frente de este ministerio de Género que es el único del país, hace que el compromiso sea lo más importante. Es la vocación de servicio, la vocación de formar y de transformar en la trinchera. Y para eso tenemos ejemplos de vida ante los cuales nos debería dar vergüenza desalentarnos. Nora Cortiñas es una, o Lita Boitano, que lamentablemente acaba de fallecer. Ellas estuvieron siempre con la sonrisa, el entusiasmo y la fuerza. Es terrible lo que vivieron con la desaparición de sus hijos y con los años de impunidad, y sin embargo siempre decían 'adelante, hay que seguir, con fuerza y esperanza'. Entonces en memoria de estas Madres seguiremos trabajando con todo el empuje para seguir transformando la realidad.
--¿Qué visualizaste en la marcha del 3J?
--Noté que en esta ocasión se priorizó la territorialidad, porque hace mucha falta dialogar desde la cercanía y que estos temas digan presente en cada localidad, en las plazas y en los pueblos. Es tal el ajuste del Gobierno nacional y el ataque a los ingresos de la mayoría, que tienen un impacto tremendo en la vida de las mujeres, que hay que formar lugares de encuentro, construir redes, y buscar respuestas colectivas para tratar de sostener la vida cotidiana. Estuve en Congreso, donde miles de mujeres reclamamos justicia por el lesbicidio de Barracas y nos expresamos contra el DNU 70 y la sanción de la Ley bases, porque recorta derechos fundamentales para las mujeres, especialmente para aquellas que se jubilan. Estamos en contra la agenda de ajuste del Gobierno nacional y el clima de discursos de odio y violencia.
--Horas antes de la marcha inauguraron la Escuela de Género, Gobierno y Comunidad ¿De qué se trata?
--Hay una tradición institucional del Estado bonaerense que apunta a generar formación para efectores públicos desde las propuestas del propio Estado, que es el que lleva adelante la política y la gestión, por lo que tiene los mejores saberes en relación a cómo formar a esos especialistas en diversas temáticas, ya sea administrativa, de salud, de infraestructura, o de derecho. Cuando pensamos en la perspectiva de género y de diversidad en los planos de Gobierno nos damos cuenta que es una perspectiva más transversal, entonces con más razón surge la necesidad de generar una especialización para mejorar la eficiencia de quienes trabajamos en el Estado y de los servicios que ofrecemos a nuestra comunidad bonaerense.
--¿Con qué objetivos lo hacen?
--Hay un objetivo claro. Por un lado existe una transición en la que nos instituimos como Estado, y al haber creado el ministerio en 2019, también necesitamos que esté la formación específica. Por otro lado, tiene que ver con que apuntamos a que la formación sea una transformación político cultural. Y eso impacta en nuestras prácticas institucionales. Allí buscamos reforzar y fortalecer todo lo que ponemos a disposición de todos los poderes del Estado. Queremos dar mayor oferta formativa, no sólo cursos de sensibilización. Otra cuestión, que fue evidente durante los primeros cuatro años de gestión del ministerio, es que tenemos mucha demanda de las organizaciones deportivas, sindicales, sociales y de los partidos políticos, entonces debemos generar propuestas para estas organizaciones. Nos interesa ir construyendo certificaciones que consoliden perfiles profesionales y oficios que también contribuyan a las mejores posibilidades de salida laboral para las mujeres y diversidades.
--¿Dónde se verán los resultados?
--Mejoraremos las capacidades de los trabajadores y trabajadoras del sector público. Estamos mejorando sus capacidades para la Intervención en la política que tienen que llevar adelante, pero también para la reflexión ligada al propio espacio de trabajo, en cómo trabajamos en relaciones más igualitarias, sin discriminación, sin reproducción de prácticas violentas en el ámbito del trabajo, y en cómo disponemos la escucha activa, que es otro de los puntos que mejoran las herramientas que brindamos. Queremos mejorar Estado y que sea más eficiente.