Tras la multitudinaria marcha de abril, la negociación salarial entre el gobierno y las universidades no avanzó un solo casillero. Si bien las universidades consiguieron un incremento en las partidas para gastos de funcionamiento (un 270 por ciento), solo representa apenas el 5 por ciento del presupuesto que administran las 60 casas de estudio en el país. Los fondos restantes, en su mayoría, se emplean para cubrir salarios y el ministerio que gestiona Sandra Pettovello no realizó una propuesta superadora para destrabar el conflicto paritario. Así, al acopio de alimento, la supercartera suma nuevos folios a una carpeta de conflictos que, a tan solo seis meses, no para de crecer.

En lo concreto, martes y miércoles habrá paro sin asistencia a los lugares de trabajo en todas las instituciones de educación superior de Argentina. En lo que va de la gestión libertaria, el sector que contempla a los trabajadores docentes y no docentes ya perdió más de un 50 por ciento de su poder adquisitivo. A pesar de la inflación, solo se obtuvo un aumento del 16 por ciento en febrero (de los cuales un 10 por ciento había sido acordado con el gobierno anterior), 12 por ciento en marzo, 8 por ciento en abril y 9 por ciento en mayo.

Al respecto, el rector de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Greco, cuenta a Página 12: “Generaron una expectativa favorable en los gremios, pero la realidad es que no hay avances en los pedidos que hemos realizado a la secretaría de Educación y a la subsecretaría de Políticas Universitarias”. Luego continúa con el detalle: “Solo con los gastos de funcionamiento no solucionamos los problemas. Es necesario avanzar en la recomposición salarial de docentes y no docentes, en los gastos de ciencia y técnica, en las becas para los estudiantes, en las obras y otros aspectos que no han tenido ninguna respuesta hasta la fecha”.

Luego, la máxima autoridad de la Unsam y referente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN, espacio que agrupa a todos los rectores) advierte una contradicción entre la buena predisposición de Capital Humano y la falta de respuesta en Economía. “El problema que percibimos es que, si bien hay interés en avanzar con los temas, hay un límite en Economía y ellos (desde Capital Humano) se demuestran incapaces de poder resolver la situación”, apunta. Las restricciones de fondos públicos que plantea la cartera económica se basa en el anhelo de cumplir con la meta de ajustar lo máximo posible el déficit fiscal. Sencillamente, en el Excel que manejan Caputo y compañía no parece haber espacio para el financiamiento de la educación y la garantía de su continuidad. Así, vuelve la lógica imperante de los 90: lejos de constituir una inversión, las universidades representan un gasto.

Cronograma de lucha

La Federación de docentes universitarios (Fedun) confirmó el paro “ante la falta respuesta por parte del gobierno nacional”. El slogan de Conadu condensa el discurso de resistencia en la misma línea: “Sin salarios dignos, no hay universidad posible”. La medida no solo afecta a las instituciones de educación superior, sino también a los colegios: no habrá clases en el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, la Escuela de Educación Técnica de Villa Lugano, la Escuela de Educación Técnico Profesional en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria, el Colegio Preuniversitario Doctor Ramón Cereijo y el Instituto Libre de Segunda Enseñanza.

Además del paro de este martes, el miércoles los gremios se movilizarán al Congreso de la Nación a partir de las 9 de la mañana, exigiendo a los senadores el rechazo de la Ley Bases. El cronograma de resistencia continúa el jueves, al acompañar el reclamo de la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo. En esta ocasión, la concentración será en las adyacencias al Palacio Pizzurno, en donde se halla la Secretaría de Educación, para solicitar presupuesto y el urgente pago de sus trabajadores que no cobran desde diciembre. Esta institución posee 2245 estudiantes que, por estos días, están a la deriva. Muchos cursos que se impartían de manera presencial pasaron a la modalidad virtual y otros directamente dejaron de darse porque los docentes no percibieron ni un solo peso en lo que va de 2024. De manera subyacente, una hipótesis florece: si el resto de las casas recibieron un presupuesto y la de las Madres no, el problema de discriminación ideológica de la administración libertaria adquiere un encono particular en este caso.

El viernes, para cerrar la semana, los secretarios generales de los sindicatos que componen el frente sindical universitario se reunirán luego del mediodía para realizar un balance de las movilizaciones y definir cómo continuar el plan de lucha.

La política es no hacer nada

Si bien después de la megamarcha universitaria el gobierno demostró otra actitud al recibir a los rectores y prometer atender sus pedidos para ir mejorando la situación poco a poco, lo cierto es que conforme transcurrió el tiempo, ningún cambio se materializó en la realidad. En este contexto, Greco puntualiza: “No hay una política educativa, solo hay una política de ajuste. Esa es nuestra conclusión, no sé cómo seguiremos, tenemos un grado de incertidumbre importante. Haber garantizado el pago de los gastos de funcionamiento solo asegura las condiciones mínimas. Nuestro principal recurso es el capital intelectual, los trabajadores, las personas. Si no se aseguran las condiciones dignas para desplegar sus capacidades es muy difícil”, sostiene el rector.

A este panorama de incertidumbre se suma el murmullo de lo que sucede en materia de ciencia y tecnología. La semana pasada, Alejandro Cosentino, quien oficiaba de titular de la secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología presentó su denuncia y generó más ruido en la comunidad universitaria-científica. Fue reemplazado, finalmente, por Darío Genua, exjefe de Gabinete del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). El cambio, posiblemente vinculado a la ida de Nicolás Posse y el desembarco de Francos en el Gabinete del gobierno nacional, suma un nuevo problema a un área fuertemente desfinanciada. De hecho, hasta el momento, del total del presupuesto asignado (casi 80 mil millones de pesos), la cartera científica tan solo ejecutó apenas el 2 por ciento. Plata hay, lo que falta es voluntad política.

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