Este jueves, la Secretaría de Industria y Comercio de la Nación oficializó la derogación de siete reglamentos técnicos que controlaban las normas internacionales de seguridad de varios productos importados. La medida, presentada como una forma de agilizar los procesos comerciales y reducir la burocracia, plantea interrogantes importantes sobre su verdadero impacto en la salud pública, la producción local y la competitividad de las empresas nacionales.
Mediante la Resolución 108/2024, publicada este jueves en el Boletín Oficial, la Secretaría de Industria y Comercio -dependiente del Ministerio de Economía-, a cargo de Pablo Lavigne, anunció cambios en los requisitos para el ingreso de ciertos productos al país. La medida fue justificada por la necesidad de "desburocratizar y reducir los costos y tiempos asociados a la importación y comercialización de bienes". Sin embargo, la derogación de estos reglamentos genera serias dudas.
Entre las normativas eliminadas se encontraban regulaciones cruciales que garantizaban la seguridad y calidad de una amplia gama de productos, desde electrodomésticos hasta útiles escolares. Por ejemplo, uno de los reglamentos anulados exigía la certificación de normas específicas para artefactos eléctricos de uso doméstico, como heladeras y lavarropas.
La desregulación elimina la necesidad de certificación de cumplimiento de normas IRAM para artefactos eléctricos y la obligación de certificar la baja presencia de plomo en tintas y barnices empleados en la industria gráfica. Además, ya no se requerirá la certificación de seguridad para productos gráficos en cuanto a la migración de metales pesados, ni que los artículos escolares cumplan con requisitos mínimos de seguridad.
El Secretario de Industria y Comercio, Pablo Lavigne, defendió la medida argumentando que "estas normativas ya no eran pertinentes debido a la presencia de productos sustitutos tecnológicamente más avanzados". Añadió que "la eliminación de estos reglamentos permitirá un comercio más fluido y menos restrictivo".
La ausencia de controles podría llevar a la importación de productos de menor calidad y seguridad. La eliminación de estas regulaciones también podría generar una competencia desleal para los productores nacionales, quienes seguirían sujetos a estándares rigurosos mientras que los productos importados podrían ingresar con menor supervisión.