A las 12 del mediodía, unos 120 oficiales de las fuerzas federales ya estaban formados a la espera del inicio del acto en el Destacamento Móvil de Gendarmería, en San Martín y Virasoro. Y así se mantuvieron, imperturbables, durante las dos horas y media que pasaron hasta que se retiró el último de los presentes. Un solo momento les permitió salir de su congelamiento: cuando la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, realizó el saludo protocolar.

—Fuerzas de seguridad del Operativo Bandera, buenos días.

—Buenos días, señora ministra-, gritaron a coro los agentes de la gendarmería y prefectura naval.

Bullrich fue la última en llegar al destacamento pasadas las 13, acompañada de sus custodios. Se la vio sonriente y predispuesta; que sea el día que celebraba sus 68 años seguramente tuvo que ver. La fecha no pasó desapercibida. El propio gobernador, Maximiliano Pullaro, la recibió con un obsequio que la ministra abrió frente a todos: un pañuelo marca Cardon. Desde el área de protocolo de la Municipalidad se anoticiaron un poco más tarde, pero también se puso en marcha un operativo para hacerle llegar un presente a la funcionaria.

Pero lo que seguramente más contenta a Bullrich es que su gestión, al menos en los gráficos fríos de la estadística, tiene datos para mostrar. Y a eso vino a Rosario: a presentar los resultados del Plan Bandera, el operativo conjunto entre las fuerzas federales y provinciales puesto en marcha en diciembre pasado, con la intención de combatir el crimen en la ciudad. En su discurso, la ministra destacó dos datos: que de diciembre a mayo los homicidios bajaron un 60% interanual en Rosario y que de marzo a abril la caída trepa al 73%. Los números van en sintonía con los difundidos este fin de semana por el gobierno provincial, que informó solo 8 homicidios en mayo, cuando en el mismo mes del año pasado se habían registrado 32 muertes violentas. Además, en lo que va del año se cometieron 52 homicidios, contra los 139 registrados en el mismo lapso de tiempo de 2023.

No es algo menor. Mientras el PRO nacional se enreda en el laberinto de las internas y pierde cada vez más electorado por derecha, Bullrich –que parece haber saltado del barco a tiempo– va ganando terreno en un gobierno que la recibió como favor electoral, pero que hoy la abraza a las luces de una gestión con nada para mostrar más que la promesa de un futuro cada vez más incierto. Y así teje relaciones en las distintas provincias. Como el lunes, cuando se mostró custodiando la frontera junto al gobernador salteño, Gustavo Sáenz; o este martes, ponderando junto a Pullaro la baja en el número de homicidios de una ciudad que apenas tres meses atrás era el foco de atención de los noticieros nacionales por las amenazas públicas de bandas criminales contra funcionarios y civiles. 

Ser la funcionaria que se cuelga esos laureles dentro de un gobierno que desde hace semanas no logra explicar por qué se negó a repartir comida almacenada a punto de vencer, no es poca cosa.

Las voces de la jornada

El acto se desarrolló en el patio del destacamento. Allí se montó un atril con dos micrófonos para que desfilen los funcionarios, enfrentados a unas tarimas para que las cámaras de televisión puedan captar los discursos a buena altura. Nadie supo muy bien para qué se pusieron una veintena de sillas, en las que nadie se sentó. “Están para los periodistas, pero no se quieren sentar nunca”, se escuchó decir a uno de los organizadores. 

Todos los funcionarios quedaron de frente a las cámaras, con Bullrich y Pullaro en el eje central, acompañados del intendente rosarino, Pablo Javkin, y la vicegobernadora, Gisela Scaglia. En una segunda fila, la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck; no así el concejal Federico Lifschitz, que se mantuvo a la par del ministro de Seguridad santafesino, Pablo Cococcioni, y que a esta altura muestra más sintonía con el gobierno provincial que el local.

