Los adultos solían decirte: sé buena. Nutrida por sus fábulas y moralejas, creíste que todas las personas mayores defendían, sin fisuras, la protección al frágil, las palabras amables, la buena voluntad. Tardarías años en percibir las ambigüedades prácticas del ideal bondadoso. Durante tu adolescencia, contemplaste cómo tu madre y tu tía suavizaban el naufragio de tus abuelos en la vejez y la enfe
Épica del cuidado
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