La presencia de plagas de mosquitos en la Ciudad de Buenos Aires, AMBA y regiones de la zona central del país se extendió hasta bien entrado el otoño, generando molestia y preocupación entre vecinos ante un posible brote de enfermedades virales. ¿Por qué siguen habiendo tantos mosquitos, si hasta hace dos semanas se pronosticaban temperaturas de extremo frío?

Según la directora de Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) del Conicet, María Victoria Miceli, el mosquito Aedes albifaciatus, la especie que invadió por estos días las zonas urbanas, no se ve afectado por las altas o bajas temperaturas, ya que es resistente al frío y tiene presencia o brotes incluso en estaciones como el invierno, aunque su actividad es menor en esas condiciones.

Larva de Aedes albifasciatus Créditos: Raul E. Campos

La entomóloga del Conicet explicó a Página|12 que esta especie es llamada popularmente "mosquitos de inundación", ya que desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias. Además, tiene una distribución muy amplia en Argentina, desde Tierra del Fuego hasta el norte del país.

Su proliferación ocurre cuando se dan condiciones de muchas "precipitaciones" tras un "período de sequía", como ocurrió particularmente este año, con el cambio del fenómeno de La Niña a El Niño.

Charcos o cuerpos de agua en zonas rurales y periurbanas se convierten en criaderos de los mosquitos Aedes albifasciatus. Créditos: Raul E. Campos.

En rigor, Miceli detalló que este mosquito pone los huevos en suelos y terrenos húmedos grandes, que son capaces de acumularse y resistir sequías incluso durante cuatro años. Luego, si empieza a llover de manera continua y se generan charcos, esos huevos eclosionan todos sincrónicamente, y las larvas se desarrollan simultáneamente. Por eso, luego, emergen grandes cantidades de adultos al mismo tiempo.

¿Cómo afecta el calor al mosquito Aedes albifaciatus?

El clima caluroso no influye en su abundancia, pero sí determina que tendrán mayor actividad --es decir, que se sentirán más las picaduras--. Hasta el jueves que viene, la temperatura máxima en el Área Metropolitana de Buenos Aires no bajará de los 18 grados, mientras que la humedad se mantendrá a niveles elevados, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

En este sentido, la también doctora en biología sostuvo que "posiblemente, durante estos días, haya mayor actividad" de mosquitos adultos de esta especie. "Es un mosquito mucho más grande y robusto, está bien adaptado a picar ganado vacuno y equino, así que es mucho más dolorosa su picadura, y es más insistente", describió Miceli.

Sin embargo, señaló que "también es más fácil de matar, porque una vez que pica no se va hasta que termina de alimentarse completamente, lo que hace más fácil encontrarlo y matarlo".

Por otra parte, remarcó que será difícil establecer "cuánto tiempo más van a permanecer". "Posiblemente, con el frío se refugien y piquen menos", consignó.

El mosquito que sí desaparece con el frío es el de la especie Aedes aegypti, vector de enfermedades virales como el dengue, zyka o chicungunya. El Aedes albifaciatus no transmite esas enfermedades, pero es "vector potencial del virus de la encefalitis equina del oeste", aunque la especialista afirmó que tras una campaña de vacunación de caballos, "se logró bajar la incidencia".

Al tratarse de una especie que se cría en grandes extensiones de espacios húmedos, las tareas de control del "mosquito de inundaciones" son más complejas. Por eso, al ser casi nulas, la especialista recomienda seguir con los cuidados de prevención generales: usar repelente de mosquitos con DEET, IR3535 o picaridina; usar ropa que cubra la mayor cantidad de piel posible, especialmente al amanecer y al atardecer; y usar mosquiteros en las camas y ventanas.

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