La mayoría de los discursos fueron celebratorios, aunque con una cuota de cautela. En la memoria de todos aun persiste el recuerdo de lo que pasó la última vez que las autoridades de seguridad salieron a festejar una baja en el número de homicidios en la ciudad: cuatro asesinatos mafiosos en cinco días. Por eso, el secretario de Seguridad de la Nación, Vicente Ventura Barreiro, destacó que no es el momento para ser “extremadamente optimistas”, pero consideró que se obtuvieron “los resultados esperados”. A su turno, Cococcioni consideró que la baja de los indicadores de violencia es apenas “un primer paso” que da el gobierno en ese sentido. “Había que adoptar medidas que en su momento fueron consideradas algo duras, pero estamos en una situación inédita en la provincia y en particular en la ciudad de Rosario”, expresó y agregó: “Hicimos lo que había que hacer para bajar la fiebre y controlar la situación”. 

Por su parte, Javkin pidió seguir adelante con las tareas que se vienen realizando. “Acá el Estado no tiene que resignarse, ni negociar, ni retirarse frente a las bandas criminales que les cambian la vida cotidiana a la gente para mal”, señaló. Mientras que Scaglia también dejó un pedido al gobierno nacional: que acelere el proyecto para bajar la edad de imputabilidad “para salvar a los chicos” vinculados al crimen. “El desafío de todos es tener mayor inclusión social en la provincia, oportunidades, y que nuestros jóvenes puedan tener una vida llena de proyectos”, manifestó.

La ministra Bullrich fue la única que leyó. A su favor, también fue la que compartió los números que se esperaban en la conferencia. Así informó que en el marco del Plan Bandera se realizaron controles sobre 606 mil personas, inspecciones sobre 278 mil vehículos, y revisiones sobre 180 mil motos, agregando que más de 1.500 fueron retenidas. “Esos controles específicos nos han llevado a una disminución del 60% de los homicidios en estos últimos seis meses”, aseguró y añadió: “Los procesos más importantes del continente nunca pudieron, en tan poco tiempo, bajar tanto los homicidios”.

Para la funcionaria, gran parte de los resultados se explican a partir de “un cambio paradigmático” que fue el refuerzo del control sobre las cárceles federales y provinciales. “Tuvimos una crisis que nos puso en jaque, con cuatro asesinatos a mansalva. Hoy podemos decir que los números nos favorecen enormemente. Hemos tenido en abril de 2024 la mayor caída, de un 73%, en relación al mes anterior en la ciudad de Rosario. Y este descenso significativo implica un retomar el territorio por parte de las fuerzas federales y la policía de Santa Fe, que estaba en manos de las bandas narcos”, remarcó.

Pullaro se encargó de cerrar el evento. Primero hubo agradecimientos para la “querida y entrañable amiga” Patricia Bullrich, a quien destacó su presencia “en los momentos más difíciles” que le tocó atravesar en la gestión pública. “Para nosotros es muy importante que hoy vengan las autoridades del Ministerio de Seguridad a hacer una reflexión de estos seis meses que venimos trabajando de manera ardua, cotidiana, en conjunto, con la firme convicción de que podemos salir adelante”, expresó y agregó: “En ese momento tan difícil tuvimos a una ministra de Seguridad de la Nación que no especuló”.

Además, el gobernador sostuvo que la gestión también está dando “un debate ideológico” en materia de seguridad: “Estamos cansados de que en Argentina nos digan que los delincuentes, los violentos, los homicidas y los sicarios, son víctimas de un sistema injusto. El preso que se quiera resocializar tiene todas las posibilidades de hacerlo. Pero también le decimos que si creen que desde la cárcel van a seguir llevando adelante acciones violentas están muy equivocados”.

 

Por último, el mandatario provincial respaldó el trabajo de las fuerzas de seguridad y les habló directamente a los agentes desplegados para el acto, que desde el mediodía seguían firmes en su formación. “Pedirles que no aflojemos, sigamos adelante y demostremos que cuando el Estado tiene una decisión política de avanzar contra las organizaciones criminales, es mucho más fuerte”, indicó. “Aquí tienen un gobierno que los va a defender”, les prometió.