“El Yutro abrió la puerta de la siesta,
un cielo azul amaneció en la tarde arrabalera
y ese viento de las calles se prendió a sus telas”.
La poesía convertida en zamba que describe cabalmente a Antonio Yutronich, Yutro para los amigos, es de Pedro Hugo Nadalino y Mario Salim, y con el tiempo se ha convertido en una especie de himno o ritual a la hora de evocar la figura del artista plástico salteño.
Son muchos los que lo conocieron y otros tantos los que pueden describir no solo su obra pictórica, sino también sus historias, anécdotas y andanzas junto a Yutro. Es que el artista salteño de padre yugoslavo y madre española supo cosechar amistades, bohemia, arrabal, y sincretizarlos con el paisaje de cerros, quebradas e inmensidades naturales que lo abrazaban, algo que quedó impregnado en su obra.
Porque el arte de Yutro era la pintura, pero no solo ella. Había un interés manifiesto en la vida del ser humano, del padecer, la tensión entre centro y la periferia, las tendencias, vanguardias, la discusión con ellas, y claro que también, un espacio mayúsculo para el Ser situado en Salta, una tierra que bebió a grandes sorbos de la mano de su padre, quien llegó a este lugar del mundo para la construcción del Ramal C-14, por Huaytiquina hacia Chile, y fue él quien llevó en reiteradas oportunidades al joven Antonio a conocer aquellas inmensidad que quedaron impregnadas en sus retinas.
Ese derrotero hará que no sean pocos quienes quisieron retratar su obra y de alguna forma recrear su vida. José Issa y Alejandro Arroz son dos artistas audiovisuales salteños que emprendieron hace un tiempo este rescate a través de un proyecto documental.
Al respecto, Issa comenta como fue la génesis de la idea. “Escuchando la hermosa composición de Mario Salim y Pedro Hugo Nadalino uno puede hacerse una idea de la figura de Yutronich. Porque estamos ante una persona que tiene esa música y esa poesía y que tal vez solo podría explicarse con metáforas. La Zamba 'Yutro Va' compuesta por ellos, las anécdotas de Juan Ahuerma en el libro que lo tiene como protagonista e hilo conductor de las historias de una Salta a la que aún le sobraba misticismo, hicieron que me interese en construir un proyecto documental sobre Yutronich”.
“Uno de los materiales en video con los que pude dar es una entrevista de Alejandro Arroz en VHS y que es atesorada por el archivo de la provincia. Me puse entonces en contacto con Alejandro y me ayudó a desarrollar la idea del documental que finalmente se presentó al INCAA y está en vías de ser evaluado. Algunos otros documentos pude conseguir de gran valor como las fotografías de su padre, quien fuera luego un trabajador para la construcción del Ramal C-14 y que, según cuenta el propio Antonio Yutronich, una de las causas de su particular expresión plástica fue el contacto que tuvo con la montaña al acompañar a su padre por aquellos escenarios de la Puna donde la montaña y sus colores se le impregnan para siempre”, afirma Issa augurando que las líneas de financiamiento para la industria audiovisual puedan reencauzarse y el proyecto, ver la luz.
“Pero Yutronich”, remarca Issa, “es sobre todo un hombre con un gran carisma, con un gran espíritu justiciero, sumido en la pobreza pero aún así conmovido fraternalmente hacia el más débil. Todo eso, con el ansia de volcarlo desde su paleta al lienzo. Sin dudas un personaje muy cinematográfico también".
Yutronich por Yutronich
Aquellos videos utilizados para la producción en curso de Issa y Arroz, contienen entrevistas a Yutronich donde, en primera persona, el artista repasa su vida haciendo especial énfasis en lo que significó para su padre el trabajo en la construcción del Ramal C-14, y para el pequeño Antonio, imágenes que formarán su personalidad y forma de ver el mundo.
“Realmente, la impresión que tuve dentro de los años que tenía eran increíbles, porque si bien aquí en Salta nosotros estamos rodeados de cerros, ver la montaña al lado de uno con la fuerza y con el pronunciamiento por la altura que va enfrentando el ferrocarril hasta llegar a empalmar con Chile, para mi era una enorme sorpresa”, comenta Antonio Yutronich ante las preguntas del documentalista Alejandro Arroz.
“Los yugoslavos”, subraya Antonio hablando de su padre, “siempre han sido gente a la que le gustaron los trabajos de montaña, ya que las características de Yugoslavia están precisamente en ese aspecto, y hay una identidad con este lugar del país, con todo lo que hace a la cordillera en su extensión”.
“Mi padre, que era ingeniero, me iba explicando todo el proceso, él trabajaba en la parte de puentes y caminos (...), cuando yo iba viendo la gente que vivía a lo largo del trayecto ferroviario hasta llegar a San Antonio de los Cobres, ahí realmente es donde uno se da cuenta de la inmensidad que tiene la cordillera. Todo eso me ha quedado e inclusive me ha sujetado a un plano pictórico, porque realmente después de ello me dediqué a la pintura”, comenta Yutronich evocando aquellos años donde desde niño comenzó a nutrirse del paisaje y la idiosincrasia puneña.
