“Quiero decir algo respeto a que me hayan declarado personalidad destacada de la cultura. Lo de personalidad… ¿quién sabe? Y lo de destacada… está por verse. Lo que es cierto es que fui, soy y seré un ferviente promotor de la cultura. Desde muy chico, cuando compraba El grillo de papel o Tiempo de cine, y recortaba y pegaba las figuritas de artistas en casa. Y eso me da mucho orgullo. Mucho más en este momento, cuando la cultura está amenazada, en riesgo, con la posibilidad de dejar de que muchos espacios dejen de existir, como la radio pública, Telam o la TV Pública”. Visiblemente emocionado, sin olvidar su compromiso con el arte ni mucho menos su sentido del humor ni su pasión por Racing, Carlos Ulanovsky recibió ayer el reconocimiento de parte de la Legislatura Porteña como personalidad destacada de la cultura, en un encuentro que -como sucedió hace casi 8 meses, cuando cumplió 80 años, en la Biblioteca Nacional- volvió a celebrar la vida de uno de los grandes maestros del periodismo argentino.

La familia Ulanovsky en todos su extensión se hizo presente en el Salón Dorado de la Legislatura porteña. La más cercana, la de sus hijas Inés y Julieta, sus nietos Bruno y Carmela, y su compañera Liliana, estaba estoica en primera fila. Pero también la familia ampliada por adopción, aquella que incluye a amigos y amigas, colegas, discípulos y compañeros de trabajo que admiran y quieren al homenajeado. Esa que va de Taty Almeida al dibujante Augusto Costhanzo, pasando por Víctor Hugo Morales, Any Ventura, Hugo Paredero, Gabriela Radice, Ari Lijalad, Nora Veiras, Luciana y Mario Mactas, Luciana de la Calle, entre muchos otros. Como Miguel Rep, que dio en la tecla con el dibujo que acompañó el acto, en el que una enorme letra “U” sobrevolaba la Ciudad -cual batiseñal- con la leyenda “Constelación Ulanovsky sobre Buenos Aires. ¡Por fin!”.

El acto formal comenzó con las palabras del legislador Matías Barroetaveña, autor de la iniciativa, que fue acompañada de manera unánime por los representantes de todas las fuerzas políticas. “Este es un reconocimiento a trayectorias pero también a valores y formas de ver el mundo -expresó el legislador de Unión por la Patria-. Cuando uno habla de medios de comunicación y periodismo, en la conversación siempre sale el nombre de Carlos Ulanovsky. Por su saber, por su obsesión por el trabajo, pero también porque vivimos tiempos complicados en los que parece que ni las trayectorias ni la razón ni la sensibilidad valen nada. Solo vale quién grita más fuerte, quién se anima al insulto más fuerte, incluso desde el poder. Frente a todo eso, a Ulanovsky lo quieren todos, porque es todo lo que necesitamos: necesitamos ese amor frente a la crueldad, esa inteligencia frente a la brutalidad, esa sensibilidad y voluntad de trabajo. El camino de Ulanovsky es el que debemos seguir, para ponerle mucha luz a esta oscuridad.”

Luego llegó el “momento Ula”, en el que el homenajeado tomó la palabra, flanqueado por Martín Giménez y Humphrey Inzillo, los compiladores de ese hermoso regalo de cumpleaños que fue Querido Ula: 80 cartas de amor para Carlos Ulanovsky (Ed. Orsai), el libro que en el mismo acto fue declarado de interés cultural por la legislatura porteña. “Uso audífonos. Una cosa de la edad. Entonces, cuando tengo que leer con anteojos y tengo puestos los audífonos, es muy incómodo. Ustedes sabrán disculpar”, bromeó -y no tanto- Ula, ni bien el locutor de ceremonial y amigo Agustín López Nuñez le cedió la palabra. “Estoy muy contento, espero que también lo esté diciendo mi cara, que a veces me traiciona. Este era un viejo chiste que hacía Jorge Guinzburg; claro que él como humorista lo hacía mucho más gracioso que yo. Te preguntaba 'ché, ¿cómo estás?', y si uno contestaba 'bien' o 'muy bien', replicaba: 'bueno, por favor, avisale a tu cara'”.

