Fieles aprendices de las viejas de pañuelo blanco, les militantes que sostienen la Asociación Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú no bajan los brazos ni siquiera en los momentos más adversos. A principios de año, el flamante intendente Mauricio Davico –que accedió a la gestión municipal bajo el ala del gobernador Rogelio Frigerio, pero no disimula sus vínculos con el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y con el gobierno de La Libertad Avanza– decidió cerrar el Museo de la Memoria y convertirlo en una sede de la Subsecretaría de Cultura. El sábado inauguraron un Espacio de Memoria en lo que fue la Unidad Penal número 2 de la ciudad.

“Es nuestra apuesta a seguir construyendo a pesar del contexto, a seguir adelante con las banderas de memoria, verdad y justicia, a resistir el negacionismo”, explicó Matías Ayastuy, militante del organismo de derechos humanos que impulsó y gestionará el flamante espacio.

El 1974, la Unidad Penal número 2 de Gualeguaychú pasó de ser una cárcel común a reservorio de presos y presas políticas: entre ese año y los primeros meses de la última dictadura cívico militar pasaron por allí más de 200 personas. Hace tres años, la cárcel fue abandonada y señalizada como sitio de memoria.

Desde entonces, la asociación Madres de Plaza de Mayo comenzó a trabajar en la preservación de algunos espacios de la prisión que fueron especiales en el marco del paso por allí de presos políticos durante aquellos años de la década del ‘70. La celda colectiva que comenzó a funcionar en 1975, la celda que compartieron Enrique Guastavino y Daniel irigiyen, detenidos entre octubre y diciembre de 1974 junto a otras 15 personas de todo el territorio de la provincia –Enrique fue liberado en agosto de 1975 y secuestrado en febrero de 1976, permanece desaparecido–; la zona de ingreso donde estuvieron detenidas cuatro presas políticas, la mayoría de ellas junto a sus hijos; las celdas de castigo o aislamiento, el espacio donde atendía el cura Fortunato, solidario con los presos políticos; la celda del militante santafesino Aldo Baschetti, la escalera en donde el cura Fortunato le informó a Irigoyen del secuestro de Norma “Noni” González, militante peronista y usual visitante de presos políticos en la ex UP2.

El acto de apertura, que se llevó a cabo el sábado a las 11 de la mañana, sorprendió a les organizadores por lo convocante. “Se llenó el patio interno de la exprisión de gente”, destacó Ayastuy. Asistieron muches militantes de la Red de Organismos de Derechos Humanos de Entre Ríos y ex presos polítiques de diferentes ciudades de la provincia, como Concordia, Villaguay, Gualeguay, Concepción del Uruguay, Paraná, pero también vecines del barrio de Munilla, en donde el espacio de memoria está emplazado. Daniel Irigoyen, militante, expreso político y exintendente de Gualeguaychú, fue uno de los voceros del acto de apertura junto a Patricia Savoy –hermana de una detenida desaparecida– y Hugo Angerosa, otro expreso político. Les tres integran la asociación Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú.

“La memoria no se puede archivar”, sostuvo Irigoyen. Desde la organización invitaron a autoridades municipales, provinciales y nacionales. Asistió solo el subsecretario de Cultura, Luis Castillo, quien ocupa por estos días el ex Museo de la Memoria. El mensaje fue comprendido por el público, que aplaudió fervoroso. Tras una performance teatral breve, Irigoyen y Silvina Manguía, otra colaboradora del organismo, oficiaron de guías en el primer recorrido por el Espacio.

El plan de gestión del lugar, que no cuenta con recursos oficiales de ningún tipo y que dio los primeros pasos gracias a aportes solidarios y en su mayoría anónimos de la comunidad de la ciudad y la provincia, incluye su apertura a la comunidad. “Hay un sector importante en el barrio que tiene toda la idea de, hace muchos años, de poder entrar y conocer un edificio tan significativo para el barrio. Allí estaremos para acompañarles”, puntualizó Ayastuy en diálogo con Página|12.