En otra entrevista realizada por Ramiro Peñalva en 1987 (director de Cultura de la provincia en esa época), y hasta hoy conservada en la Mediateca del Archivo Provincial de Salta, se puede apreciar como Yutro profundiza en la pintura, influencias y reflexiones sobre las artes plásticas en general. Gracias a estos registros Yutronich no necesita ser interpretado, habla por sí mismo y ejecuta sus verdades.
“En la República Argentina todavía no hay una identidad, se la viene buscando”, es una de las primeras frases que lanza Yutro en relación al panorama que en aquel momento vivía el arte nacional. “Posiblemente entre los países de América sea uno de los más difíciles en llegar a tal cosa. Primero, por el contexto humano que es variadísimo; segundo, porque nosotros no tenemos una tradición que nos avale que recién la estamos descubriendo, recién la estamos desentramando”.
La crítica hacia el arte y sus vanguardias no está exenta del pensamiento de Yutronich, por el contrario es algo que gusta manifestar: “Creo que el pintor argentino que juega en la gran urbe, que es la Capital Federal, está orientado en la misma medida que se postula en Nueva York o en otros capitales europeas, donde el juego del arte ya no tiene la importancia y la trascendencia que tuvo en el pasado, se juega con la inmediatez, o sea, con la inmanencia, donde el sustento verdadero de eso que es una ética, que debe ser una ética para quien realiza algo y lo quiere entregar al seno social, va perdiendo fuerza”.
“En los últimos 50 años se ha elegido algo que va en perjuicio del arte", refuerza el artista y agrega. "y es el problema de cómo se comercializa la obra, la imposición que hace la gente que está en el plano de la comercialización, los aspectos que toman entre ellos para dirigir y orientar el gusto y el estilo, cosa que creo que es un gran yerro, (...) lo alternativo de la cosa está en función de que el conjunto social no piensa de una sola manera ni se encamina objetivamente de un punto de vista sensible único, sino está la variabilidad humana en que el fenómeno de la creación representa las vivencias obtenidas, el concepto que se tiene a través de la información y del conocimiento y la orientación que debe tomar en función de la sociedad que vive y su tiempo que será historia”, ahonda Yutro sobre sobre el comercio inmerso en el arte.
“No hay un arte nacional”, asegura y agrega a su conceptualización, “hay una pintura argentina desarrollada por cierta gente que ha hecho época y honor al desarrollo plástico en la Argentina y cabe en un tiempo específico a donde se ha ido perdiendo un poco esa realidad. Porque de golpe ha entrado algo en el conjunto de la plástica argentina y no solo en la plástica, donde se juega con la originalidad y eso ha hecho que el pintor que está en eso del arte por el arte, o de la estética por la estética, se haya desvinculado del conjunto social, de la verdad y de la realidad”.
“El hombre de hoy juega con otros valores (...) y es la técnica, es el progreso y es todo lo que hace la ciencia y cualquier aspecto del pensamiento humano. Entonces el arte no está desvinculado de ello, lo que es importante es ubicar una relación verdadera entre ese pasado que es un sustento y todo este conjunto de aportes para hacer de eso algo que realmente sea trascendente, que no pierda fuerza inmediatamente porque no hay una vitalidad que lo sujete”, afirma el artista salteño.
Reconociéndose figurativo en su arte, Yutro anota que “Salta es un contacto limítrofe y aquí se dan aspectos técnicos tan variados, donde tenemos la presencia de América, tenemos la presencia del extranjero que vino, tenemos la presencia de todo el contacto cultural europeo que en algún modo ha determinado y ha orientado el mundo de la República Argentina”.
Regresando a la entrevista realizada por Alejandro Arroz, Antonio Yutronich deja por un momento las añoranzas del C-14 y realiza un profundo análisis sobre las miradas hacia el arte, ingresando en la complejidad centro-periferia y sus formas de interpretación: “yo nunca me quise ir de mi provincia porque pienso que hay mucho para desocultar, para desentrañar (…), yo me quedo aquí simplemente porque creo que con la pintura se puede lograr mantener una imagen ya que muchas de las cosas que se hacen en el sur del país, sin ánimo de criticar a la gente que trabaja, pero sí con el ánimo de decir que ellos juegan con una imagen que nada tiene que ver con el país. Nosotros los del interior, buscamos y tratamos de lograr algo que realmente nos dé una identidad”.
El 9 de junio de 1928 nacía Antonio Yutronich y hoy hubiera cumplido 96 años, un natalicio que con seguridad se hubiera celebrado con una larga tertulia rodeado de amigos poetas, cantores y artistas.
El recuerdo sigue vivo, por eso Yutro también lo está, y hay quien dice que cuando la ciudad se duerme, él sale a recorrer recovas y quebradas para respirar el aire que plasmó en sus lienzos.