María Creuza reparte sus días entre Buenos Aires y Brasil. La embajadora de la bossa nova reside en la Argentina hace una década, pero pasa largas temporadas en su país para visitar a su familia y hacer lo que más le gusta en la vida: cantar. El sentido y contenido de su canto descansa, sobre todo, en la obra del músico y poeta carioca Vinicius de Moraes, con quien hace 54 años grabó en estudios ION, en Buenos Aires, aquel disco emblemático de La Fusa (1970), que tenía como objetivo capturar el ambiente del vivo de los conciertos en aquel café concert. “Yo necesitaba reencontrarme con el público y cantar esos temas que marcaron la vida de todos a través de lo que hice en La Fusa. Mi preocupación en este concierto es el repertorio que la gente me pide y canta conmigo”, dice sin vueltas Creuza, quien se presentará este jueves 13 de junio a las 20 en Café Berlín (Av. San Martín 6656) y repetirá ahí el viernes 26 de julio.
“Acabo de venir de un concierto en Rosario, en Sala Lavardén, y fue una maravilla. Por eso yo quiero el abrazo del público argentino que tanto amo”, enfatiza la cantante. “También quiero sentir con el público los temas de Vinicius de Moraes, que están en primera plana, y mostrar canciones de otros compositores, Tom Jobim, João Gilberto y Toquinho”, adelanta. “Mis comienzos fueron en café concert, así que voy recrear ese clima, a voz y guitarra, algo muy íntimo, bien bossa nova”. La gira comenzó el sábado en Sala Lavardén y después de Café Berlín continuará por Mar del Plata, Neuquén, Chaco, Misiones, Córdoba, Mendoza y San Juan, entre otros lugares. En vivo, además de cantar clásicos como “Tomara”, “A felicidade”, “Samba em preludio”,"Garota de Ipanema" y “Eu sei que vou te amar”, Creuza repasa anécdotas e historias “que el público no sabe” sobre Vinicius.
-¿Por qué sigue tan vigente la la figura de Vinicius de Moraes?
-Porque dejó un legado extraordinario. En Brasil hubo un antes y un después de Vinicius. Hay temas que realmente son un retrato mundial, como "Garota de Ipanema" o “Você abusou”, que no es de Vinicius pero fue uno de los momentos más generosos del poeta. Recuerdo que dijo: "tenés la libertad de cantar lo que quieras, lo que te guste". Y justamente yo venía de Bahía, de mi tierra, y le presenté dos autores que no eran conocidos y que estaban empezando, Antonio Carlos y Jocafi. Es un clásico que todo el mundo me pide y no puedo dejar de cantar. Vinicius fue mi compadre, mi amigo, mi gurú y mi maestro. Fue el gran encuentro de mi vida, me definió como cantante. Y lo voy a agradecer toda mi vida, porque fue una bendición.
-¿Esperaba que La Fusa tuviera esa repercusión? Pasaron más de cincuenta años y se sigue hablando de ese encuentro y ese disco…
-Jamás imaginé eso. No podría adivinar. Fue una cosa muy linda, una celebración. Y tuvimos una gran suerte de que la gente entendió perfectamente la magia de la poesía de las canciones brasileras, sobre todo las de Vinicius. Ese disco marcó para siempre. Yo cada vez estoy más agradecida, porque poca gente de nuestra generación tiene un disco con esa vigencia. Trasciende las modas, las tendencias y las vertientes musicales. Además, fue uno de los discos más vendidos de la historia de la música de Brasil.
-¿Las nuevas generaciones de músicos se siguen interesando por la bossa nova?
-Está apareciendo otra vez y teniendo espacio. Nunca desapareció del todo, en verdad. Sigue siendo una inspiración. Tiene vigencia por su palabra y su poesía. Y la melodía tiene una cadencia extraordinaria. Hay muchos músicos jóvenes que estudian bossa nova y eso para mí es una maravilla. Me siento un poco la profesora de estos chicos. Cuando tengo oportunidad, hago conferencias sobre el tema. Me encanta encontrarme con el público joven y curioso, porque me ayuda a seguir vigente. Quiero seguir en esto porque el de cantora es mi oficio. Para mí, que soy brasileña y canto en portugués, es una gran alegría ver cómo responde el público. Aunque no entiendan todas las palabras, no es un idioma difícil, tiene un sonido muy entrador. Hay mucha gente que canta bossa nova porque me escuchó a mí. Y todo eso es muy grato.
-Para Río de Janeiro la bossa es tan importante como el tango en Buenos Aires, ¿no?
-Sí. Brasil, que es un país con muchas tendencias diferentes, es muy rico; hay compositores extraordinarios, tanto en el sur como en el nordeste. Además de Vinicius, Tom Jobim o João Gilberto, también canto con la misma importancia y alegría a autores como Djavan o Caetano Veloso. De alguna manera, quería demostrar mi homenaje a estos autores extraordinarios que son responsables de la existencia de la bossa nova a partir de ése primer tema que ellos compusieron,"Chega de saudade" (Moraes-Jobim).
-¿Por qué se quedó a vivir en la Argentina y cuál es su relación con el país?
-Muchas veces me quedo seis meses, otras veces me quedo menos. Porque voy a mi casa en Río; tengo a mi hija allá y también dos hijos en Estados Unidos. Es una locura mi vida de viajera. Me casé con un argentino, entonces tengo motivos para estar en la Argentina. Me encantó primero la forma en la que me recibieron en La Fusa. Me marcó tanto que me sentí abrazada y escuchada. Entonces, tengo todos los motivos para amar a este país. Me gusta la diferencia de paisaje con Brasil. Y me gusta mucho el tango, me da saudade. Si ustedes son la nostalgia, nosotros somos la saudade. Estoy agradecida por conocer y escuchar a los autores de acá, como Fito Páez, Alejandro Lerner o Paz Martínez. Algún día voy a hacer un disco cantando temas de ellos…
-¿Nunca se le cruzó por la cabeza hacer un disco de tango?
-Sí, se me cruzó... pero no sé, quedó ahí.