Ula agradeció a su familia, a los presentes, a los legisladores, a “esa gigante de la vida” que es Taty Almeida (“que todos los sábados me deja la frecuencia caliente en El Destape y yo me aprovecho”), a Víctor Hugo Morales (“que siempre está”) y muy especialmente a la familia de Alfredo Zaiat, a Santiago Lucía y a Alex Caniza: "hicieron posible que el día posterior a mi cumpleaños número 80 tuviera el orgullo de ser la voz del estadio en el Cilindro de Avellaneda, uno de mis lugares en el mundo, cuando Racing le ganó a Boca en el último minuto”.

En ese momento, el dibujo de Rep que se proyectaba sobre la pantalla gigante del Salón Dorado mutó a una imagen que reflejaba un extenso pizarrón de corcho con papelitos pinchados, de lectura ilegible. “Ese pizarrón es lo primero que veo cuando alzo la vista, sentado en mi lugar de trabajo”, aclaró el periodista y escritor. Ula contó que en esos papeles guarda frases propias y ajenas, consejitos, pensamientos, incluso órdenes para sí mismo, que lo organizan y representan. Futbolero al mango, esos papelitos están dispuestos en el pizarrón según su sistema táctico preferido: un 1-4-4-2 clásico. “De alguna manera, esos papeles son el equipo de mis sueños”, confesó el periodista, que pasó a leer y explicar cada una de las frases que conforman esa suerte de once inicial (ya no decálogo) periodístico, al que que se aferra al momento de ejercer la profesión que ama. A saber:

1: Carlos, dejate de macanas y escribí: “Son tantas las tentaciones, tantas las invitaciones, tantos los lugares a los que me gustaría ir que lo más fácil es dispersarse. Es una advertencia muy eficaz”.

2: Para que te vaya bien, decile que no a la mayoría de las cosas: “Lo aprendí más tarde de lo necesario, pero a partir de determinado momento supe cuanto vale un 'no' a tiempo. No es fácil, pero es imprescindible. Aunque a veces no caiga simpático”.

3: Cuando no sepas algo, lo mejor es decir "no sé": “Es imposible saber todo. Aquel que crea que podrá opinar alegremente, livianamente, impunemente sobre cualquier tema muy pronto se calzará el traje de chanta. No hablo de lo que no sé. No soy un todólogo. El 'Hablemos sin saber' solo era soportable en el programa de humor de Korol o uno parecido del gran Capusotto”.

4: No se pudo: “Llegó un momento en el que, con esfuerzo, empecé a convivir con la frustración. Me hubiera gustado tener una exclusiva con Woody Allen. No se pudo, pero un amigo sí la consiguió y me trajo su autógrafo en una foto que todavía conservo. Me hubiera gustado trabajar en un suplemento de viajes y conocer lugares fabulosos -y de arriba- del mundo. No se pudo. ¡Ah! También me hubiera gustado invitarlos a todos a comer después de este acto. Bueno, no se pudo”.

5: Agrega mucho - agrega poco / fácil de hacer - difícil de hacer: “Son preguntas que me hago antes de aceptar algo. Esas y otras más, como cuánto pagan o cuánto tiempo hay para entregar. Eso me ayuda a decidir si me meto de cabeza o si tengo que salir rajando”.

6: Mirala hasta que te guste: “La frase es de Oscar Díaz, diseñador gráfico del centro Editor de America Latina. Toda nota es un esfuerzo. Al menos en mi caso, que nada me sale de taquito. Cuando la exigencia me hace pensar que lo que escribí es una porquería, suelo decirme “Carlos, mírala hasta que te guste”. Y hay un momento en que empieza a gustarme”.

7: Hay vida después de Clarín. Y, más aún, hay vida antes, durante y después de Clarín: “Cualquier gran empresa se cree salvadora de tu vida solo por darte trabajo. Y cuando decidís alejarte, renunciás o te despiden, procuran que creas que sin ella no existís y que dejarás de ser quién sos. Eso es falso. Desde hace mucho tiempo. Desde cuando las fake news no existían”.

8: El que se la cree, se jode: “En nuestro oficio, de subsistencia muy débil, de claroscuros que hoy te ponen en la cresta de la ola y al rato te dejan tirado en la playa. He visto ascender y caer a muchos que se creyeron semidioses y terminaron más solos que Tarzán el día de la madre. Como dijo el Turco Sdrech, capo cronista de policiales cn quien compartí redacción: “¿Los laureles? Los laureles son pal' guiso”.

