El filósofo y ensayista Ricardo Forster analizó por la 750 los primeros seis meses del Gobierno de Javier Milei y consideró que, en esta instancia, la sociedad debe “salir del desconcierto, de la desesperanza, de la pérdida de orientación” y volver a nuclearse alrededor de centros de representación.

“Hay que juntar todo a los sectores que conforman el campo nacional y popular. Los sectores progresistas. Incluyendo, obviamente, también, a los sectores de izquierda, radicales que intentan pensar de otra manera su propia tradición. Y sobre todo al interior del peronismo y del kirchnerismo”, señaló en este sentido.

Ante la pregunta de La García, consideró fundamental “dar un debate” y “hacerlo con toda esa capacidad de expresar ideas y proyectos”. Esto se debe a que, desde su perspectiva, el sector popular y progresista perdió parte de esa capacidad que tenía de “interpelar de cara al futuro”.

Se debe comenzar a mirar del presente hacia adelante. Creo que también está en disputa el pasado. El negacionismo implica que el pasado sea absolutamente reescrito por una visión reaccionaria. Y para que sea reescrito de mala manera tiene que ganar el presente y el futuro”, apuntó.

A lo que, luego, añadió: “Lo que está en disputa es hacia dónde va la sociedad argentina. El impacto de las medidas generaron que una parte de la sociedad vaya tomando consciencia de lo que significa la extrema derecha”.

Por eso, consideró que lo que se debe hacer no es comunicar una visión “sacralizada” de los 12 años de kirchnerismo a los más jóvenes: “Es un error. Muchos no tiene el registro vivencial. Y la memoria es cada día más frágil. Vivimos en un presente continuo. Donde se bombardea la relación con el pasado y la memoria”.

“Eso no significa que no estemos obligados todos los días a actualizar el pasado vivido. Pero hacerlo en debate con el presente. Con lo que está pasando. Y rompiendo el esquema que las extremas derechas están ofreciendo a la sociedad, que es algo horrible, pero que se trasviste como si fuera algo positivo porque se lo hace en nombre de la libertad”, analizó.

Y dijo: “Como también planteando proyectos del campo popular y democrático y marcando que hay un horizonte de futuro. El problema, y no solo en Argentina, es que le cuesta mucho al discurso progresista, democrático, popular, recobrar esa capacidad que tenía de interpelar de cara al futuro”.