“Tengo un espíritu divulgador, me gusta mover el interés de la gente”, dice Víctor Hugo Morales, cuando explica las razones por las que tomó la historia de una mujer más conocida por el apellido de su marido que por su propio recorrido vital, para escribir Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción, su segundo texto teatral. Así, con el deseo de despertar en los espectadores las ganas de saber más, el periodista, locutor, relator deportivo y escritor puso en el centro de la escena a la esposa del compositor Gustav Mahler para contar su lucha contra las ideas y costumbres restrictivas de su tiempo. Interpretada por Raquel Ameri, con el acompañamiento del pianista Juan Ignacio López y la dirección de Pablo Gorlero, la obra puede verse los jueves en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).

La obra da a conocer lo que el autor consideró los pliegues profundos de la biografía de la compositora austríaca que debió dejar su música hacia 1902 por mandato de su marido, dado que él consideraba que no podía haber dos compositores en la misma casa. Antes del casamiento él le aclaró, además, que tendría a su cargo el cuidado y las finanzas del hogar y que también sería la copista de sus partituras. El espectáculo también refleja los amores de Alma con grandes personalidades de la época, como el arquitecto Walter Gropius, los pintores Gustav Klimt y Oskar Kokoschka y el escritor Franz Werfel, entre otros. “Para hacer una obra con todos los personajes de la vida de Alma Mahler yo tendría que ser un creador teatral -considera Morales en la entrevista con Página/12-, y claramente no lo soy, no me siento dramaturgo”, aclara, y cuenta que asiste a todas las funciones: “estoy tan agradecido: el trabajo de la dirección es preciso, emocionante y la actuación de Ameri, descomunal”.

Raquel Ameri en el monólogo protagónico de "Alma Mahler".

-En tantos años conduciendo ciclos de cultura en radio y televisión, siempre apoyaste al teatro independiente en tus comentarios críticos…

-Sí, aunque debo aclarar que yo no soy crítico. Crítico es quien se prepara para serlo, quien tiene una base que le permite buscar un punto de justicia en la responsabilidad que tiene desde ese lugar. Yo soy un entusiasmador y si algo que veo no me gusta no lo comento porque no tengo porqué destruir el trabajo que se hace en el teatro independiente, donde todo es entrega por amor al arte.

-¿Comenzaste a escribir teatro con El reproche?

-Sí, fue un texto que escribí en pandemia. En ese tiempo me ocupé en escribir prólogos que me habían pedido, ensayos, y estuve preparando un libro. Y un día me dio por avanzar con esta idea que primero se hizo en radioteatro y después, en una sala teatral. Luego de darle la carnadura necesaria a los diálogos de los personajes. Cuando escribí este segundo texto estaba con covid, en Nueva York, con mucho tiempo para mí.

-¿Qué te hizo pensar en la figura de Alma Mahler?

-Siempre tuve fascinación por ese personaje, por mis lecturas y por los programas que hace 27 años empecé a hacer sobre música clásica y ópera. Tengo pasión por la música: voy decenas de veces por año al teatro Colón, hasta he hecho viajes estrictamente para ver ópera en festivales: en nada he invertido tanto de lo que gano como en viajes por la música, el tenis y el boxeo.

-¿Cómo fue el trabajo de escritura de este monólogo?

-Lo escribí con fluidez con lo que sabía del personaje, luego corroboré datos, por supuesto. Sabía sus historias con sus amantes, conocía las cartas de ella y de Mahler, la intervención de Freud. Me gusta mucho ese tiempo, el de la segunda mitad del S.XIX y los primeros años del S.XX. Allí hay un territorio histórico que me seduce: un imperio en decadencia, la moralina machista, una sociedad represiva y una mujer valiente envidiada por bella y por libre, que se anima a vivir su sensualidad y su sexualidad confrontando con su medio.

-En este nuevo texto, como en el anterior, también ponés el foco en las desigualdades entre mujeres y hombres…

-Me resulta más fascinante el mundo de la mujer que el del hombre. Yo me juzgo un feminista y no sólo por un deseo de justicia, sino porque pensar así nos haría mejores a los hombres, más felices. Mi generación es muy pobre en su manera de ver el mundo, en su machismo. Es tan difícil cambiar de raíz, porque la cultura nos habita, aparece en cualquier acto de la vida y es muy difícil escapar de ella. Pero hay que intentarlo. A mí me hubiera gustado vivir sin todas las taras y miedos que me impuso la sociedad patriarcal.

