Las dos líneas de la UCR volverán a mostrar la fractura expuesta en la que se encuentra el partido ante las votaciones clave que se vienen en el Senado. De un lado, Martín Lousteau busca que el radicalismo afiance su perfil opositor y haga ley el proyecto de movilidad jubilatoria que la UCR ya impulsó en Diputados. Del otro, el sector comandado por el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, pone en duda cómo votarán los senadores radicales las jubilaciones y propone concentrarse en que salga la Ley Minibus (ex ley Ómnibus) que exige Javier Milei. Las diferencias en las votaciones de las próximas semanas no harán sino ratificar que no hay unidad posible para la UCR en estos tiempos.
Quizás uno de los momentos más complejos que vivió el radicalismo la semana pasada fue cuando se propuso tratar el financiamiento universitario y el Fonid en medio de una sesión de Diputados. Se trata de dos proyectos que, en teoría, los radicales apoyan y para los que tienen, incluso, proyectos propios presentados. No obstante, bajo el comando de Rodrigo de Loredo (que pertenece al sector dialoguista) bloquearon el tratamiento, mientras un grupo de diputados con Facundo Manes a la cabeza apoyaban la votación. No solo se mostraron divididos, sino que no tuvieron demasiado lugar para justificar por qué las universidades y los docentes podían esperar hasta julio para que el Congreso atienda sus reclamos.
Nuevas encrucijadas
Este escenario parece pronto a repetirse en el Senado con dos votaciones pivotales que se vienen: la Ley Minibus y el proyecto de movilidad jubilatoria que aprobó Diputados, contra los deseos de Milei, que ya amenaza con vetarlo. Previsiblemente, cada sector del radicalismo tiene más interés en tratar uno de los dos proyectos. Lousteau busca poner el énfasis en las jubilaciones por varios motivos: el más obvio es que va a mostrar a la UCR en un rol opositor y, a la vez, dándole a un sector social la compensación por el ajuste que se merece. Pero también Lousteau olfatea que esa votación puede mostrar un radicalismo unido.
Por eso, salió a decir que había que votar el proyecto con las dos manos: "La fórmula de movilidad jubilatoria que se aprobó en Diputados recompone el ingreso de quienes más están perdiendo contra el ajuste y la inflación", escribió en Twitter, pero no se quedó ahí: "Felicitaciones a los diputados de la Unión Cívica Radical. Espero que los senadores votemos con la misma convicción".
Fue un mensaje dirigido al corazón del sector de Cornejo, que -por ahora- se reserva su opinión sobre cómo votará esa ley que la UCR ya impulsó en Diputados. "Primero, tenemos que votar la Ley Bases", dicen. Y no es una constatación del cronograma, sino una revelación de donde están puestos sus intereses. Para Cornejo y los gobernadores radicales que lo acompañan, resulta incómodo votar el proyecto que luego Milei vetará y que el Congreso deberá ratificar con dos tercios. En el Senado, por ejemplo, eso implica votar con el peronismo: Unión por la Patria y la UCR reúnen 46 votos. Dos más y llegan a los dos tercios. Es imaginable que Milei presione para que esos votos no estén. Su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya lo hizo avisando que habrá más recortes si sale la ley.
A eso hay que sumarle el juego que hace el PRO como paraoficialismo. El jefe del bloque macrista Cristian Ritondo no perdió oportunidad para marcarle a la UCR su votación en Diputados: "Me dolió que la UCR sea parte de una Argentina que tiene que quedar en el pasado. Hay partidos que se llaman republicanos y acompañaron al kirchnerismo". Las zancadillas dentro de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio están a la orden del día.
Sin Bases
Pero con la ley Bases tampoco hubo unanimidad cuando los senadores -menos Lousteau- se juntaron con los gobernadores de la UCR. Y todo indica que las votaciones serán con diferencias. En el sector de Cornejo se contentan con estar logrando su objetivo de dejarlo solo a Lousteau: "Hasta el momento es el que más solo está respecto a la votación en general de la ley", dicen. Claro que el demonio se esconde en los detalles y, en este caso, en las modificaciones que habrá en la votación en particular. En el sector de Lousteau insisten que ahí es donde se verán diferencias más claras a la hora de los números.
En ese encuentro, Cornejo llevó la voz cantante a la hora de pedir un apoyo lo más amplio posible a la ley Minibus. Carlos Sadir (Jujuy) Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Gustavo Valdés (Corrientes) acompañaron la charla de forma menos entusiasta. En cambio, Lousteau fue el que más cuestionó distintos aspectos de la ley en las visitas de funcionarios y terminó cuestionando el dictamen porque -dijo- solo incluía "cambios cosméticos". El senador y titular de la UCR optó por presentar un dictamen propio. La línea acuerdista descuenta que él y tal vez el fueguino Pablo Blanco votarán en contra o se abstendrán en varios puntos de la votación. Son los mismos que votaron para dar de baja el MegaDNU de Milei.
El principal problema que atraviesa el radicalismo es que, además de las divisiones, no logra establecer un discurso que lo posicione en algún lugar del escenario político de cara al futuro: un día Milei los insulta, otro día aparecen como acuerdistas y son atacados por otros sectores de la sociedad, un tercero acuerdan un proyecto sobre jubilaciones y un viejo aliado les da una puñalada en el costado. Es probable que las votaciones pivotales que vienen los vuelvan a mostrar en ese mismo estado de confusión política.