El presidente Javier Milei formalizó el nombramiento al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a Sergio Darío Neiffert, el hombre que –de no mediar otro escándalo interno en el Gobierno- se pondrá al frente de la "rejerarquización" de ese organismo en áreas de terrorismo internacional, crimen organizado y ciberseguridad.
La designación del nuevo jefe de los espías fue hecho a través de un brevísimo Decreto 505/2024 publicado este viernes en el Boletín Oficial, sin más que las firmas de Milei y su jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
A diferencia de lo que ocurre con otros nóveles funcionarios, el texto oficial no detalla las cocardas que carga el nuevo Señor 5 que fue elegido casi de urgencia tras la salida de su antecesor, Silvestre Sívori.
A Sívori, un hombre del desplazado Nicolás Posse, se le atribuyó ser parte de un dispositivo a través del cual el exjefe de Gabinete espió tanto al Presidente como a sus colaboradores más estrechos.
Salvo que antes haya tenido un vínculo con el organismo que hoy encabeza, lo único que se sabe de Neiffert es que se desempeñaba como representante del Poder Ejecutivo Nacional ante la desmembrada Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar).
Ese dudoso mérito en materia de espionaje y seguridad se suma a su anterior cargo de tesorero del Consejo Escolar del partido de Malvinas Argentinas, cuando Jesús Cariglino era intendente.
Con esa “idoneidad”, el flamante funcionario se pondrá al frente del plan de rejerarquización de la AFI que Javier Milei tiene en mente: crear un organismo con agenda prioritaria en seguridad internacional, producto de los nuevos alineamientos del Gobierno.
Lo que se sabe por ahora es que la AFI dejará de llamarse de esa manera y se dividirá en tres organismos, cada uno de estos dedicado exclusivamente a una tarea.
El primer eje será terrorismo internacional y se basará en todo lo vinculado a toda supuesta amenaza exterior. Es decir posibles ataques de células terroristas en la región.
El segundo se ocupará de seguridad interior en todo lo que implica “terrorismo organizado”; por ejemplo, el narcotráfico. Y el tercer eje se abocará a la ciberseguridad, hackeos y otros delitos virtuales.