Después de aquella semana de marzo en la que la violencia criminal en Rosario asesinó a dos taxistas, a un colectivero y a un empleado de estación de servicios, el número de asesinatos disminuyó de manera considerable, al punto de que el gobierno de Maximiliano Pullaro decidió en las últimas horas sacar a relucir estadísticas y tomar revancha de aquellos días de horror.
Por todo eso, Patricia Bullrich apuró un viaje a Rosario para hoy. Se mostrará junto a Pullaro en el Destacamento Móvil de Gendarmería (San Martín y Virasoro) para brindar en conferencia de prensa los resultados atribuidos al "Plan Bandera", el dispositivo de seguridad montado entre Nación y Provincia desde enero pasado.
"Todo se resume en haber recuperado el control de la cárcel, y eso permitió trabajar mejor, en coordinación con el Ministerio Público de la Acusación y con el gobierno nacional de manera más inteligente. No solo disminuyeron los homicidios dolosos, sino que además disminuyeron los relacionados con la criminalidad organizada". Lo dijo Esteban Santantino, secretario de Análisis y Gestión de la Información del Ministerio de Justicia y Seguridad provincial, luego de que el gobierno difundiera ayer la estadística de esta primera mitad del año, con la menor cantidad de asesinatos en Rosario de los últimos 10 años.
Luego de un 2022 como el año más letal y violento de la historia local, en este primer semestre, al menos hasta el domingo, el departamento Rosario sumó 52 homicidios, lo que equivale a una disminución de 65% respecto del mismo período del año pasado. Para esta fecha en 2023, las víctimas fatales de la violencia urbana ascendían a 142.
La disminución de asesinatos es un rasgo que se reiteró mes a mes, hasta ahora. Por ejemplo, en mayo se contaron sólo 8 homicidios, cuando en el mismo mes del año pasado habían sido 32.
Los números que celebran en el ministerio que dirige Pablo Cococcioni también reflejan cambios en las variables que hacen al fenómeno del crimen organizado y sus consecuencias violentas. Descendió en este semestre la incidencia de personas asesinadas por armas de fuego. Del total de homicidios, el año pasado esta forma explicaba el 89,9% de los casos, y este año, por ahora, se dio en el 58,8%.
Santantino, por Radio Dos ayer, desmenuzó la trastienda de esa cifra que alienta a la Casa Gris: "Primero, no solo cayeron nominalmente los homicidios sino que también se modificaron sustancialmente algunas variables que se analizan al momento de desentrañar qué sucede: la participación de armas de fuego bajó mucho más, los homicidios que se explican en el marco de la criminalidad organizada bajaron notablemente, también bajaron los homicidios en vía pública, y por lo tanto hay más participación de hechos en el ámbito privado. Bajaron los homicidios por encargo, y al mismo tiempo bajó la cantidad de personas heridas por arma de fuego, como también aumentó la cantidad de armas de fuego secuestradas", resumió el funcionario del Ministerio de Seguridad.
Santantino destacó de este panorama haber "retomado el control en las cárceles, porque antes de esta gestión el diagnóstico indicaba que el delito y la violencia se gestionaban desde adentro de las prisiones. Recuperar el régimen de detenidos de alto perfil trajo efectos muy tristes –dijo en alusión a aquellos 4 crímenes estridentes y balaceras del verano– pero también esta consecuencia: la policía con mayor operatividad pudo recuperar la calle, y las investigaciones criminales complejas en conjunto con el MPA volvieron a ser la forma de trabajo del Estado provincial de Santa Fe. Se pudo recuperar este trabajo institucional", ponderó.
Aclaró, no obstante, que "esta baja en la estadística no es un resultado ni es definitivo; es un indicador de gestión y debemos seguir consolidándolo con trabajo. Este fenómeno tan complejo no se resuelve de un día para el otro ni con una sola estrategia", dijo. En ese abordaje integral, Santantino enumeró diversas acometidas como "un despliegue operativo más inteligente, coordinado entre fuerzas federales y la Policía de Santa Fe", y también "intervenciones barriales focalizadas" y la tarea pastoral de "grupos evangelistas dentro de las cárceles y a nivel territorial".