La crisis maduró con los partidos y estalló a poco de iniciado el nuevo torneo. Ignacio Astore echó a Mauricio Larriera y el fútbol del parque Independencia vuelve a quedar a la deriva. La dirigencia no tiene un perfil trazado para el sucesor. En el parque Independencia se evalúa desde Ramón Díaz a la vuelta de Alfredo Berti. Entre tanto Adrián Coria asume hoy otra vez para dirigir el equipo en el juego de la semana que viene ante Instituto.

Larriera terminó muy mal la Copa de la Liga pero Astore prefirió darle la oportunidad del arranque en Liga Profesional. Los números son aceptables: ganó dos de local y perdió dos de visitante. Pero el problema no eran las estadísticas sino lo que ofrecía el equipo en cancha. Un Newell’s sin ideas ni convicciones de juego, falto de carácter para responder a la adversidad, incapaz de superar a sus rivales en el  juego, todo depende de Ever Banega. Y el diez volvió para ayudar a jugar mejor al equipo, no para salvarlo de la intrascendencia deportiva acumulada durante tantos años en el Coloso del Parque.

Astore pasó de la paciencia al enojo sin matices. El presidente de Newell’s, en contraposición a la opinión de la mayoría de los miembros de la Comisión Directiva, decidió no esperar hasta después del partido con Instituto para aprovechar el receso por la disputa de la Copa América y negociar así la salida con Larriera. Por el contrario, lo echó horas después de la caída con Banfield, con el perjuicio económico que significa para las cuentas del club esta decisión.

Larriera ya no está en Bella Vista y ahora el club busca entre los candidatos que suenan cada vez que el equipo está sin rumbo. Primero llamaron a Ramón Díaz, de reciente paso por Vasco de Gama de Brasil. El ex entrenador de River quiere dirigir en el exterior por razones económicas. Ni siquiera se inició una conversacion. A Julio Vaccari, el ayudante de Gabriel Heinze, le propusieron venir a dirigir a Newell’s, club del cual es hincha, pero tiene un acuerdo con Independiente para firmar vínculo la semana que viene. El tercer nombre es el Sebastián Beccacece, de decepcionante paso por Elche de España, club que es gerenciado por Cristian Bragarnik, a la postre el representante del entrenador. Traer a Beccacece implica acuerdos con Bragarnik, una figura muy controvertida del fútbol argentino por su múltiples roles: representa jugadores, entrenadores, invierte en clubes y gerencia a otros. Es decir, está en todos los rubros del negocio de la redonda y hoy Newell’s no está en condiciones económicas de destinar los millones de dólares que significa hacer acuerdos con el representante más fuerte del fútbol argentino.

Alfreto Berti es el técnico que quiere Astore, pero el presidente no se resuelve a contratarlo por la resistencia a su figura que los hinchas hacen saber en redes. La alternativa a Berti es contratar a uno de los entrenador jóvenes del fútbol argentino que no tienen vinculación con el club, como el caso de Guillermo Farré, de exitoso trabajo el año pasado en Belgrano de Córdoba.