9: La profesión va por dentro: “Desde que empecé en 1963, no trabajé de otra cosa. Mis hijas no lo pueden creer. ¿Qué es lo nuestro? ¿Trabajo, profesión, ganapan o, como suele decir Humphrey, “la manera mas divertida de ser pobre”? Yo prefiero llamarlo oficio. Armonizar palabras e informaciones equivalente al que sabe colocar baldosas o lustrar una mesa. Siempre compruebo que la profesión va por dentro. Me pasa que no sé sobre qué voy a escribir, pero me siento y el músculo de la escritura me salva. Eso sí, Liliana, no me pidas que cambie el cuerito de la canilla… Podría provocar una inundación”.

10: Califico la calidad de las empresas en las que trabajo según la clase de baño que me ofrezcan: “Eso lo dije, desde las tripas y desde mi colon irritable, en algún momento de la década del '80. Pero pasó el tiempo y en mi calidad de facturero precarizado reformulé el dicho”.

11: Califico la calidad de las empresas en las que trabajo de acuerdo a la fecha del mes en que depositan el sueldo. “Les deseo a todos los presentes, periodistas o no, que ojalá trabajen -como me pasa a mí- en empresas que depositen el sueldo el 1° de cada mes. Yo trabajo en esa luminosa costumbre”

Las máximas de Ula para el oficio -en formato futbolero- desataron los aplausos y las risas de todos los que se acercaron al acto. No fueron las únicas. En el banco de suplente, el periodista enumeró otras ideas que también lo acompañan, como “Invéntese una ilusión cada tanto y verá qué bien le hace”, “Hay que escribir sobre lo que a uno le gustaría ser”, “Qué lastima que no exista un DNP, Documento Nacional de Periodistas”, o “Lo mejor es pertenecer a varios y distintos mundos y no avergonzarse de ninguno de ellos”. Luego afirmó: “Yo soy de Racing y del cine, del teatro y de los libros, del café con amigos y de la radio, de la calle y del periodismo, de los sueños con un mundo mejor y de la inaceptable realidad que estamos viviendo. Pero el principal mundo que me pertenece y me enorgullece es el del afecto con mis hijas, nietos y Liliana”.

Entre sus máximas periodísticas, que en su caso son frases y consejos para la vida, tal vez haya una que resume su manera de ejercer, entender y disfrutar del oficio que abrazó desde la adolescencia, cuando con su compañero de colegio Rodolfo Terragno fundaron la revista Orbe, en el Nacional Moreno. Es esa en al que Ula afirma que “el periodismo es lindo porque se conoce gente”.

“Es un dicho irónico, incluso escéptico, pero muy cierto -aseguró-. Lo comprobé muchas veces. Cada mujer u hombre que me tocó entrevistar, algo nuevo me enseñó. Con cada una de las notas yo aprendí algo. Hay que dejar atrás los prejuicios. Me pasó con Canela, que me resultó extraño cuando me propusieron entrevistarla, y aprendí mucho de ella y de la vida. Estar en un medio le facilita a uno una contraseña que nos permite acercarnos a personas interesantes y admirables. Es maravilloso. Tengo la teoría de que detrás de cada periodista se esconde un cholulo. He sido uno de esos y no me avergüenza. Me tienta hacer nombres pero solo voy a mencionar a quien fue mi único ídolo de la adultez: Roberto Alfredo Perfumo, el Mariscal, a quien sigo llevando en el corazón, y en casa lo tengo colgado en un cuadrito”.

Hacia el final, luego de los saludos a través de videos que numerosas figuras de la cultura, el periodismo y la política le quisieron dejar al homenajeado, Ulanovsky cerró una nueva jornada más de fiesta en su vida sabiendo que mañana (por hoy) no existe -al menos por el momento- reconocimiento alguno que sea capaz de escribir un buen articulo o de conducir un interesante y sensible programa de radio. “De modo -aclaró- que recibiré con mucho gusto y felicidad el diploma que me acredita personalidad destacada de la cultura de la Ciudad. Lo aceptaré, me lo llevaré, lo mandaré a encuadrar, lo colgaré en el mejor lugar de mi casa… e inmediatamente lo olvidaré. Porque así como el que se la cree, se jode, el que permanece en estado de premios, se paraliza”. Palabra de Ula. Palabra de maestro.