Las citas sobre el feminismo

Víctor Hugo Morales habla sobre algunas de las citas que su obra hace sobre el feminismo: “La revolución de las mujeres es formidable. Es por eso que cito en la obra a Olimpia de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en la que parafrasea la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa. Y cito también a otra contemporánea suya, Mary Wollstonecraft, autora de la Vindicación de los derechos de la mujer, el primer texto ideológico del feminismo. Es muy joven el movimiento feminista, tiene apenas 200 años. Pero avanzó en la mitad del siglo XIX, bastante más en el tercer cuarto del siglo y muchísimo desde los ’70. Para levantar un extraordinario vuelo en este siglo”.

La impronta de Pablo Gorlero

Dice el director Pablo Gorlero que durante décadas se sostuvo que el teatro musical era un género inocente, falsamente optimista y que solamente cumplía con su función de entretener. Pero aclara: “en su fachada de optimismo y jovialidad, el teatro musical durante años lanzó mensajes contra la discriminación racial, social y sexual”. Es por ese motivo que en 2020 estrenó Identidad testimonial, un recorrido por canciones testimoniales de musicales de todos los tiempos, contra todo tipo de represión o discriminación. Poco después del estreno, Víctor Hugo Morales fue a ver una función. En su programa recomendó efusivamente al espectáculo y expresó, además, un deseo: “yo he visto todos los espectáculos de Pablo Gorlero y me gustaría que en algún momento él dirija una historia que hace tiempo tengo en la cabeza”.

De modo que apenas tuvo una primera versión de su monólogo sobre la historia de Alma Mahler, Víctor Hugo se la envió a Gorlero por mail y, ante el interés que despertó en el director, quedó sellado el compromiso de la puesta en escena. Es que, aparte de sus proyectos propios, Gorlero acepta dirigir proyectos de otros, a los que les suma su sentido de la teatralidad: los viernes, en el Patio de Actores de Lerma 668 se está presentando otro de sus montajes entre el teatro y la música. Se trata de Gayola en París, un unipersonal interpretado Patricio Coutoune con música de tango. Preso en el París de los años ‘50, un ex boxeador cuenta su historia en clave de comedia, para luego terminar examinando con dureza un pasado irrecuperable.

Igual que Alma Mahler sinfonía…este proyecto también fue gestado en tiempos de pandemia: la esposa del actor, Pamela Jordán, escribió la dramaturgia cambiando la letra de los tangos preferidos de Coutoune para hacer referencia al covid. Ése fue el punto de arranque. Luego de perfilar al protagonista y su historia, ambos interesaron a Gorlero para que se hiciera cargo de la dirección del unipersonal, sumando aportes desde su vasta experiencia, dado que el actor no quería hacer “un musical de esos en los que hay un texto que cuenta algo y luego viene la canción”. Y como nunca hay dos sin tres, Gorlero estrena hoy en el Teatro Picadilly (Corrientes 1524) Minoica, pieza de su autoría, también bajo su dirección. Según adelanta, la obra fue “creada de manera lúdica, a partir del absurdo y del clown, con la idea de divertir y hacer reflexionar al espectador. ¿El verdadero monstruo es aquel individuo catalogado como peligroso? ¿O los verdaderos monstruos somos nosotros?”, se pregunta. La obra, según adelanta, plantea preguntas filosóficas sobre la naturaleza del tiempo, la eternidad y la repetición. Allí, el laberinto habla de la complejidad del tiempo y del espacio, así como la naturaleza intrincada de la existencia: Teseo representa una heroicidad ficticia que esconde la meritocracia y el ego desorbitado, en tanto que Asterión encarna la pasividad, la tolerancia, la espera y la supervivencia. Por su parte, Ariadna es el reflejo de la lealtad, mientras que Minos encarna la falta de escrúpulos y la mentira. Interpretada por un elenco de 10 intérpretes, esta reversión del mito de Teseo y el Minotauro, tiene música original de Martín Bianchedi y coreografías de Verónica Pécollo.

 

*Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción, Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), jueves a las 20 hs.