Condenado por delitos de lesa humanidad en la ESMA, con amplia disponibilidad de tiempo y probablemente también de medios en su celda VIP de Campo de Mayo, el ex policía Mario Sandoval persiste pese a los fracasos en su vieja costumbre de denunciar a todos los medios, periodistas o bien testigos que hayan aportado algún grano de arena para poner fin a su impunidad. La inusual novedad proveniente de Francia, donde supo reciclarse y obtener la ciudadanía que no le impidió evitar la extradición, es que un tribunal parisino notificó a un prestigioso docente e investigador de una acusación por presunta complicidad en el delito de difamación, la misma figura que el represor usó luego de que Página/12 revelara su pasado como colaborador de los paramilitares colombianos y en la dictadura argentina, cuando alegaba ser un “homónimo” del Sandoval de los grupos de tareas de la ESMA, falacia que descartó el Tribunal Oral Federal 5 porteño al dictar sentencia.

“Felicidad de volver a casa y encontrar un ‘aviso previo a la acusación por difamación’. ¿El denunciante? Mario Sandoval, verdugo de la dictadura argentina, que languidece en prisión en Buenos Aires por crímenes de lesa humanidad”, relató en su cuenta de X el profesor Olivier Compagnon, historiador francés que dirigió el Instituto de Estudios Avanzados de América Latina (IHEAL) en la Universidad de la Sorbona Nouvelle entre 2015 y 2019 y es miembro del Centro de Investigación y Documentación de las Américas (CREDA). Adjuntó la carátula de la notificación sobre presunta “complicidad” en difamación.

El investigador hace un breve recordatorio de los hechos, que se inicia cuando “Sandoval se refugió en Francia tras la caída de la dictadura argentina y se naturalizó en 1996”. ¿Con qué apoyo?, se pregunta. Ese interrogante y más aún el de quienes lo respaldaron para insertarse en el mundo académico se ha planteado recurrentemente en Francia desde que se conoció el pasado oscuro de Sandoval y fue desarrollado por el periodista Eduardo Febbro en un artículo de 2020 que se tituló “La escalofriante historia del represor Mario ‘Churrasco’ Sandoval. Un asesino entre nosotros”.

En 1999, el ex policía “fue contratado como profesor en IHEAL, que entonces estaba dirigido por Jean-Michel Blanquer”, quien años después ocuparía distintos puestos de los gabinetes de Educación en las presidencias de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, y más tarde (2017-2022) sería ministro de esa cartera de Emmanuel Macron.

Compagnon recuerda que él llegó al IHEAL en 2003, cuando “no conocía a casi nadie”, y que le asignaron “un curso compartido con Sandoval sobre Venezuela, en plano ascenso del chavismo”. Añadió que la relación no fue buena, que los estudiantes se quejaban de las clases del argentino y que al final del semestre decidió no compartir más clases con él.

“En agosto de 2004, Blanquer fue nombrado rector de Guyana y abandonó apresuradamente IHEAL. La nueva directora, Polymnia Zagefka, rescindió rápidamente el contrato de Sandoval”, continúa el relato. Recuerda que Zagefka, que “creció en la Grecia de los Coroneles, encontró muy sospechosos los ‘eventos científicos’ organizados por Sandoval, poblados por generales y otros idiotas latinoamericanos. Tenía una nariz fina, desde el momento en que fue elegida, y hay que rendirle homenaje”, destacó.

En 2008, un artículo en Página/12 reveló el pasado de Sandoval en la ESMA, que causó “la consternación de IHEAL, cuya historia está marcada por la recepción masiva de refugiados de las dictaduras latinoamericanas de los años ‘60 y ‘70, y uno de cuyos dirigentes en los años ‘80 fue nada menos que el chileno Jacques Chonchol, ex ministro de la Unidad Popular (de Salvador Allende). ¿Cómo fue esto posible? ¿Qué ceguera individual y colectiva permitió que un Sandoval entrara a nuestras aulas?”, se pregunta Compagnon.

Se iniciaron entonces las infinitas gestiones para extraditarlo y juzgarlo en la Argentina, que se demorarían hasta 2019. Pero dos años antes, el nombramiento de Blanquer como ministro de Macron “atrajo la atención de muchos periodistas” sobre el caso. Compagnon era por entonces director de IHEAL, y desde ese rol, recordó, “le facilito a la prensa toda la información y archivos”, aporte que paradójicamente se transformará cuatro años después en una acusación. “En calidad de cómplice, hizo alegaciones o imputaciones de hechos lesivos del honor o de la consideración de Sandoval, habiendo colaborado en artículos de prensa”, surge de la notificación judicial que el propio denunciado difunde.

“Nótese que no estoy diciendo que Sandoval sea un gran fascista culpable de violencia masiva, sino que simplemente estoy corroborando los testimonios de numerosos estudiantes”, destaca el académico perseguido, que recomienda la lectura de dos artículos de Angeline Montoya en Le Monde (ver 1 y 2) sobre la historia de Sandoval en Francia, en particular su rol en las gestiones para obtener la liberación de Ingrid Betancourt en Colombia.

“Dicho todo esto, surgen muchas preguntas. ¿Por qué la justicia y la policía (ya que un investigador lleva varios meses documentando estas denuncias por difamación) dedican tanto tiempo a los delirios de un criminal contra la humanidad? ¿De qué relevos, de qué apoyos se beneficia todavía Sandoval, que trabajó para el gobierno de Sarkozy en la época del caso Betancourt? ¿Qué puede pensar de todo esto la diplomacia elísea, que considera a Milei como un socio respetable (sic) y se prepara para recibirlo en ¿gran fanfarria? ¿el 19 de junio?”, siembra interrogantes. “¿La revelación de Página/12 de 2008 sobre Sandoval como torturador fue para todos?”, pone en duda, y recomienda otro artículo para pensar en los apoyos que le facilitaron la ciudadanía francesa. “En cualquier caso, muchas gracias a la Universidad de la Sorbona y a su presidente Daniel Mouchard por la atención prestada a esta acusación y por la protección funcional concedida sin demora. No pasarán”, concluye.