Choripán: nostalgia cordobesa producida por el ocaso de las parrillas.
Revista Hortensia (1972)
De lingüística y esas cosas
Frente a la notoriedad del sintagma del título y la trágica reedición del epígrafe; el escenario invita a indagaciones más precisas.
No hay dudas sobre su procedencia ni de que sea un insulto.
La mayoría de los cordobeses niega usarlo.
Todos los informantes coinciden en calificar al vocablo de “grosero”,“vergonzoso”,“desagradable”.
Dicen conocerlo por oírlo de terceros o leerlo en grafitis y pancartas agresivas.
Pese a que, memoriosos (de otras provincias) lo hemos asociado con Cordobazo y Rosariazo; la injuria cordobesa es mucho más antigua.
La opinión unánime es que proviene de otros significantes populares: “culiado”, “culiau” o “culiao” y se conviene que estos dichos derivan de un popular verbo español.
“Culear” según la Real Academia Española designa a cualquier encuentro sexual.
En cambio, “culiado” o “culiada” se asigna a una persona que ha sido sodomizada.
La intención peyorativa indica que se remonta aépocas en las cuales la homosexualidad era causa de condena social.
La frase “Son una manga de culiados”conserva dicha connotación negativa.
Con el tiempo, el sustantivo adquirió alusiones ambiguas.
En la actualidad, se usa como expresión social afectuosa (“¿Cómo estás culiada?”) y hasta para elogiara alguien que logró superarse y triunfar.
A modo de ejemplo: “¡Que autazo te compraste culiado!”
En versión simpática, se usa “culiado” de modo semejante a las expresiones porteñas “boluda” o “hijo de puta” que confirman camaradería hacia el destinatario.
Por contrario, no existe empatía alguna con el “culiadazo”.
Todas las fuentes lo definen como “gran-hijo-de-puta” o “recontra-hijo-de-mil-putas”.
Los más educados lo consideran sinónimo de “muy mala persona”.
La incorporación del sufijo aumentativo asigna al sujeto la triste peculiaridad de la víctima que ha elegido convertirse en victimario.
Con mayor precisión, en Córdoba “culiadazo” nomina al sujeto que idolatra a los poderosos, humilla a quienes considera enemigos o débiles y goza engañando a pobres e indefensos.
Comunicación popular
Se reconoce al lenguaje como producto de la multiplicidad de etnias, pueblos, creencias y costumbres de los seres humanos que habitan el suelo argentino.
Hasta el ADN nacional (https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1469-1809.2009.00556.x">https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1469-1809.2009.00556.x) confirma a las memorias lingüísticas delos habitantes originarios y de quienes bajaron de los barcos.
Su clave es la diversidad.
La mezcla de perfumes, músicas, tramas y colores queimpugna la “pureza” de los falsos nacionalismos.
Algunos lingüistas adjudican la riqueza del lenguaje argentino a su ambigüedad, destacando la confusión que produce a los extranjeros.
Otros, subrayan la picardía de los enunciados y especulan que el corazón argentino (como ocurre en los cuerpos) anida en el Interior.
Suelen pasar por alto que la mayoría de los habitantes de la Capital Unitaria del País no nació en ella.
Quizá no adviertan que es allí donde los dioses atienden con mayor frecuencia.
A universidades incluidas.
Sin embargo, los estudiosos nunca dudan que el ingenio popular siempre ha superado (con creces) en calidad y eficacia a la comunicación académica, política y corporativa.
Más aún.
Se nutren de sus ingredientes.
La evidencia se encuentra en cualquier medio o red de incomunicación.
Reconocerlo, es una invitación para aquellos que analizamos e investigamos contenidos.
Un convite para salir “al campo” a escuchar el habla, las ausencias y silencios.
El lector, también, podría preguntarse “¿Qué zanja insuperable hay entre el español de los españoles y el de nuestra conversación argentina? Yo les respondo que ninguna, venturosamente para la entendibilidad general de nuestro decir. Un matiz de diferenciación si lo hay: matiz que es “lo bastante discreto para no entorpecer la circulación total del idioma y lo bastante nítido para que en él oigamos la Patria” (**).
Una Patria que incluye palabras, gestos, muecas. Hechos.
En criollo, las mías son demasiadas palabras para decir que es hora de registrar y nombrar con palabras claras las consecuencias de la impunidad ante las reiteradas violaciones a nuestra Constitución.
Se oyen y observan con facilidad.
En los refugios y colchones de las veredas.
En precios y negocios cerrados.
En los platos vacíos, en comedores comunitarios cerrados.
En la falta de gas en casa y escuelas.
En desempleo y persianas bajas.
En el consumo de drogas baratas ydel juego.
Si el matiz es “El porvenir (cuyo nombre mejor es el de esperanza) tira de nuestros corazones” (**) exige urgentes respuestas.
No las dará ningún culiadazo.
* Antropóloga UNR
** El Idioma De Los Argentinos. J. L. Borges, 1928