"Nos tacharán de radicales, dirán que somos ultras, pero vosotros [sus seguidores] sabéis que no es verdad. Somos patriotas llenos de ilusión y vamos a superar las divisiones de esta nación con mano dura contra el crimen y la corrupción". Estas han sido las primeras palabras del agitador Alvise Pérez tras conocer los resultados de las elecciones europeas. La lista de Se Acabó La Fiesta ha sumado casi 800.000 votos y ha logrado representación en Bruselas. El ultraderechista apenas intervino en los grandes medios de comunicación y basó su estrategia en difundir fake news por Telegram. ¿Cómo ha conseguido tres escaños Alvise Pérez?
Se Acabó La Fiesta ha sido cuarta fuerza en 30 de las 52 provincias españolas, generalmente por delante de Sumar y Podemos. Por regiones, Alvise Pérez ha sido cuarto en Andalucía, Aragón, Illes Balears, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Murcia, La Rioja, Ceuta y Melilla. En Madrid, ha sumado 140.499 votos, lo que supone un 17,6% del total. El perfil del votante que simpatiza con los discursos extremistas del futuro eurodiputado es el de un varón que ronda los 40 años, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
"La relación de la extrema derecha con las redes sociales va mucho más allá de un simple conflicto generacional. Es probable que más personas hayan conectado con Alvise por Telegram que en los canales de YouTube o Twitch", precisa Iago Moreno, sociólogo y experto en política digital. Se Acabó La Fiesta centró buena parte de la campaña en alimentar el bulo de que las calles no son seguras y criminalizó las presuntas subvenciones que reciben las personas migrantes. La propuesta estrella de su programa era construir "la cárcel más grande de Europa" para meter dentro al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Alvise Pérez define Se Acabó La Fiesta como una agrupación de electores "antipolítica", pero su currículum dice todo lo contrario. El candidato ultra empezó su carrera en UPyD de la mano de Rosa Díez, para luego trabajar como asesor de Toni Cantó en el País Valencià. En los últimos tiempos, se dedicó a agitar las redes de círculos próximos a Vox. "Alvise pasó por todos los partidos escorados a la derecha hasta que se dio cuenta de que podía prescindir de ellos y crear su propia marca. El mensaje populista que nos vende es una contradicción. Él ha formado parte de lo que ahora tacha de casta y solo se apartó al ganar notoriedad. Lo que ha pasado este domingo es que ha sacado a mucha gente de la abstención", detalla David Bou, periodista y guionista del documental La Xarxa Ultra.
El agitador congregó en su acto de fin de campaña a cerca de 1.000 personas. Alvise se presentó en la plaza de Colón con cientos de papeletas, un megáfono y una camiseta con un QR que dirigía al público directamente hacia su canal de Telegram. "Es un tipo que ha sabido entender que había un espacio político alternativo [en la extrema derecha] que podía ensancharse y convertirse en nicho electoral. Alvise basa su discurso en una lógica conspiranoica que ha ido calando al sol de los alegatos extremistas de PP y Vox", continúa Iago Moreno. La desinformación ha sido clave para colar sus mensajes en los dispositivos móviles del 4,59% de los votantes.
"Los tomates del campo necesitan más papeles para salir del huerto que un inmigrante ilegal para entrar en este país". Este fue uno de los bulos que más repitió el candidato de Se Acabó La Fiesta durante las dos semanas de campaña. El exasesor de Ciudadanos aboga por la "deportación inmediata" de las personas en trámites de regularización y pide "renegociar" las relaciones con Europa. Alvise también ha dedicado esfuerzos a alimentar el fantasma del fraude electoral. El ultraderechista denunció "incidencias" en los colegios este domingo y sembró dudas sobre el voto por correo, todo ello sin pruebas ni argumentos de peso.
"La estrategia de Alvise toma como base el sesgo de confirmación. Es una persona que no manda mensajes para convencer a nadie, sino para reafirmar los pensamientos de su público. El programa de Se Acabó La Fiesta no hace propuestas en clave positiva, más bien todo lo contrario. La izquierda busca seducir al votante con propuestas positivas, muchas veces difíciles de explicar y argumentar. Ellos [Alvise] lanzan mensajes falsos y de oposición, porque consiguen una movilización más rápida y eficaz. Las fake news apelan a las emociones y por eso aquí funcionan tan bien", sostiene David Bou.
Los bulos como arma política
El éxito de Alvise Pérez empezó durante la pandemia. El agitador publicó un tuit en el que aseguraba que Manuela Carmena había recibido un respirador en su casa para no tener que hacer cola en un hospital. Mentira. El Juzgado de Primera Instancia Nº 59 de Madrid condenó al futuro eurodiputado a indemnizar con 5.000 euros a la exalcaldesa de Madrid por "publicar noticias falsas" sobre su vida privada. La cuenta de Alvise en Twitter ha sido suspendida –antes de la llegada de Elon Musk a la plataforma–, pero el referente ultra ha encontrado otras redes en las que esparcir fake news y discursos de odio.
Los perfiles del extremista suman en redes sociales –Instagram, Facebook, TikTok, Telegram– 1.800.000 seguidores, más que cualquiera de los partidos políticos con representación en el hemiciclo. "Alvise ha vivido un proceso de desplataformización. Esto es lo que ocurre cuando una persona utiliza sus redes para ganar relevancia a costa de difundir noticias falsas y discursos de odio, pero acaba siendo tan evidente que las plataformas deciden suspender su actividad. Esto es lo que le pasó en Twitter. En ese momento, se queda sin altavoces y decide dar el salto a Telegram", recuerda David Bou. Los chats de Público, El País y elDiario.es en esta aplicación no suman ni una quinta parte de los seguidores que tiene Alvise.
"Telegram le da rienda suelta para esparcir bulos, porque no aplica ningún tipo de censura ni regulación. Alvise permite los comentarios de sus seguidores en el chat. Esta es una forma de generar fidelidad entre su público. Lo que quiere es ruido, que hablemos de sus hazañas", continúa el periodista. El ministro de Transportes, Óscar Puente, denunció al agitador por difundir información personal y "ofensiva" suya en redes. José Luis Ábalos también lo acusó de violar su derecho al honor por haber compartido imágenes de su vida privada. El juicio está pendiente de repetición por un "error" administrativo. La Justicia todavía lo investiga por haber difundido una falsa PCR positiva del exministro de Sanidad, Salvador Illa, durante la pandemia.
¿En busca del aforamiento?
Alvise ha reconocido en su canal de Telegram y en distintas entrevistas que se presentaba a las elecciones europeas para buscar la inmunidad judicial en Bruselas. Los votos de casi 800.000 españoles le han permitido cumplir su objetivo. El líder de Se Acabó La Fiesta todavía no está aforado, porque tiene que esperar al levantamiento de las actas definitivas, pero disfrutará de estos beneficios nada más recoger el acta de eurodiputado. "Esto dificulta mucho los procedimientos legales, pero no los impide", detalla Gema Rosado Iglesias, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad Carlos III de Madrid.
"Los casos que salpican a los eurodiputados dependen del Tribunal Supremo, que al mismo tiempo debe pedir al Parlamento Europeo que levante el aforamiento. Alvise garantiza con este movimiento que algo que posiblemente se hubiera saldado con una condena quede temporalmente en el aire. Los delitos prescriben con el paso de los años, pero creo que en estos casos tenemos que interrumpir la prescripción, al menos, durante el tiempo que dure el aforamiento", termina la docente. Las elecciones europeas han sido para el agitador ultra una carta de presentación para empezar a trabajar en su próximo objetivo: un asiento en el Congreso de los Diputados.